Perfiles falsos, robo de datos y cuentas vacías en las estafas bancarias en las redes sociales

Crecieron un 30% en los últimos tres meses y preocupan a los bancos. Uno ya decidió cerrar su cuenta de Instagram

El anuncio del Banco Galicia sobre el cierre temporal de su cuenta de Instagram.

Un cambio en el calendario de pago de su tarjeta de crédito había obligado a Micaela Marchetti a rediseñar su esquema financiero. Desde la modificación, estaba obligada a abonar el mínimo en la fecha del vencimiento y cancelar el saldo cuando cobraba el sueldo, unos días después.

La práctica ya le había generado un dolor de cabeza en marzo, cuando por disposición del Banco Central todos los pagos pendientes fueron refinanciados de forma automática, con un plan que incluía meses de gracia y reducía los intereses.

Los primeros días de septiembre, Micaela buscó adelantarse al problema y comunicarse con el Banco Provincia, donde tiene su cuenta, para informar que no quería hacer uso del plan de refinanciación. Llamó sin éxito al centro de atención al cliente, intentó operar por homebanking y consultó en la empresa emisora de la tarjeta. No tuvo respuestas.

“Busqué la página oficial del banco en Facebook y me contacté por mensaje privado. Unas horas después escribí en la última publicación pedirle si tenían algún número alternativo de contacto”, cuenta Micaela, una abogada de 29 años que trabaja en el Poder Judicial de Lomas de Zamora.

Su mensaje fue la carnada que esperaba una de las tantas bandas que tienen en jaque a los bancos desde el inicio de la pandemia.

Los ataques a través de cuentas falsas de entidades financieras en las redes sociales crecieron un 30% en los últimos tres meses, según estiman fuentes judiciales. La modalidad es parte de otro fenómeno mucho más amplio: entre el 20 de marzo y el 4 de agosto los reportes de estafas virtuales aumentaron un 650% con respecto al mismo periodo del año anterior.

Ante las restricciones para ir a una sucursal y las dificultades para comunicarse por teléfono, muchos clientes se volcaron a utilizar las redes sociales como canal de comunicación con los bancos. Las bandas dedicadas a las estafas virtuales vieron en ese fenómeno una oportunidad y comenzaron a contactarse con esas personas a través de cuentas falsas.

La proliferación de las estafas obligó a las entidades financieras a tomar recaudos. Algunos bloquearon los comentarios en sus perfiles. Pero la medida más drástica fue del Banco Galicia, que este miércoles cerró temporalmente su perfil de Instagram. “Es una decisión difícil, pero pensada para cuidar a los clientes”, explica a Clarín Pedro Adamovic, CISO de Banco Galicia.

Respuesta rápida y un extraño pedido

Pocos minutos después de escribir en la página de Facebook del banco, Micaela recibió un mensaje privado a través de la misma red social de una mujer que se identificó como ejecutiva de cuenta y le solicitó un número de teléfono para contactarla.

“Me llamó y le conté que ya había solucionado mi problema. Empezó a estirar la conversación y me dijo que para asegurarme tenía que ir hasta una cajero, sacar un ticket y pasarle los datos para que ella confirmara la operación. Cuando le dije que no tenía uno cerca, me contestó que me esperaba en línea hasta que llegara”, explica Micaela.

Ese último dato terminó de confirmar sus sospechas. Tras varios intentos fallidos, decidió cortar y no volver a atender los reiterados llamados de ese número, con característica de Córdoba.

Consejos para no caer en la trampa

Su reacción no es la de todos. “Muchas víctimas no detectan el engaño y pasan el nombre de usuario de homebanking y su clave. En otros casos las bandas no solicitan la contraseña pero te interrogan sobre las preguntas de seguridad y así la pueden cambiar. A veces te piden documento de frente y de perfil”, detalla Horacio Azzolin, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci).

Una vez que obtienen los datos, las bandas actúan rápido y con operaciones que complican seguir el rastro del dinero. “Cuando entran a tu cuenta no sólo te sacan la plata, sino que en muchos casos piden préstamos. Transfieren otras cuentas o compran algo rápido a través de transferencia”, agrega Azzolin.

Su equipo se encarga de brindar apoyo a los fiscales que reciben denuncias por estafas virtuales. No es un trabajo sencillo: las bandas tienen la capacidad de crear miles de perfiles en redes sociales por día.

“Al principio operaban con cuentas robadas, de 50 mil seguidores. Copiaban la foto de perfil y los datos de la página oficial. Eso les daba cierta credibilidad. Pero ahora vemos que proliferaron cuentas mucho más desprolijas, e igual había gente que picaba. También descubrimos que cuando los bancos bloquearon los comentarios, empezaron a escribirle a todos los seguidores informándole sobre un número teléfono para comunicarse”, señala Azzolin.

«Exilio analógico»

«La cuarentena provocó un fenómeno que yo defino como exilio analógico. Gente de que de forma obligada tuvo que utilizar herramientas digitales para las que muchas veces no estaba preparada. Los trámites y reclamos bancarios son parte de esas tareas», señala Sebastián Davidovsky, autor del libro Engaños digitales, víctimas reales, en el que relata casos de estafas virtuales.

La clave, para él, está en la capacitación. «Lo que falta es educación digital que permita saber cuándo, por ejemplo, una cuenta en una red social es oficial», remarca.

Los estafadores también utilizan otros canales para buscar a sus víctimas. En algunos casos, envían un mail que simula ser del banco y exigen ingresar el usuario y contraseña.

Otras bandas, más sofisticadas, arman páginas web falsas que son idénticas a las reales. Mientras la víctima cree estar ingresando a su homebanking, en realidad está entregando sus datos. Por eso, los especialistas aconsejan no acceder a la web del banco a través de los buscadores, sino colocando directamente la URL.

La reacción de los bancos

La alarma se encendió en las principales entidades bancarias del país. Por el momento Galicia fue el único que anunció el cierre de su cuenta de Instagram.

Otros bancos analizan qué medidas tomar. “Pedimos todo el tiempo a Facebook, Instagram y Twitter que se den de baja cuentas falsas, pero muchas veces la respuesta no es todo lo rápida que necesitamos. Es una situación compleja, porque el que termina perdiendo reputación y generando dudas en sus clientes es el banco, pero a su vez las redes son un canal de comunicación que puede ser muy útil”, analizan desde una de las entidades financieras más importantes del país.

En un banco de capitales internacionales aseguran que no tienen pensado cerrar sus redes. “El desafío es que los clientes sepan que un empleado de atención al cliente no te va a pedir información como claves y usuarios. Tampoco te va a solicitar fechas de nacimiento, domicilio, etc, porque ya lo tiene. Como mucho buscará verificar. Todo lo que es planteado como operación urgente nos tiene que encender el alerta”, explican los encargados de seguridad informática de la entidad.

Luis Moranelli

 

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