Boca cayó por la mínima ante el Deportiva Pereira y postergó la clasificación a octavos

Boca Juniors

El elenco auriazul perdió por 1-0 en Colombia y quedó sin invicto; tenía controlado el partido, pero cometió errores en los últimos 20 minutos; intentará pasar a los octavos de final como local, frente a Colo Colo y Monagas

Por: Claudio Mauri

Gran parte del partido con los ojos abiertos, despierto, y en los pocos minutos en que se durmió le cayó la pesadilla de la derrota. Boca no hizo negocio en su primera visita en la historia a la cancha de Deportivo Pereira. En los últimos 23 minutos (ocho adicionados) tiró todo por la borda entre nervios, imprecisiones y errores (el empujón leve de Jorge Figal a Ángelo Rodríguez en el área propia).

Ni siquiera recobró la cordura con el penal que Sergio “Chiquito” Romero le atajó a Juan Zuluaga (el tercero que contuvo desde que llegó a Boca). Su lapsus continuó, y el equipo ya no volvió al planteo racional que estaba haciendo. El despiste lo llevó a permitir que Johan Bocanegra sacara un centro con toda la comodidad del mundo; Arley Rodríguez se anticipó al cierre de Frank Fabra y definió con un furibundo cabezazo: 1-0, por la cuarta fecha del grupo F de la Copa Libertadores.

“Tuvimos un poquito de descontrol que debemos corregir. Esto nos va a dejar muchas enseñanzas. No aprovechamos momentos del partido. Cuando mejor estábamos en el segundo tiempo, nos sorprendieron”, fue una de las primeras reflexiones de Jorge Almirón. Antes había ocurrido todo lo contrario. Hubo un Boca ordenado, sin desatenciones y con el punto justo de intensidad para responder a la presión que desplegó Pereira desde el comienzo. Ante el riesgo al que se expuso un par de veces al intentar salir jugando desde atrás con Figal y Fabra, no tardó en cambiar el registro con envíos largos para saltar líneas. A todo lo que quisiera proponer, Pereira debía ganárselo con esfuerzo e inventiva, porque Boca evitaba los descuidos.

Almirón abrió otro capítulo en su manual táctico, que lo muestra muy intervencionista en los planteos y la elección de los intérpretes. Quizá sean las benditas herramientas que el plantel hacía trascender por lo bajo como una carencia de Hugo Ibarra. El nuevo entrenador dejó de lado su innovación en el puesto 8/7 de Luis Advíncula, a quien retrasó a la ubicación habitual de defensor lateral. El dibujo pasó a ser un 4-3-3, con Darío Benedetto acompañado por Sebastián Villa y Norberto Briasco, aunque estos dos cumplían con el retroceso para darle espesor y consistencia a la mitad del campo que Pereira intentó controlar.

El compromiso colectivo fue un buen andamio para sostenerse y bajarle las revoluciones al rival. El primer tiempo fue más áspero que bien jugado, con algunas interrupciones por futbolistas que quedaban golpeados y escasas sucesiones de pases.

Progresivamente, tras un arranque entusiasta de Pereira, Boca fue cumpliendo el objetivo de no verse apurado. El ambiente del estadio en el que una vez Diego Maradona marció un golazo en Argentinos Juniors tampoco lo distrajo. Le faltaban, sí, fluidez y sorpresa para atacar. Alan Varela se metía entre los defensores centrales para sacar la pelota desde atrás y Pol Fernández y Martín Payero preferían más guardar su posición en el medio que soltarse para romper líneas en ataque.

Boca fue un poco más agresivo cuando Villa y Briasco cambiaron de banda, y Advíncula y Fabra se proyectaban para generar superioridad numérica. Sin crear situaciones claras de gol, arrimó algo de peligro con centros cruzados y algún remate de media distancia.

Boca llevaba un control del partido sin zozobras atrás, pero también con pocas luces y profundidad en ataque. “Nos faltó del medio hacia adelante”, reconoció Almirón. Si pretendía una noche tranquila, estaba consiguiéndola.

Para el segundo tiempo ingresó Nicolás Valentini, un central zurdo, por Facundo Roncaglia, integrante de una zaga con Figal en la que los dos son diestros. El detallista Almirón habrá encontrado alguna conveniencia de perfiles. Siguió asentado Boca en el inicio del segundo período. El enérgico Valentini casi sacó premio en un córner propio. Pereira, ya marginado del cuadrangular del torneo colombiano, pone sus energías e ilusiones en la Libertadores. Sus recursos futbolísticos son más escasos. Las corridas de Jimer Fory por la izquierda representaban la mayor amenaza para Boca.

Por una vez se encendió la alarma en el cuadro argentino, cuando una pérdida de Advíncula tras una pelota detenida derivó en un contraataque de cuatro contra dos. Lo habría pagado caro si el remate final de Jhonny Vásquez no hubiera sido tan sencillo para Romero. Con la entrada de Marcelo Weigandt, Advíncula pasó a jugar unos metros más adelante. Y Cristian Medina ingresó para aportar ese pase extra y asociativo que no estaba dando Payero. El dominio del visitante, aun sin tanta profundidad, se acentuó, mientras Pereira se paraba para el contragolpe.

Nada hacía presagiar lo que pasó en el último tramo del encuentro. Ante un Boca repentinamente descolocado y flojo de papeles, Pereira, que cerca había estado en la Bombonera de llevarse una victoria que el local le arrebató con una resurrección final, se encontró con tres puntos que no parecían tan al alcance.

La imagen final de Boca afeó el rendimiento correcto que había tenido, sin ser nada del otro mundo. El equipo no adelantó la tarea de la clasificación y le quedan dos fechas (Colo Colo el miércoles 6 de junio y Monagas el jueves 29) en la Bombonera para cumplir con los deberes.

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