Una mujer policía cometió un doble crimen para pagar un viaje a Disney

Una agente de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires fue procesada con prisión preventiva por el crimen de un matrimonio del barrio porteño de Parque Avellaneda.

Esa pareja fue torturada y ejecutada el mes pasado para robar los US$80.000 que Alberto Antonio Chirico, de 71 años, y María Delia Speranza, de 63, tenían en su casa. Otro efectivo de la misma fuerza de seguridad fue liberado al quedar solo acusado de encubrimiento del doble homicidio.

Fuentes judiciales consultadas por Télam dijeron que la medida fue adoptada por la jueza en lo criminal y correccional 63, Vanesa Peluffo, quien halló a Sonia Rebeca Soloaga, de 34 años, autora de «robo agravado por haber sido cometido con un arma de fuego en concurso real con homicidio criminis causa, reiterado en dos oportunidades, cometidos mediante arma de fuego y alevosía». Sospechan que esa policía cometió el doble crimen para obtener el dinero ahorrado por los jubilados y pagar así una deuda originada en un viaje de su hija de 15 años a Disney, en los Estados Unidos.

Además, encontró a la policía -que fue expulsada de la fuerza al conocerse la imputación en su contra- responsable del delito de «falsa denuncia» y trabó un embargo de $1.500.000 sobre sus bienes. De acuerdo con la resolución a la que accedió Télam, la magistrada también procesó a Diego Alberto Pachilla, también policía y pareja de la agente acusada, por «encubrimiento doblemente agravado», por tratarse el hecho de un delito especialmente grave y por ser funcionario público, le trabó embargo por $ 500.000 y ordenó su inmediata libertad.

Se le impusieron a ese sospechoso las obligaciones de concurrir al juzgado cada 15 días, no ausentarse por más de 24 horas de su domicilio sin la anuencia del tribunal y la prohibición de salida del país.

El hecho fue descubierto en la tarde del 11 de junio pasado, cuando policías que recorrían la zona observaron que se encontraba abierto el portón de la casa del matrimonio integrado por Chirico y Speranza. Los efectivos localizaron a una hija, que vive a una cuadra, y cuando entraron en la vivienda, situada en Eugenio Garzón 3581, hallaron los cadáveres de Chirico y Speranza. Al procesar a los policías -que no fueron aquellos que encontraron los cuerpos-, que trabajaban en la comisaría 9C, la jueza consideró probado que el hecho ocurrió «entre las 12.00 y las 14.30, ocasión en la que Soloaga aprovechó la relación que había logrado forjar con los habitantes de la vivienda porque el domicilio era cercano a la parada donde, por meses, prestó sus servicios de calle, y Chirico, especialmente, le habilitaba el uso del baño y le brindaba algunas comidas».

La jueza Peluffo remarcó que los policías «pergeñaron un plan para así ingresar a la vivienda y apoderarse de dinero en efectivo» por una suma aproximada a los US$80.000, ejerciendo violencia sobre aquellos y mediante la utilización de un arma de fuego, «una pistola marca Beretta asignada por la Policía de la Ciudad a Soloaga».

En el fallo que trascendió en las últimas horas se destaca que las víctimas fueron golpeadas fuertemente en la cabeza y que luego Soloaga -ya que la presencia de Pachilla en el lugar del hecho no pudo ser probada- robó el dinero, que se encontraba escondido en diferentes sectores de la casa: una caja de leche Verónica y otra de Maicena ubicadas en la alacena; un caño plástico con dos tapitas, y una caja de zapatillas, entre otros lugares donde la pareja guardaba sus ahorros.

Luego que la atacante se quedase con el botín, el matrimonio fue ejecutado cada uno de un disparo en la cabeza aplicado desde atrás mientras ambos se hallaban indefensos boca abajo, para lo cual se utilizó un almohadón como silenciador.

Con el objetivo de deshacerse de la pistola, cerca de las 14.30 del mismo día Soloaga denunció falsamente en la comisaría 7A que aquella arma le había sido sustraída durante un robo, circunstancia en la que ella -aseguró- debió efectuar dos disparos, momento en que se le trabó la pistola y que, según su relato, fue una circunstancia aprovechada por un delincuente para quitarle el arma reglamentaria.

La agente ahora procesada por doble homicidio también había asegurado que le habían robado $300.000 que llevaba en un bolso dentro de su automóvil.

Durante la investigación realizada por la División Homicidios de la Policía Federal Argentina, en la que también intervino la fiscal Estela Andrades, surgió que la agente hizo un recorrido distinto al que ella describió cuando llamó al 911 para decir que había sido víctima de un asalto.

En los videos registrados por las cámaras de seguridad instaladas en la zona del supuesto robo no se ven ni la persecución ni los tiros que fueron mencionados por la policía Soloaga.

Además, se descubrió que la agente dejó el celular policial con geolocalización al cuidado de dos comerciantes de la zona en la que estaba asignada y en el horario en que -se estima- fue cometido el doble crimen, para que figure su presencia en el área de la parada dispuesta para su tarea de vigilancia policial.

La sospecha de los investigadores es que la agente ahora imputada por el doble crimen preparó ese escena al dejar su celular en la zona asignada para su trabajo. De esa manera no habría registro de su paso por la casa de la pareja asesinada. Como posible hipótesis del crimen, la jueza menciona que Soloaga tenía que pagar un viaje de US$9000 a Disney por el cumpleaños de 15 de su hija, suma incompatible con lo que ganaba.

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