Juan Manuel Frangio: por qué se retiró de la Fórmula 1 en su apogeo

El 6 de julio de 1958, once meses después de su quinto título en la máxima categoría, el Chueco corrió su último Gran Premio. Tenía 47 años y era un referente en el automovilismo internacional

Como a los próceres, a Juan Manuel Fangio se lo recuerda también en el día de su muerte, de la que este viernes se cumple un cuarto de siglo.

Él, que no cruzó la Cordillera de los Andes para liberar a una nación ni peleó por la independencia, hizo algo impensado para un muchacho argentino: ser cinco veces campeón, con cuatro marcas distintas, en la Fórmula 1. En la máxima categoría del automovilismo mundial permaneció por casi una década, pero no fue cualquier década: se trató de la que tuvo la mayor cantidad de accidentes fatales (17) en 70 años de historia. Quizás eso ayude a explicar el retiro del Chueco en su apogeo, once meses después de su quinto título.

«En la línea de largada faltan ahora muchos hombres que conmigo fueron en busca de una meta. Esas ausencias me hicieron reflexionar y comprendí que había llegado la hora de poner punto final a mi trayectoria deportiva. Francamente, alcancé mucho más de lo que imaginé en mis comienzos. Estoy satisfecho y por eso quiero dejar el lugar a los jóvenes que vienen pidiendo cancha. Gané 64 carreras con máquinas especiales. Ya está bien», dijo rodeado de periodistas en Buenos Aires, en su regreso al país, el 10 de octubre de 1958.
El retiro de Fangio, reflejado en el diario Clarín del 7 de julio de 1958.

Tres meses antes, el 6 de julio, había corrido su última carrera de Fórmula 1 en Reims, Francia. Llegó en el cuarto lugar con el Maserati, en un circuito en el que en 1954 había logrado la primera victoria de Mercedes Benz en su regreso a los Grandes Premios después de 15 años. El del 58 no fue uno más tampoco: Luigi Musso murió el mismo día que él se retiró.

«¿Por qué habría de seguir corriendo? Después de todo, ya no queda ninguno de mis amigos en las pistas. Tengo 47 años y la verdad es que me estoy poniendo demasiado viejo. No correré en la carrera de Nürburgring a realizarse el 3 de agosto, porque mi récord allí será batido con toda certeza y no creo que tenga posibilidades de mejorarlo. La de Reims fue la última carrera para Musso y para mí», le dijo al diario Il Giorno de Milán, el 23 de julio, dos semanas antes del GP de Alemania en el que murió Peter Collins. La sucesión trágica de hechos entre los pilotos de Ferrari se cerró con el fallecimiento de Mike Hawthorn, sucesor de Fangio como campeón, en enero de 1959.

Las muertes de Musso y Collins, sin embargo, no lo dejaron callado. Según consignó Clarín el 5 de septiembre de 1958, Fangio pidió hacer máquinas más pesadas, declarando que ahora los coches eran cada vez más livianos y los motores, más poderosos, por lo que no existía un equilibrio adecuado entre el peso, la potencia y la velocidad.
Pero no fue el temor a morir lo que lo alejó de las pistas. Ni siquiera después del accidente que sufrió en el GP de Italia de 1952, al despistarse en la curva de Lesmo del circuito de Monza. «Cuando desperté, estaba en el hospital. Pensé que es muy fácil morir sin darse cuenta. Uno se da cuenta de que no es tan triste morir, porque no hay tiempo de pensar», compartió en una entrevista que puede verse en el documental «Fangio, el hombre que domaba las máquinas», producido por Cinema 7 Films y disponible en Netflix​.

El balcarceño estaba seguro de que no perdería la vida a bordo de un auto. «Indudablemente hay que ayudarlo, el destino no viene solo. Si usted está acá sentado, no va a venir. Todos tenemos marcado un destino en la vida. Uno creo que está predestinado en la vida. Nadie se muere el día antes», solía decir.
¿Entonces, por qué dejar la categoría meses después de ganar su quinto título? Hubo dos motivos, según las declaraciones que hizo décadas más tarde. Uno fue el aspecto competitivo en una F1 con intereses comerciales a la vista. «Cuando uno está en su apogeo, es muy difícil declarar que va a dejar tal o cual cosa, pienso que en cualquier orden de la vida. Pero yo había hablado con el mecánico y le había dicho que si el coche andaba bien, yo iba a correr cuatro carreras ese año. De entrada, mi coche no se tenía muy bien. Pregunté por qué pasaba. Y me dijeron: ‘Le hemos cambiado los amortiguadores’. Pregunté por qué no teníamos los mismos. Y me respondieron: ‘Porque estos pagan’. Ya empezó a ser un poco más comercial la cosa y cuando estaba corriendo, a las 15 vueltas, se me rompió el pedal del embrague. Entonces, me quedé sin embrague», recordó.

El otro motivo fue el deseo de volver a la Argentina para estar con sus padres, Loreto Fangio y Herminia Déramo, quienes murieron en 1972 y en 1975, respectivamente. «Creo mucho en el destino y ese año todas las cosas se habían ido juntando. Había ido a Cuba, me secuestraron y no pude correr. En Indianápolis me dieron un coche que no andaba y mientras estaba corriendo (en Francia) empecé a pensar un poco en mis padres, a los que tenía ya muy viejitos. Todavía tengo tiempo de devolverles un poco por todo el sufrimiento que han tenido por el hecho de que yo estaba corriendo, porque un familiar sufre mucho», confesó después del retiro.

«Así que todo eso se ha ido juntando -observó-. Había ido a correr por un año y llevaba diez años corriendo. Ya estaba bastante cansado de las carreras. Y así decidí, mientras estaba corriendo: ‘Cuando termino ,dejo las carreras’. Y así fue», resaltó sobre aquel último Gran Premio en Francia.

Su retiro dejó la vara muy alta: en 51 carreras en la Fórmula 1, obtuvo 29 poles (56,77%), 23 vueltas más rápidas (45,1%), 35 podios (68,62%) y 24 victorias (46,15%), porcentajes que son los más altos de la categoría. Y pese a que Michael Schumacher y Lewis Hamilton​ superaron su récord de títulos, ninguno pudo hacerlo con cuatro marcas distintas: Alfa Romeo, Maserati, Mercedes Benz y Ferrari. Por algo fue El Maestro.

Sabrina Faija

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