Mientras algunos ven en este acercamiento una oportunidad para consolidar alianzas con La Libertad Avanza (LLA), otros lo rechazan categóricamente, considerando que pone en juego los valores históricos del partido centenario.
El contexto electoral de 2025 alimenta esta polarización. A pesar de la foto, el Gobierno no ha dado señales claras de buscar un acuerdo con la UCR. Según Mariano Campero, uno de los protagonistas del encuentro y recientemente expulsado del partido, la posibilidad de colaborar electoralmente fue apenas insinuada durante la reunión. Sin embargo, el panorama sigue siendo incierto, tal como lo expresó uno de los gobernadores radicales: “¿Por qué querrían aliarse con nosotros?”.
Estrategias provinciales y desafíos internos
La perspectiva de un “urnazo” para el oficialismo en 2025 es compartida incluso por los más críticos de Milei dentro de la UCR. Este análisis ha llevado a que cada provincia y legislador adopten estrategias diferenciadas según sus necesidades locales. Un dato clave es que varios de los diputados que participaron en la reunión con Milei deben renovar sus bancas el próximo año, lo que explica parte de sus posicionamientos.
En Mendoza, el gobernador Alfredo Cornejo ya ha manifestado públicamente su interés en una alianza con LLA, señalando coincidencias en las políticas de ambos gobiernos. Además, el ministro de Defensa, Luis Petri, ve en esta coalición una plataforma para posicionarse de cara a la gobernación en 2027.
En Córdoba, sin embargo, el panorama es más tenso. Mientras Rodrigo de Loredo y Soledad Carrizo buscan defender sus bancas, otros referentes, como Ramón Mestre, rechazan cualquier acercamiento con el oficialismo nacional. De Loredo, crítico de Milei, apuesta a las elecciones de 2027, donde planea competir por la gobernación.
El avance de los libertarios en los bastiones radicales
El crecimiento de La Libertad Avanza en provincias tradicionalmente dominadas por la UCR, como Corrientes, ha encendido alarmas. Gustavo Valdés, gobernador y líder del partido en la provincia, enfrenta la presión de garantizar la continuidad del radicalismo frente a una oposición libertaria en ascenso. Similar preocupación se vive en Santiago del Estero, donde la posibilidad de alianzas ha generado divisiones internas y denuncias cruzadas.
Un sector del radicalismo santiagueño acusa a Evolución, liderado por Martín Lousteau, de intentar frenar cualquier acuerdo con LLA. Por su parte, los libertarios locales niegan estar en negociaciones con la UCR, aunque algunos dirigentes radicales aseguran lo contrario. Este clima de incertidumbre complica las chances de una oposición unificada capaz de desafiar al oficialismo provincial de Gerardo Zamora.
El dilema radical: entre los extremos y la centralidad política
En medio de estos debates, los dirigentes nacionales de la UCR reflexionan sobre el futuro del partido. Reconocen que la fragmentación interna y la falta de un liderazgo claro han debilitado su posición en distritos clave como la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, donde el radicalismo ha perdido protagonismo.
“La UCR debe encontrar un equilibrio entre las alianzas estratégicas y la preservación de su identidad política”, afirman. En este sentido, recuperar centralidad implica superar la tentación de alinearse con extremos como Milei o Cristina Kirchner y reconstruir una propuesta que represente a un electorado amplio y moderado.
El año 2025 se perfila como un desafío crucial para el partido centenario. Entre intereses individuales, tensiones territoriales y la presión de los libertarios, la UCR enfrenta el reto de redefinir su rol en el mapa político argentino.
