«Ahí estaba yo, tratando de ser Superman cuando en la vida real era Clark Kent», confesó en una ocasión la modelo nacida el 25 de agosto de 1970.
Eran los años 90 y una rubia de 1,80 de altura y pómulos marcados dominaba las pasarelas del mundo junto a su grupo de compañeras, las primeras top models. La fría belleza de Claudia Schiffer conquistaba a los diseñadores y a las marcas que la querían como imagen. Karl Lagerfeld la eligió para ser rostro de Chanel y pronto las principales firmas de lujo la tenían en la mira.
Pero quienes conocieron a Schiffer antes de la fama, nunca imaginaron que la tímida joven, nacida en Rheinberg el 25 de agosto de 1970, sería uno de los rostros más conocidos del mundo.
La joven Claudia fue descubierta en una discoteca de Dusseldorf cuando tenía 17 años y poco después las sesiones de fotos eran una constante en su vida.
«Cuando le dije a mis amigos que me iba a mudar a París para ser una modelo, ellos se rieron y me dijeron ‘es divertido, nunca vas a sobrevivir’ porque era muy tímida. Pero me di cuenta que cuando tenía maquillaje había una transformación y no me sentía como la Claudia tímida de un pequeño pueblo y podía hacer cosas escandalosas», recordó en una entrevista para Vanity Fair en 2017.
Ahí estaba yo, tratando de ser Superman cuando en la vida real era Clark Kent
Los años 90 significaron la consagración de Claudia Schiffer. Trabajó con Richard Avedon, Gianni Versace, Karl Lagerfeld, Mario Testino y otras figuras del diseño y la fotografía.
Lo que más recuerda de esa época es la «camaradería mezclada con una competencia mayor» y es que, según declaró a Dazed, si a alguien admiraba en esa época era a Naomi Campbell. «Tenía el mejor cuerpo que hubiera visto».
A diferencia de esos años, en la que Claudia sentía una conexión increíble con sus compañeras como la misma Naomi o Cindy Crawford, cree que las modelos más famosas de la actualidad enfrentan una mayor competencia.
«Es muy difícil compararnos porque ellas tienen su propio nivel de éxito digital y es más duro para las chicas porque hay mucha más competencia, pero gracias a Dios (por las redes sociales) porque ahora ellas tienen una plataforma donde pueden mostrar quiénes son realmente y crear plataformas para sí mismas».
Y si hablamos de redes sociales, Claudia tiene en su cuenta de Instagram 1,2 millones de seguidores, muy lejos de los más de 49 millones de Gigi Hadid o los 25 millones de su hermana Bella.
Pero para quienes siguieron la carrera de la top model, su cuenta de Instagram es una fuente de imágenes vintage de Claudia: sus portadas de revista icónicas, sus sesiones más famosas y también un vistazo a su vida actual.
Ahora, Claudia disfruta los desfiles de moda desde otro lugar. «Es un mundo diferente y estoy feliz de decirle (a las nuevas chicas) ‘esto es de ustedes ahora'».
La modelo pensó que su último desfile sería el de Yves Saint Laurent en 2002, pero en septiembre de 2017 se dio una reunión que podría catalogarse ya como legendaria.
Schiffer, Carla Bruni, Naomi Campbell, Helena Christensen y Cindy Crawford, la poderosa armada de top models de los años 90, desfilaron en una pasarela que se organizó como homenaje a Gianni Versace, a dos décadas de su muerte.
«Era todo supersecreto, ninguna de nosotras podía contarle a nadie nada, y cada una nos quedamos en un hotel diferente. Todas estuvimos recordando a Gianni, con quien trabajamos muy de cerca. Lo más bonito es que cada modelo de la nueva generación que estuvo en el backstage estuvo llorando y aplaudiendo», detalló la belleza alemana sobre el encuentro.
En realidad se trató de un caso excepcional. Después de más de una década de trabajo duro, Schiffer decidió poner un alto a las pasarelas para dedicarse a criar a sus hijos: Caspar, Clementine y Cosima, nacidos de su relación con el cineasta Matthew Vaughn.
Pero el no estar en las pasarelas no ha impedido que Schiffer se mantenga activa de alguna manera en el mundo de la moda.
En 2017 celebró sus 30 años de carrera, hizo una colaboración con un zapatero de Florencia para lanzar una colección. También lanzó una colección cápsula de maquillaje y su propia línea de calcetería, además de tener ya una línea de cuidado para el cabello y de prendas de punto. Y si eso no fuera suficiente, también presentó un libro con más de 1.000 de sus portadas de revistas favoritas (de hecho es la modelo con el récord de apariciones en tapas).
«He trabajado en este negocio por 30 años y lo amo. Amo la moda y he aprendido mucho de estos talentos increíbles. Para mí, es sólo diversión si estoy envuelta en el lado creativo de las cosas, el marketing, la promoción, eso es lo que sé. Estoy haciendo esto porque es divertido. No lo estoy haciendo porque necesite hacer más dinero. No quiero hacer algo donde sólo este puesto mi nombre en algo», explicó en la misma entrevista para Vanity Fair.
Para demostrar que Claudia sigue presente basta recordar que la revista Forbes la catalogó como una de las modelos mejor cotizadas, con una fortuna estimada en USD 100 millones y el pasado mayo sorprendió con una de sus publicaciones en Instagram.
Claudia Schiffer demostró que el paso del tiempo y sus tres embarazos no han hecho mella en su esbelta figura, pues compartió en la red social una fotografía en la que posó desnuda y cubriendo sus zonas íntimas únicamente con un bolso de la firma Chanel.
El pasado 14 de febrero, la modelo alemana ya se había dejado ver de manera similar con otro bolso de la misma marca, para deleite de sus fans, quienes no reparan en elogios para esta belleza eterna.
Un ejemplo más. A principios de este mes apareció desnuda en la revista Vogue Italia para conmemorar los 25 años de su primera aparición en esa publicación.
«Siento los 48 años y estoy orgullosa», aseguró la belleza alemana que cobró USD 200.000 por aparecer en una sola escena de la película Love Actually, hace más de una década.
Y hablar de sueldos millonarios no es algo ajeno a la modelo. Ya en el lejano 1998 se dijo que cobró 3 millones de euros por una campaña de Citroen.
Después de haber conseguido todo en el mundo de la moda, Claudia no teme a la edad y dice sin problema que su parte favorita de envejecer es «tener más recuerdos en el banco de la memoria y ver a mis hijos florecer».
