Un avión de Aerolíneas Argentinas aterrizó de emergencia en Neuquén: susto en los pasajeros

Se vivió una escena dramática esta semana cuando los pasajeros de un vuelo de Aerolíneas Argentinas (AA), que había partido de Bariloche, se encontraron en la necesidad de realizar un aterrizaje de emergencia en Neuquén.

Aproximadamente 20 minutos después de haber despegado de la pintoresca ciudad de Bariloche, en la provincia de Río Negro, el piloto tuvo que cambiar el plan de vuelo debido a un fallo técnico que generó gran preocupación entre los ocupantes de la aeronave.

El incidente ocurrió en el vuelo AR1639, que se dirigía desde el Aeropuerto Internacional Teniente Luis Candelaria, en Bariloche, hacia Ezeiza. Según los informes, el problema estaba relacionado con la presurización de la cabina, lo que requirió la realización de una maniobra de emergencia.

El vuelo había despegado alrededor de las 20:18 de la noche del martes desde la ciudad patagónica, con la intención de llegar al aeropuerto internacional de Ezeiza alrededor de las 22:15, según el plan original. Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado. Uno de los pasajeros, identificado como Nicolás, compartió la angustiosa experiencia y el pánico vivido a bordo. «Estamos bien, pero vivimos momentos muy difíciles. Estábamos viajando con nuestros hijos de 2 y 4 años, y el más pequeño terminó con uno de los oídos sangrando», relató Nicolás.

Continuando con su narración, Nicolás describió la incertidumbre de la situación, mencionando que «se empezó a sentir un calor insoportable». «Hubo una persona que se desmayó en el avión», agregó. «Era como estar bajo el sol en una playa. El calor era extremo… y la falta de aire», continuó, añadiendo: «Comenzamos a percibir un olor a quemado, a combustible y aceite. En ese momento pensé que no lo íbamos a contar».

Quejas sobre la atención en el aeropuerto

Según el testimonio, tras el aterrizaje de emergencia en Neuquén alrededor de las 21:00, la asistencia por parte del personal en tierra fue muy deficiente. Aerolíneas Argentinas no proporcionó explicaciones y la gestión posterior al aterrizaje de emergencia solo intensificó el malestar.

«Nos dejaron esperando durante dos horas sin siquiera ofrecernos un vaso de agua. La improvisación fue sorprendente», dijo Nicolás. En su caso, reveló que tuvo que pagar un taxi para que su hijo, que tenía sangrado en el oído, recibiera atención médica.

«Esperamos una ambulancia que nunca llegó. Tuvimos que pagar un taxi hasta una clínica privada. Solo atendieron a una chica que se desmayó y a algunas personas más que no se sentían bien. Tardamos entre una y una hora y media en recuperarnos de esa sensación de sofocación», relató.

En respuesta a estos eventos, Nicolás dijo que fue contactado por un representante de Aerolíneas Argentinas al día siguiente del incidente, aunque sin ofrecer mayores detalles sobre el seguimiento del caso. «Tuve que pagar todo y ahora tengo que presentar un reclamo en el sitio web para que me reembolsen eso», precisó.

Nicolás también expresó sorpresa por la falta de respuesta del personal de seguridad del aeropuerto después del incidente. Los acusó de «falta de humanidad» hacia los afectados. «La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) estaba al otro lado del mostrador tomando mate, mientras la gente estaba tirada en el aeropuerto. No les habría costado nada acercarse, preguntar cómo estábamos y si necesitábamos algo. Pasaron dos horas antes de que nos dieran agua», enfatizó.

Otro pasajero, identificado como Gabriel, compartió una experiencia similar, mencionando que a algunos pasajeros con niños se les asignó una habitación de hotel, pero que la mayoría permaneció en el aeropuerto de Neuquén esperando el nuevo vuelo. Según informó el diario Río Negro, varias personas necesitaron atención médica debido a malestares y problemas generales de salud.

Después de este difícil episodio, Nicolás comparó la experiencia con el vuelo de regreso que finalmente abordaron en la madrugada. A su parecer, la aeronave que los transportó desde Bariloche presentaba problemas evidentes incluso para un ojo no entrenado. «Era un avión que claramente no estaba en condiciones de volar», concluyó.

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