Mundial de Qatar: el empate de México y Polonia le vino bien a la Argentina

Ganador del premio The Best de la FIFA en 2020 y 2021, máximo anotador de la Bundesliga siete veces con Bayern Múnich y Borussia Dortmund, autor de 18 tantos en sus primeros 19 encuentros con Barcelona. Robert Lewandowski ha hecho del gol la herramienta para edificar su éxito.

Sin embargo, el grito le sigue siendo esquivo en una Copa del Mundo. Ya se había ido seco de Rusia 2018. Y este martes, en su debut en Qatar, tampoco pudo. Ni siquiera desde el punto del penal. Lo dejó con las ganas el inoxidable Guillermo Ochoa, que inició su quinto Mundial siendo el hombre decisivo en el opaco empate 0 a 0 entre México y Polonia, un resultado que Argentina terminó viendo con buenos ojos después de su derrota ante Arabia Saudita.

No había podido contra Senegal, Colombia y Japón hace cuatro años, en una decepcionante labor individual y colectiva. Tampoco pudo contra México. Y la frustración no fue solo por el penal desperdiciado. Lewandowski, capitán, hombre récord en presencias (135) y máximo goleador histórico de su seleccionado (76), padeció 90 minutos cercado por tres zagueros rivales y separado por una estancia de su compañero más cercano, el intrascendente Zielinski. Así, casi no pudo probar con sus pies la textura de la Adidas Al Rihla.

La única chance de la que dispuso, que también fue la única de su equipo en 90 minutos, la autogeneró en el arranque del segundo tiempo: a pura potencia y maña se metió en el área mexicana y Héctor Moreno interrumpió su paso como pudo. Después de un largo conciliábulo de los encargados del VAR y de la revisión del australiano Chris Beath en la pantalla ubicada al pie del campo, el árbitro cobró el penal del que se hizo cargo el centrodelantero. Entonces entró en acción Ochoa, quien en el primer período no había tenido que ensuciar su prolijo atuendo celeste: voló contra el palo izquierdo y desvió el remate.

El verdugo de Lewandowski y el salvador mexicano fue un hombre que este martes, como un rato antes lo había hecho Lionel Messi, se sumó al selecto grupo de futbolistas que disputaron cinco Mundiales (en los próximos días podrían incorporarse su compatriota Andrés Guardado -fue suplente y no ingresó- y Cristiano Ronaldo). Pero también uno de los jugadores que había estado en el ojo de la tormenta en las semanas previas al inicio del certamen. En la extensa lista de reclamos que la prensa le había expuesto a Gerardo Martino estaba el pedido de exclusión del veterano cancerbero de 37 años.

Con su vuelo, Ochoa silenció a sus detractores. Con su juego, el combinado mexicano seguramente no habrá logrado tanto, aunque dejó una mejor impresión que el cauteloso y amarrete conjunto polaco. Los norteamericanos fueron siempre más ambiciosos, manejaron más y mejor el balón, y apostaron a romper por las bandas con el inquieto Lozano y con las constantes proyecciones de Gallardo. Pero les costó transformar esas intenciones en concreción. Las pocas veces que llevó peligro al área rival encontró buenas respuestas del arquero Szczesny. En ello influyó la ausencia de Raúl Jiménez, quien está volviendo a la acción tras una inactividad de dos meses y medio: Martino recién lo mandó a la cancha a falta de 24 minutos.

El 0 a 0 en el Estadio 974, sumado a la derrota de Argentina un rato antes, dejó al grupo C frente a un destino impredecible y a México con un mejor sabor de boca que a Polonia. Tendrá que ratificarlo el sábado ante el conjunto de Lionel Scaloni si pretende mantener su sueño de jugar cinco partidos en un Mundial, un objetivo que no han conseguido en sus últimas siete participaciones (en todas capituló en los octavos de final). Para ello, necesitará algo más que las manos de Memo Ochoa.

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