Preceptor y profesora abusaban de sus alumnas: a prisión 18 años

María Julia Asselborn y Luis Gabriel Sili fueron condenados a 18 años de prisión por haber reclutado a las estudiantes a su cargo para atacarlas mientras las filmaban.

María Julia Asselborn y Luis Gabriel Sili se conocieron en 2012 en la ciudad de Luján durante una capacitación para profesores de educación física, y empezaron una relación. Ambos eran docentes en distintas escuelas secundarias de ese distrito bonaerense. Él tenía 39 años y ella, 27.

A fines de 2015, tres años después, una estudiante presentó una denuncia en la que decía que Julia, su preceptora, «inducía a alumnas de quinto año a tener fiestas sexuales con su pareja», Sili.

Rápidamente, otras seis adolescentes de 15 y 16 años se plegaron a esa denuncia y los acusaron por haberles hecho lo mismo o al menos haberlo intentado. Asselborn y Sili estuvieron prófugos por varios días hasta que a fines de noviembre de ese año ambos fueron detenidos e imputados por «abuso sexual agravado, rapto y corrupción de menores».

Este martes, el Tribunal Oral Criminal Nº 6 de Morón los condenó a 18 años de prisión a ambos por abuso sexual con acceso carnal agravado y promoción de la corrupción de menores agravado de dos de las estudiantes. A ambas, en ocasiones distintas y por separado, las obligaron a tener relaciones sexuales con ellos dos juntos.

Asselborn, según la imputación, era la encargada de reclutar a las menores, a las que llevaba en su auto particular hacia la casa de Sili, un monoambiente en Merlo, para que tuvieran relaciones sexuales con ellos. En un de esas ocasiones, una de las denunciantes logró escapar de la casa por lo que originalmente la pareja estaba también imputada por rapto.

Como ese delito no pudo ser probado, la fiscal del caso, Daniela Barrozo, no hizo una acusación formal en base a esa calificación.

Pero los abusos no terminaban ahí, ya que la pareja también las filmaba. Por ese motivo es que en un principio fueron imputados por corrupción de menores, ya que se sospechaba que la eventual publicación de los videos tenía como fin encontrar interesados que pagaran para estar con ellas.

El tribunal integrado por los jueces Andrea Bearzi, Alejandro Rodríguez Rey y Cristian Toto también consideró como agravante el hecho de que la mujer fuera una de las encargadas de la educación de una de las víctimas.

A ella y otras alumnas de cuarto y quinto año, para poder forjar un vínculo cercano con ellas, les ofrecía borrarles las faltas o hacer cambios en sus calificaciones. A la otra joven, en tanto, la contactó por Facebook con la excusa de convocar a un equipo de fútbol femenino y le pedía fotos suyas de cuerpo entero. Por este motivo, a Asselborn también se le imputó el delito de grooming.

Durante el juicio, ninguno de ellos negó los hechos, pero cada uno lo justificó de diferentes formas. Asselborn, detenida en el penal de Magdalena, dijo que era víctima de violencia de género por parte de su pareja y que accedió a convocar a las chicas porque Sili la tenía amenazada con lastimar a su hija si no lo hacía. «Hace cuatro años que estoy detenida, mi hija me está esperando y, más allá de que no están las víctimas, pido perdón por lo sucedido», dijo ante el tribunal antes de ser condenada.

Sili, en tanto, reconoció la existencia de los encuentros sexuales pero dijo desconocer que fueran menores de edad y habló de «relaciones consentidas», de acuerdo al sitio Primer Plano. Además, se declaró inocente y pidió «que se haga justicia».

«La voluntad (de las víctimas) no se vio viciada», señaló el abogado de Sili, Sergio Javier Hernández, y reveló que por el delito que se le imputa, el hombre tiene «una vida carcelaria complicada» en su pedido de absolución. El abogado defensor de Asselborn, Hugo Oberti, fue aún más allá y solicitó que la mujer no sea condenada basándose en que hubo «consentimiento». «No veo dónde está el abuso si fue más de una vez», expresó también, y argumentó que «las víctimas se han desarrollado sexualmente sin inconvenientes» a pesar de lo ocurrido.

En su alegato, la fiscal Barrozo remarcó en ese sentido que «acceder no es consentir» y pidió 22 años de prisión para cada uno de los acusados. Finalmente, los jueces la redujeron cuatro años.

Las palabras de una de las denunciantes en el juicio –que describió junto a las otras testigos como «una preceptora copada» a Asselborn y contó que la docente le decía que debía tener relaciones con ella para que Sili no lastimara a su hija- evidencian que para ellas no fue un hecho menor. Tanto ella como la otra joven denunciante intentaron quitarse la vida tras los abusos: «Me arruinaron la vida», dijo ante los jueces.

Sus familias se mostraron conformes ante la pena, excepcionalmente dura.

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