Copa Sudamericana: Lanús humilló a Independiente

Lanús eliminó a Independiente tras un contundente 3-1 en Avellaneda y clasificó a semifinales de la Copa. El Rojo se quedó sin su principal objetivo

Lanús es mucho más que el equipo que avanzó a semifinales de Sudamericana haciéndole tres goles en un tiempo a Independiente.

El Rojo logró humillarse en un puñadito de minutos, despedazando por el aire una buena parte de esa construcción grano a grano que intenta llevar adelante Lucas Pusineri. Y se lo hizo a sí mismo, como si un instinto autodestructivo apareciera en el campo de juego y volara cualquier buena intención en su DT de llevar a cabo una transición, involucrando pibes y cuidando el mango. Ese -a grandísimos rasgos- modelo exitoso que el Granate afianzó pero que no todos pudieron imitar.

Sucede que es bastante más difícil atravesar los momentos espinosos cuando no se cuenta con la paciencia que en el Sur les tienen a los suyos cuando la mano viene brava. Y más aún si algunos de sus futbolistas parecen hasta ponerse de acuerdo para mostrar sus costados más torpes todos juntos y a la vez. Como si unas ganas indomables de aparecer en el programa de Lavecchia se apoderaran de sus piernas. Una explicación paranormal, aunque sea, que justifique el caño que Pablo Hernández quiso tirar dentro de su propia área y que se convirtió en el primer gol de Lanús; la mediocre actuación teatral de Barboza para pedir una falta que no existió, lo que derivó en el tanto de Pepe Sand; o el blooper de Alan Franco que Orsini cambió por go-la-zo de vaselina.

El 3-1 (Roa descontó en el final) desnudó a ese Rey que intentaba reconstruir la relación con sus feligreses a base de humildad, juveniles y reencontrarse con su esencia, y que ahora necesita de un milagro para jugar una Copa en 2021. Y enalteció a la versión más original y exitosa de club modelo que apuesta por lo suyo y que cree en sus postulados no sólo como una medida de emergencia ante la malaria. Puede haber tropiezos y errores que precisen corregirse, pero el camino es el que recorre Lanús. Es el largo, sí, pero el que hace historia. El que edifica su propia mística y escribe el relato de su era dorada, la de los héroes como Laucha Acosta y Sand, y de los pibes como Belmonte o Morales. La que hace escuela.

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