Javier Milei: “No voy a cobrar mi dieta,que la gente me pague lo que ellos quieran”

El candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires habló con Clarín en el ciclo de entrevistas por las elecciones del 14 de noviembre

Javier Milei, quien encabeza la lista para diputados nacionales en la Ciudad de Buenos Aires por La Libertad Avanza, abrió este martes el ciclo de entrevistas de Candidatos en Clarín, que se realiza en la Redacción del diario de cara a las elecciones legislativas.

-¿Cómo cree que estará usted el 14 de noviembre a las 11 de la noche?

-Esperando el resultado y en función del resultado, haré una lectura. O sea, en lo único en que yo ahora estoy ocupado es pura y exclusivamente en seguir transmitiendo los valores y las ideas de la libertad a los individuos y a los ciudadanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ese es el objetivo central. Después, que nos acompañe una mayor cantidad de personas o no será, digamos, fruto de si logramos transmitir bien o no las ideas.

-¿Qué es lo que primero que va a presentar como diputado cuando esté en la Cámara?

-Bueno, nosotros lo que tenemos como enfoque es plantear la política desde una perspectiva moral. Plantearlo desde una perspectiva moral tiene dos consecuencias directas sobre lo que uno no va a hacer y sobre lo que sí va a hacer, que es tan importante como lo otro. Por ejemplo, nosotros nunca vamos a subir impuestos, nosotros nunca vamos a crear nuevos impuestos, no vamos a ir contra la libertad, ni contra la propiedad y obviamente contra la vida. ¿Por qué? Porque ese es el ideario liberal. Y eso significa que no vamos a aceptar ninguna de esas cosas, que sí toda la casta hizo. Y por otro lado, lo que sí vamos a hacer es enviar proyectos, que lo que hacen es quitarle el peso opresivo del Estado a las personas para que seamos más libres. Un caso emblemático es proponer una reforma financiera, que a la postre termine, digamos, con la eliminación del Banco Central o avanzar en el sistema de obra pública basado en la iniciativa privada, en el modelo chileno, que son elementos que hacen que los políticos no puedan robar. Por ejemplo, el planteo del Banco Central es moral. El Banco Central nos roba 5 puntos del PBI. Eso puesto en la historia monetaria argentina, significa que, como tenemos Banco Central desde el ‘35, hoy tendríamos un PBI per cápita como el de Estados Unidos. Además, es un impuesto sumamente regresivo porque pega entre 25 y 30 veces más fuerte entre los vulnerables. Es decir ¿Qué más progresista que eliminar el Banco Central y que de una vez por todas se termine la inflación?

-¿Y qué cree que hay que hacer con la inflación, los precios y el dólar?

-La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Los controles de precios son una aberración. Hay un libro que se llama “4.000 años de controles de precios y salarios” y el subtítulo es “Cómo no combatir la inflación”. La última edición en español, de hecho, tiene prólogo mío y te cuenta la historia de los controles de precios desde los 1.800 antes de Cristo. Nunca funcionaron. Ahora voy a pasar otro dato más. Cuando uno toma la historia argentina desde la mitad del siglo XX para adelante, Argentina siempre tuvo controles de precios, salvo durante la convertibilidad, que fue el único momento en que no tuvo inflación y hubo tipo de cambio fijo. El dinero se vuelve endógeno y la cantidad de dinero en la economía es la que quieren los individuos. O sea, si vos querías tener más pesos en la convertibilidad ¿qué hacías? Tomabas tus dólares y los vendías al Banco Central y andabas con los pesos. Es decir, que la oferta y demanda de dinero era igual. Entonces no hay pérdida de poder adquisitivo. ¿Qué pasó con el dinero? La corporación política lo reventó, hizo volar ese instrumento. Pensá qué fue el plan de convertibilidad, fue el plan más exitoso de estabilización de la historia argentina y de hecho trajo además crecimiento. Esa regla era una regla monetaria muy dura, donde no sólo el Banco Central era independiente, sino que además tenía especificada la regla de intervención. Y no sólo eso, sino que además tenía fuerte consenso social y además toda la estructura de contratos estaba montada en la regla, es decir, parecía que era prácticamente imposible salir de ahí. ¿Y qué terminó pasando? Cuando la casta política se quedó sin financiamiento para seguir con los desbordes fiscales, se llevaron puesta la regla monetaria. ¿Y qué te dijeron de diferente? Primeros cuatro años del kirchnerismo, 10 por ciento de inflación promedio, los segundos 20, después 30 durante Macri, 40, ahora 50. Y estamos al borde de una hiperinflación. Basta. El problema es el Banco Central. ¿Querés terminar de verdad con la inflación? Elimina el Banco Central. No va a haber más inflación.

-¿Qué ve en sus rivales? ¿Hay algo que le gustaría tener de ellos y no tiene?

– Yo estoy feliz de ser como soy y ser quien soy. Es decir, porque vivo consistente con mis preferencias. Yo no le tercerizaría a nadie la aprobación.

-¿Cómo se cierra la grieta?

– Hay que tener una idea de qué es la grieta. Para mí hay una grieta que no es entre el kirchnerismo, y Juntos por el Cambio. Es falsa esa grieta. Esa grieta, de hecho, no existe. En estos días apareció Rodríguez Larreta hablando de que hay que hacer bien los controles de precios. No hay buenos controles. Está mal porque es un avance sobre el derecho de propiedad. Además es antiliberal hacer eso. Pero la grieta para mí no es entre los K y Juntos por el Cambio, sino que en realidad la grieta es entre la casta política y los argentinos honestos. De alguna manera el sistema democrático va a tener que hacer su trabajo para que se empiece a limpiar el sistema. O sea, que no tengamos a estos corruptos arruinarnos la vida. Porque a la Argentina, digamos, cada vez le va a peor.

-¿Qué haría con los cortes de calles y rutas?

– Es legítimo que vos hagas tus reclamos, que te quejes, pero no podés violentar el derecho de los otros de transitar. El que está reclamando, no sé, más planes sociales o que sean de mayor valor está haciendo que el que está trabajando y está pagando la cuenta no pueda trabajar. Por lo tanto va a haber menos para pagar. Entonces, lo primero es que entiendan de equilibrio general y dinámico y además que entiendan lo que es una restricción de presupuesto y entiendan que el derecho es el derecho a transitar. Vos no puedes estar coartando la libertad a las personas. ¿Para qué está el Estado?

-¿Legislaría sobre el control de precios?

-No, no, jamás control de precios porque aparte el control de precios es un avance sobre el derecho de propiedad privada. Es lo más antiliberal que hay. El sistema no funciona y se derrumba. Control de precios cero para terminar con la inflación. El problema está en el Banco Central. Tenés que reconocer que la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Cada vez que la oferta de dinero crece por encima de la demanda o cae la demanda de dinero hace que suban los precios.

-¿Está a favor o en contra del uso por parte de la policía de las pistolas Taser?

– A favor. Es decir, no puede ser que las fuerzas de seguridad estén desarmadas, desvalidas frente a los delincuentes. Cuando bajás el costo esperado del delito, el delito aumenta. ¿Entonces, y cuál es la ventaja de una pistola como la Taser? Que permite que cubras la función de seguridad sin ir contra la vida humana.

-¿Qué piensa de la ley de alquileres?

– Hay que derogarla. De hecho, cuando estuvo el tema de la ley de alquileres, yo discutí con (Daniel) Lipovetsky y le dije: “Mirá, en esto la teoría económica es clara y la evidencia empírica es contundente”. La oferta se retrae y la oferta que queda deteriora su calidad. Por lo tanto, los precios van a subir mucho más que proporcionalmente. Y a los que vos supuestamente querías favorecer los vas a terminar perjudicando. ¿Y qué terminó pasando? Hay menos propiedades, son de peor calidad, son de mayor precio y además perjudican a los inquilinos. Es decir, cuando yo le planteé eso a Lipovetsky, Lipovetsky me contestó con algo, digamos que la verdad fue una cosa bastante fuera de lugar. ¿Cuáles son los hechos? Terminó pasando lo que yo dije. Cuando vos estudiás microeconomía, el libro básico que leen en el primer curso de microeconomía es el de (Hal) Varian. El capítulo uno es sobre el mercado de alquileres. Es decir, tendría que haber leído el primer capítulo de un libro de microeconomía intermedia, o sea, algo bien al alcance de todos.

-¿Quién tiene la culpa del avance de la pobreza?

– Tiene que ver con el modelo que la Argentina aplica desde hace más de 100 años. Argentina, con el correr del tiempo, fue abrazando dosis crecientes de socialismo. Esto yo lo planteé de modo novedoso en el debate y desarrollé el modelo. Todos ellos adhieren de alguna u otra manera a esta idea, que es que donde hay una necesidad nace un derecho. ¿Cuál es el problema? Que el derecho alguien lo tiene que pagar. Entonces, si las necesidades son infinitas. ¿Qué vas a crear? ¿Derechos infinitos? ¿Vas a tener una explosión de gasto público? ¿Y cómo termina? Siempre en crisis fiscales. Si yo tomo desde el inicio del siglo XX hasta hoy hubo 17 crisis fuertes e importantes. 15 tienen origen fiscal. No sólo eso, de los últimos 120 años solo en 10 tuvimos superávit fiscal. Por eso Argentina tiene la presión fiscal más alta del mundo para los que están en blanco. Desde la década del ‘50 hasta hoy, la mitad del tiempo la Argentina vivió en recesión. ¿Y dónde está siempre el problema? El problema está en el gasto público. El problema está en el Estado. ¿Y quiénes son los que se benefician de eso? Los políticos, la casta, la casta se enriquece. Los argentinos somos cada vez más pobres.No puede ser que el que labura, que se esfuerza, el que trata de progresar, se tenga que ir del país o hundirse, digamos, como esclavo de la política. Está mal. ¿Y cuál es la consecuencia? Que es un país decadente. Por eso prende tan fuerte el discurso de la libertad y donde prende más en los sectores más vulnerables. ¿Sabes por qué? Porque se exigen. Si ellos se equivocan, no morfan.

– ¿Tiene que haber un tiempo limitado para las carreras de los políticos?

– Bueno, el problema es que cuando vos quedás muy involucrado en la dinámica del poder, perdés conciencia de cómo es la vida real y eso le pasa a muchos políticos. No puede ser que estés todo el tiempo viviendo del trabajo ajeno. Digo, no puede ser el parásito permanente. Bueno, de hecho yo voy a renunciar a mi dieta. Ahora estoy de licencia en mi trabajo y en caso de ser electo diputado nacional, además renuncio a vivir de dar conferencias. Seguiré hablando de la libertad y el liberalismo y el capitalismo en todo el mundo, como lo hago siempre.

– ¿No va a cobrar su dieta?

-Exacto. Renunciar a la dieta. Si no me dejan hacerlo, no importa. ¿Saben que hago? Voy a hacer un sorteo público donde la gente se lleve la dieta. Yo no la voy a cobrar. Si el resto de los diputados no me dejan avanzar en un proyecto para renunciar a la dieta, la dieta la voy a poner a disposición y que sea sorteada y se la lleva el que gana. El sorteo se sorteará por Lotería Nacional. Yo no le voy a costar un solo peso a los pagadores de impuestos. Es más, voy a anticipar algo, voy a dar una primicia. Voy a hacer un mecanismo para que la gente voluntariamente determine cuánto tengo que ganar. Vamos a instrumentar un sistema de contribuciones, donaciones, o sea bien transparente, que lo vea todo el mundo. Y ahí lo que vos vas a tener es que yo voy a ganar lo que las personas, los argentinos, decidan que vale mi actividad como diputado. Definitivamente, les doy mi palabra. Si no es así, vayan y me sacan a patadas de la banca. No tengo ningún problema.

-¿Usted cree que consiguió hablarle a los jóvenes como no consiguió hacerlo hasta ahora la política tradicional?

– Sí, pero eso tiene que ver también con un contexto internacional. Sería más fácil decir que yo soy Gardel con guitarra eléctrica, pero no lo soy. No soy Gardel ni sé tocar la guitarra eléctrica. Mejor, porque hay uno que toca la guitarra y bastante mal nos está llevando. No tiene onda, ja, ja, ja. Le falta rock and roll. Al margen de esa cuestión ¿qué es lo que pasa? Los jóvenes son naturalmente rebeldes contra el statu quo y hoy el statu quo es de izquierda. La rebelión natural es ser liberal. No sólo eso. El sistema de educación pública en Argentina, por más que esté gestionado por privados o sea estatal, es un sistema de adoctrinamiento, que te adoctrina en la religión del Estado y lo que hace es crear esclavos de la religión del Estado. La rebelión a eso es ser liberal. Eso es lo que explica que los jóvenes estén tan abiertos a las ideas de la libertad.

-¿Qué piensa de la despenalización de las drogas?

-Esa pregunta se contesta con preguntas. ¿Hay Estado de bienestar? Si no hay Estado de bienestar y estamos en el mundo anarcocapitalista ahí dale: drogas libres. Pero si hay Estado de bienestar y ese Estado se ocupa de la salud, entonces la pregunta es ¿La cuenta la tengo que pagar yo? Yo no quiero pagar la cuenta de eso. Hacé lo que quieras con tu vida, lo que quieras, literalmente, mientras que no violente. Es lo que es el liberalismo, el respeto irrestricto, el proyecto de vida del prójimo. Mientras que vos no violentes nada, a mí no me importa nada. Es decir, vos querés suicidarte en cuotas, que es drogarte, hacelo, es tu vida. Lo que no quiero es que me hagas pagar la cuenta. Si vos no me hacés pagar la cuenta de tus decisiones, hacé lo que quieras. Yo no quiero el Estado metiéndose, digamos, en todas las cosas que se mete. El Estado lo arruina todo. Lo que toca al Estado lo arruina, hasta las relaciones personales arruina. El matrimonio es un contrato entre partes. Entonces, ¿por qué un tercero que no sabe nada de esas dos partes se mete en el medio? Lo único que puede generar es malestar. De hecho. Yo sé que nadie me lo va a admitir públicamente, pero todos admiten que su relación previa al contrato era mejor que después del contrato. Me están dando la razón. Cuando vos estás de novio y cuando te hacés el loco, te ponen la rayita y te dicen ¡ey! O sea, la próxima tenés que ir a mercado. ¿Cuál es el problema? El problema es que cuando hay contrato y es difícil romperlo, ahí estalla la negociación. Y bueno, entonces vos agarrás, te disfrazas del Barón Amstrong, te subís al gozo y salís a marcar rayitas en tu avión.

-¿Usted está planteando el poliamor?

– Yo lo que estoy planteando es que los contratos sean libres y que todos los acuerdos sean voluntarios. Entonces, si vos querés tener un no sé, un vínculo donde no son dos, sino que son tres, o son cuatro, o son cinco, temas de ustedes.

-Pero nadie impide eso.

-Ese contrato no existe. Yo lo que no quiero es que se meta el Estado. Porque si vos estás en una relación uno a uno y llegas a tener una relación fuera del contrato regulado por el Estado, sí tenés problemas.

-Usted se opone al aborto.

– Yo también me opongo al aborto, pero eso lo hago desde una visión filosófica, desde una visión biológica y desde una visión matemática. El liberalismo es el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y a la propiedad. Es decir, se le da un rol central a la vida. Sí, porque sin vida no hay ni libertad ni propiedad. Punto 2. Hay una cuestión de índole biológica, es decir, cuando comienza la vida es en el momento de la concepción. Y de hecho hay una cuestión de índole matemática: la vida es un continuo con dos saltos. Uno es la concepción y otra es la muerte. Cualquier interrupción exógena si se hizo mediante un acto violento es un asesinato, y en este caso es un asesinato agravado por el vínculo.

-¿La mujer no tiene la libertad de ser o no ser madre?

-Bien, digamos que la madre tiene todo el derecho del mundo sobre su cuerpo y eso no está en duda. El problema es que dentro de su vientre eso no es su cuerpo, es otro ser. El mejor ejemplo de esto lo hizo uno de los anarcocapitalistas más brillantes del mundo, que es Walter Block, que dice: “Supongamos que nos vamos a Europa en mi avión. En mi avión, está claro, mi avión. Entonces estamos saliendo de acá, vamos de noche, salimos de Ezeiza a Roma. Ahora, cuando estamos atravesando el Atlántico, te digo ¿sabés qué? Yo soy el dueño del avión, no quiero ir con vos a Europa. Te invito a bajarte. ¿Qué creés que te va a pasar? Naturalmente. Bien, eso es lo mismo.

– Hay gente que pondera al bitcoin como una especie de alternativa monetaria ¿Es posible en Argentina esa discusión?

– El Bitcoin lo que está representando es la vuelta del dinero a su creador originario, que es el sector privado. El dinero es una invención del sector privado para resolver problemas. Lo que tiene que ver con una economía de trueque sería la doble coincidencia y la indivisibilidad. El Bitcoin tiene un algoritmo y un día va a llegar a una determinada cantidad y no hay más. Y puede competir con otras monedas. El Bitcoin es la reacción natural frente a la estafa que son los bancos centrales y que el dinero vuelva a ser privado. Y la contracara es que los políticos ladrones no te van a permitir ir contra el curso forzoso del dinero. ¿Qué es lo que pasa cuando vos tenés economías con alta inflación y el problema de la estafa es más claro? Entonces hasta puede discutir, como planteo yo, directamente eliminar el Banco Central.

– ¿Está de acuerdo con el lenguaje inclusivo y con que lo promueva el Estado?

– Si hay algo híper establecido y que es parte del desarrollo y el proceso de descubrimiento de la sociedad, es el lenguaje. Es decir, eso fue gestado por los propios seres humanos en la interacción. ¿Por qué tiene que estar regulado por el Estado? El tema es si vos querés hablar de otra manera, hacelo.

-¿Qué piensa con respecto al debate por la identidad de género?

-Hay que definirlo bien. ¿Te querés percibir como un puma? A mí me da lo mismo. Mientras no me hagas pagar la cuenta, hacé lo que quieras. Es decir, vos te querés auto percibir, sé un puma. Hacelo. Yo no tengo problema. ¿Querés que te diga el puma o la puma? No tengo problema, pero no me lo impongas por el Estado. No le estés robando guita a la gente para imponerle las ideas de otro. Eso es violento.

– A partir del 10 de diciembre va a estar en el Congreso ¿Va a negociar con los otros bloques?

– Yo no tengo que negociar nada porque lo mío es un planteo moral. Entonces, si venís a plantearme la ley de góndolas y todo eso yo te voy a decir: Ah ¿vos estás a favor del robo? Porque estás a favor de meterle la mano en el bolsillo a la gente. Yo estoy en contra. Explicale vos a la sociedad, entonces, por qué le querés meter la mano en el bolsillo a la gente, explicale por qué le querés meter la mano en el bolsillo a los inquilinos y dejarlos sin casa.

-¿Cuál fue la experiencia más extraña que tuvo en la campaña?

-Hay elementos muy conmovedores. Lo que a mí más me estremecen son los reclamos de las madres, tanto en los barrios acomodados como en los barrios vulnerables o más postergados. En algún sentido el reclamo es el mismo, pero con otro ropaje. Cuando vas al barrio acomodado vienen las madres llorando y me dicen: “No quiero que mi hijo se vaya, no quiero que se vaya”. Y me dicen: “Vos sos la esperanza para que no se vaya”. Y el problema también está del otro lado. ¿De qué manera se manifiesta? Se manifiesta con el temor de que el hijo caiga en la delincuencia o caiga en el narcotráfico y que eso le termine costando la vida.

 

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