Todo lo que desnudó la renuncia del vicepresidente de Boca, Mario Pergolini

La partida del empresario destapó una olla que hasta el momento nadie del club quería abrir; el club se moviliza entre destratos, superposición de roles y desconfianza

El título sorprendió a algunos en la tarde del pasado miércoles: “Renunció Pergolini”.

Fue la frase más usada en medios, redes sociales y grupos de Whatsapp para referirse a un rumor del mundo Boca que venía cobrando fuerza hasta que LA NACION pudo confirmarlo.

Pero más allá de las letras de molde y las portadas de los diarios de este jueves, minimizado por el presidente Jorge Amor Ameal en su recorrida por diferentes canales de TV (“Se fue porque no se sentía cómodo. Es normal que pase”, dijo), el hecho en sí rompió una burbuja. Destapó una olla que hasta el momento nadie del club quería abrir.

El enojo es grande y se hace escuchar desde todos los ámbitos del club. LA NACION consultó a varias fuentes que confirmaron la tensión con la que se vive en el día a día. Claro, por temor a represalias que sienten que existen contra voces críticas, hablan con cuidado.

“Se hizo una lista para ganar las elecciones y no un equipo para conducir a la institución. Estas son las consecuencias. Se terminó de romper la Comisión Directiva, y Ameal perdió todo poder y consideración”, evalúa un ex dirigente histórico del club, que alerta: “Esto me recuerda a lo que pasaba en 1984”, en referencia a la peor época de Boca a nivel institucional y económico. En 2021 se ve una crisis institucional, aunque en algo coinciden la anterior gestión y la actual (en función de lo que fueron declarando en los últimos tiempos): Boca, económicamente, tendría las ecuaciones controladas. Las diferencias que se marcan son entre los montos que unos dicen haber dejado y los que otros afirman haber recibido, pero no se habla de problemas financieros en la Ribera.

Existe, además, una realidad que irrita a otras personas de la actual conducción: el Consejo de Fútbol se maneja con total autonomía y se les atribuye maltrato o destrato hacia personas que no forman parte de esa burbuja llamada predio de Ezeiza, donde las personas que no son del círculo íntimo tienen vedado el acceso.

Son varios los empleados y dirigentes del club que son mirados de mala manera cuando pisan el Complejo, o que directamente tienen la entrada prohibida. “¿Qué hacés acá?”, le preguntó una vez Cascini al propio Pergolini. “¿Un empleado destrata al vicepresidente del club?. Es el reino del revés. Nunca se vio algo así”, comparten.

Sorprende esa distancia que manejó desde el primer día el Consejo de Fútbol con Pergolini. Ajeno a la rosca política y sin intenciones de escalar en las redes de la dirigencia de un club de fútbol, fueron varias las ocasiones en las que el ahora exvicepresidente fue a reunirse con Riquelme y su gente para explicarles cuál era la idea del canal de Boca y el noticiero, y lograr algo básico: que los jugadores del equipo puedan ser entrevistados por el noticiero del club.

Consciente de que por un tema de desconfianza ellos preferían poner a su gente para grabar las notas o para involucrarse de alguna manera en lo vinculado al canal, Pergolini también aceptó eso: les dio total libertad para que ellos decidieran a quién entrevistar, cuándo, cómo y con qué personas de su confianza. De hecho, el primero fue Carlos Zambrano por decisión de ellos. Pero no hubo caso. La respuesta fue que harían algo similar al noticiero de Boca, pero a través de su canal propio. Como si fueran otra entidad, crearon @BocaPredio.

“Pero no te conviene, porque sería iniciar de cero una cuenta que no tiene tracción. Te conviene usar los canales del club, que tiene millones de seguidores, con los jugadores, los empleados y los creativos que vos quieras en lo referido a la realización. Pero el producto final metámoslo en las cuentas del club porque les llega a más hinchas”, les explicó Pergolini. No hubo caso.

Quienes trabajaron durante estos meses junto al ahora exvicepresidente de Boca lamentan su partida, pero no se sorprenden, después de formar parte de reuniones de trabajo en las que participaba Pergolini, y Ameal siempre marcaba la distancia y destacaba el “Ustedes” y “Nosotros” a la hora de llevar adelante tareas para la misma institución.

En ese escenario, Pergolini no hubiera podido quedarse. Porque la única forma de hacerlo era salir a decir que de ahora en adelante él propondría refuerzos. O hubiera empezado a hacer alianzas laborales con personas que le resultasen incómodas para Ameal. Eso hubiera sido entrar en un juego más tóxico y más hiriente, del cual nadie hubiera salido victorioso.

No hay que ser ingenuos. La renuncia de Pergolini se dio por una suma de cosas y no solo por la creación de la cuenta @BocaPredio. Incluso él mismo lo dijo en la mañana de este jueves, durante los primeros minutos de su programa radial en Vorterix.

Puertas adentro aun no toman magnitud de lo sucedido. Y consideran que la renuncia del empresario se debe a su condición de outsider. “En el mundo de la dirigencia de fútbol a veces te tenés que comer algunos sapos. Hay batallas que ganás y otras que perdés. Pero todo se resuelve desde adentro, y no yéndose”, analiza alguien de peso en la CD.

Hay un trasfondo mayor, y que está vinculado con la manera de conducir el club que tiene la actual Comisión Directiva. Son varias las voces dentro de la institución que consideran que la gestión de Ameal y Riquelme está basada en el destrato y el ninguneo. En ese contexto, Pergolini pudo haber dejado pasar una, dos o tres. Pero en algún momento iba a pisar el freno. Ocurrió este miércoles. Y dio el portazo.

La desconfianza hacia el mundo exterior hace que el Consejo de Fútbol se nuclee con gente cercana y obsecuente. En esas condiciones se dan llamativas contradicciones, como sumar a alguien en lo vinculado a la Comunicación del predio que no trabaja codo a codo con el responsable de prensa que el club asignó para el plantel.

También desde el manejo económico salen a flote problemas. En el afán de destacar un achicamiento necesario en la planta permanente del club, la conducción amealista no incorporó a nadie en 15 meses. En cambio, contrata a empleados para cargos muy variados, e incluso a gerentes, que deben facturarle al club como monotributistas. Al mismo tiempo, el club tiene a decenas de empleados que cobran su sueldo, que están las 24 horas en sus casas porque nadie las convoca y porque no les dan tareas.

Hay cosas que, por acción u omisión, se hacen mal. Aun sin pretender eso. En el afán de destacar que Boca había logrado pintar toda la fachada de la Bombonera en tiempo récord a costo cero, el club no tomó las medidas de seguridad adecuadas y, a las pocas semanas de asumir, falleció un pintor que participó de los trabajos.

Cómo seguir adelante

En la búsqueda de soluciones frente a todo este desorden interno, hay quienes creen saber cómo acomodar el club. Pero dudan de que eso ocurra. Son varios los que piensan que Ameal está mal rodeado. Con dirigentes que tienen muy buenas intenciones, pero que no tienen la experiencia o la capacidad suficientes para ocupar esos cargos.

Un ejemplo se dio hace unos días, cuando hubo una reunión donde iban a contar detalles de un flamante convenio económico y deportivo con China. Lo único que se dijo es que era algo muy bueno para Boca. Y no detallaron más nada. La única pregunta que se hizo al respecto fue “¿Va a ser muy bueno para Boca? ¡Genial!”, y nada más. Solo un puñado de personas sabe detalles de ese acuerdo.

También hubo cambios operativos que generaron malestar con responsables históricos de determinadas tareas. Una de ellas fue el tema de la Indumentaria. Desde siempre administrado desde las oficinas de la Bombonera, hoy todo está centralizado en el Complejo de Ezeiza. Nadie del club tiene acceso a información vinculada con el stock de prendas que posee el club.

El desahogo sorprende y empleados que eran muy críticos de la gestión de Angelici lo son más de la actual conducción. Esa misma fuente agrega: “El club tiene que estar unido, y eso es responsabilidad de Jorge. Si un día te tenés que insultar con Román, hacelo. Y al otro día te amigás. La dirigencia de un club de fútbol es así, constantemente. Son discusiones normales. Pero acá no. Jorge le tiene terror a Román. Y mientras, te dan a entender que en Ezeiza todo es Disney, con empleados felices. Eso van a mostrar en Boca Predio: una burbuja”.

Los chisporroteos continuarán, porque así funciona inevitablemente la política. En un club de fútbol, en una empresa o en un país. Lo que queda claro es que la conducción actual del club deberá replantearse lo ya realizado y corregir que hizo mal. Está a tiempo. Hasta el momento, el que pierde, siempre, es Boca.

Pablo Lisotto – La Nación

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