Por qué los niños y adolescentes con COVID persistente presentan daño pulmonar duradero

o determinó un reciente estudio que analizó los cambios en la estructura y la función pulmonar en menores con infección previa por SARS-CoV-2. Qué impactos tiene sobre la salud a largo plazo
Estudios previos habían dado cuenta de que aunque el COVID sea leve, los niños pueden desarrollar síntomas prolongados (Getty) Estudios previos habían dado cuenta de que aunque el COVID sea leve, los niños pueden desarrollar síntomas prolongados (Getty)

El estudio de los efectos a largo plazo de la enfermedad por COVID-19 se acelera a medida que aumenta el número de sobrevivientes y más personas son diagnosticadas con lo que los especialistas dieron en llamar COVID prolongado.

Conocido también como long COVID o síndrome post COVID, se trata ni más ni menos de las afectaciones en órganos que van más allá del sistema respiratorio y que son propias del cuadro inflamatorio sistémico que provoca el SARS-CoV-2 en el organismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto, definió al COVID prolongado como el cuadro que implica síntomas que persisten durante un mínimo de 12 semanas y otros factores, como las manifestaciones que provocan una nueva limitación de la salud o el empeoramiento de una afección médica subyacente preexistente. Según se identificó, el cuadro afecta tanto a quienes tuvieron un cuadro grave como leve de la infección viral, y a personas de todas las edades.

Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Radiology reveló que “los niños y adolescentes que se recuperaron de COVID-19 o que tienen COVID durante mucho tiempo muestran daño pulmonar persistente en la resonancia magnética”.

La naturaleza de la fase post-aguda de la infección es poco conocida en las personas más jóvenes. Y si bien la tomografía computada mostró un daño persistente en los pulmones de los adultos, se trata de un método diagnóstico que usa radiación ionizante y tiene un valor diagnóstico limitado en los niños, donde los cambios pulmonares debidos al COVID-19 son menos pronunciados.

Ferdinand Knieling, MD, especialista en pediatría y medicina adolescente de los Departamentos de Pediatría y Medicina Adolescente del Hospital Universitario Erlangen en Alemania es el autor principal del estudio, y explicó: “Concebimos este estudio cuando la evidencia de casos de COVID-19 prolongados o posteriores en adultos estaba creciendo. También fue cuando se vieron los primeros pacientes con síntomas inespecíficos en nuestro departamento y los padres comenzaron a preguntar sobre una asociación con una infección previa”.

Knieling y sus colegas estudiaron los efectos del COVID-19 en niños y adolescentes mediante resonancias magnéticas de campo bajo, debido a que “la resonancia magnética funcional de campo bajo resuelta en fase morfológica y de respiración libre puede identificar manifestaciones pulmonares persistentes después de la infección por SARS-CoV-2″.

“Como padres, también queríamos averiguar qué riesgos podría tener una infección -agregó Knieling-. Afortunadamente, nuestros departamentos se unieron para usar su nuevo escáner de resonancia magnética diseñado para investigaciones en niños y adolescentes”. Para el trabajo, los investigadores observaron los cambios en la estructura y función pulmonar en niños y adolescentes de una edad media de 11 años con infección previa por SARS-CoV-2. De los 54 pacientes, 29 se habían recuperado y 25 tenían COVID prolongado.

Ninguno había requerido ingreso hospitalario durante el período de la infección viral, y al momento del estudio, los síntomas que informaron fueron dificultad para respirar, problemas de atención, dolor de cabeza, fatiga y pérdida del olfato. Los resultados del grupo de COVID-19 se compararon con los de nueve niños (control) sanos.

La resonancia magnética permitió a los investigadores derivar la coincidencia V/Q, una medida del flujo de aire y sangre en los pulmones que detecta ciertos problemas pulmonares.

“Las coincidencias V/Q mostraron disfunción pulmonar persistente en los pacientes que se habían recuperado de COVID-19 y en aquellos con COVID prolongado -observaron los investigadores-. La coincidencia V/Q fue del 62% en el grupo recuperado y del 60% en el grupo de COVID prolongado, ambas considerablemente más bajas que la coincidencia del 81% en los controles sanos”.

Las implicaciones a largo plazo de estos cambios pulmonares siguen sin estar claras, pero para los autores del trabajo, los resultados justifican “una mayor vigilancia del daño pulmonar persistente en niños y adolescentes después del COVID-19″, según aseguró Knieling. Y finalizó: “Ya comenzó un ensayo de seguimiento y buscamos comprender cómo cambian los hallazgos con el tiempo. Además, examinaremos más de cerca otros órganos para ver cómo esto se correlaciona con nuestros hallazgos”.

Facebook
Twitter

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio