Triple crimen: quién es el detenido por masacrar a una familia en Chascomús

Los cuerpos de María Eugenia Suárez y su hijo de 12 años, Ignacio Reddy, fueron encontrados por el administrador del campo donde ocurrió el hecho.

Más tarde fue hallado asesinado Diego Reddy, esposo y padre de las víctimas. El único detenido es otro de sus hijos.

Por Cecilia Di Lodovico.

Francisco Waldermar Reddy, policía de la bonaerense con tareas diferenciadas por una causa aún poco clara, fue detenido e imputado por la masacre de una familia en Chascomús. Las víctimas son su padre, Diego Reddy, la esposa de éste, María Eugenia Suárez; y el hijo de ambos, Ignacio Reddy, de 12 años, medio hermano del presunto triple homicida, que intentó engañar a los investigadores con una coartada en la que buscó involucrar a otros efectivos.

Diego Reddy, María Eugenia Suárez e Ignacio Reddy, las víctimas de la masacre de Chascomús
Diego Reddy, María Eugenia Suárez e Ignacio Reddy, las víctimas de la masacre de Chascomús

Reddy (h), de bajo perfil en redes y orgulloso semifinalista de las Noches del Modelito -una fiesta tradicional- en 2020, cumplió 20 años el 22 de diciembre. Esto es, siete días antes -según la causa- de haber ingresado cerca de las 17.30 con su camioneta Chevrlet S10 color blanca recién comprada a la “Estancia Los Pinos”, a 10 kilómetros de la Ruta N°2, sobre el camino conocido como ”Bajada Puerta del Diablo”, que cuidaban Readdy (p) y Suárez.

Según pudo reconstruir la investigación a cargo del fiscal Jonatan Robert, el asesino entró a la casa y, de forma alevosa, desde atrás y a una distancia menor a 25 centímetros, le disparó a la mujer que cocinaba sin percatarse de la presencia del intruso.

La bala impactó en la región occipital a la altura de la base del cráneo, es decir, de la nuca. Suárez murió en el acto. Luego, el homicida se dirigió a un galpón del establecimiento rural, a unos 60 metros de la vivienda. En ese lugar atacó a Ignacio de forma brutal: descargó el arma sobre su abdomen, a una distancia mayor a 25 centímetros, y lo golpeó varias veces con un elemento contuso y romo en la cara y en la cabeza. Lo dejó agonizando y escapó.

Ya había caído la noche cuando el administrador de la estancia, identificado como M.J.O. notó, al pasar, que había un tractor con el motor encendido en el galpón. El hombre se acercó al lugar y comenzó a llamar a Diego, nadie respondió. Fue al sitio donde el vehículo rural estaba en marcha. Vio tendido a Ignacio. Se horrorizó, pero fue a la vivienda. La vio a María Eugenia tendida en el suelo. Tuvo miedo y se retiró del lugar. Llamó a la policía. Trasladaron de urgencia al niño al hospital San Vicente de Paul, pero los médicos no lograron salvarle la vida.

La bala le atravesó el bazo y el riñón izquierdo. No tuvo oportunidad de defenderse, al igual que su madre.

El detalle del tractor que advirtió el M.J.O. permitió descubrir la masacre a poco de haberse desatado. De acuerdo a lo que se puede inferir por las cámaras de seguridad municipales sobre la Ruta N°2 que registraron la S10 de Reddy (h), a las 17.31, salir del establecimiento, luego regresar a las 17:59 y volver a salir 19:43, los homicidios ocurrieron entre las 17.30 y las 20.30 del viernes 29 de diciembre.

A esto se le suma la declaración de un peón que dijo haber escuchado, cerca de las 18.30, una detonación. Más tarde se conoció la incautación de una carabina marca Maheli, calibre 22, detrás del asiento trasero de la camioneta del presunto homicida, en el allanamiento a su casa, situada en la calle Olavarría, en Dolores. Los peritos de Policía Científica habían encontrado, precisamente, dos vainas servidas del mismo calibre junto a los cuerpos en la estancia.

Hasta este momento no había señales de Diego Reddy. Una de las hipótesis lo apuntaba como el autor de los crímenes. El homicida, por esas horas testigo, ensayó un escape. Denunció a la Fiscalía Federal de Dolores el secuestro extorsivo de su padre. Dijo que le exigían 7 millones de pesos. Le pidió a otro policía que lo llamara a su línea -en privado-, que ponga voz de hombre y que le pidiera plata. La coartada no llegó muy lejos. El efectivo aportó las capturas de pantalla de la conversación.

Las evidencias cercaron cada vez más al asesino. Un hermano del hombre desaparecido declaró haberle prestado una carabina calibre 22 ese mismo viernes a su sobrino. Horas más tarde apareció entre los pastizales de Los Pinos, el cuerpo de Diego. Presentaba heridas de arma de fuego.

Otras dos pistas complican la situación de Reddy (h). En la camioneta familiar, también una S10, los efectivos encontraron la presencia de manchas -presuntamente hemáticas- y una huella dactilar que se corresponde al supuesto homicida, que será indagado por Robert.

El fiscal considera que el caso está esclarecido. Aunque se rumorea una disputa por una herencia o una deuda, el móvil no fue aún establecido. “No constatamos faltantes, no había nada revuelto y encontramos efectivo en la vivienda, pesos, dólares y elementos de valor”, indicó a C5N el titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 10 descentralizada de Chascomús.

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