“Homicidio por codicia”: pareja detenida por descuartizar a una mujer

La pareja acusada de descuartizar a una jubilada y arrojar las partes del cuerpo a las aguas de un arroyo, en Rosario, fue imputada este viernes por el delito de «homicidio calificado por codicia en grado consumado y en carácter de coautores».

María Isabel Ruglio, una docente jubilada de 73 años, alojó en un sector de su casa de la zona sur de la ciudad a Marcelo F. (52) y Josefa C. (57). De acuerdo a la investigación judicial, que demandó algunos días hasta reconocer a quién pertenecían las partes del cuerpo, la pareja buscaba adueñarse de la vivienda. Para ello decidieron matar a “Titi” y desmembrarla entre la noche del 6 de febrero y la mañana del 7.

“Entendimos que el móvil del homicidio fue quedarse con la propiedad”, explicó tras la audiencia el fiscal Adrián Spelta. Entre las pruebas presentadas se detalló que fue clave la pericia en la vivienda con luminol, el producto químico que permite detectar sangre o fluidos humanos en descomposición.

En el fondo de una vivienda los perros de la Policía detectaron rastros en una pileta en desuso, que tenía plantas en el interior. Lo mismo sucedió en un desagüe. Los canes utilizados en la casa fueron los mismos que habían colaborado para el hallazgo de partes del cuerpo arrojadas -dentro de bolsas de residuo- en el arroyo Saladillo, ubicado a unos tres kilómetros de la casa que pertenecía a Ruglio.

En el lugar se encontraron además elementos de corte con rastros de sangre. Serán cotejados para determinar si fueron utilizados para descuartizar a la mujer.

“Pepa” y “Huevo”, como apodaban a los miembros de la pareja detenida el miércoles a la noche por su supuesta autoría en el crimen, fueron invitados a ocupar un sector de la casa por la propia víctima. Convivieron un año. La idea es que cuidarían de la mujer.

Los acusados vivían en la parte posterior de la propiedad. Habían conversado con la jubilada para comprarle el inmueble. Pensaban vender para ello un departamento que tenían en un barrio modesto y sumarle el dinero que iban a cobrar por una indemnización.

Los investigadores creen que Ruglio cambió de idea, desistió de concretar esa operación y les pidió que abandonaran la casa. Eso puso en marcha el macabro plan.

“El resultado de la autopsia no determina la causa de la muerte. En principio podemos afirmar que serían cortes post mortem, con lo que entendemos que la causa de la muerte fue extraña a los seis cortes que desmembraron el cuerpo”, explicó Spelta.

La imputación que se les formuló no detalla el papel que cumplió cada miembro de la pareja. Se habla de una autoría compartida en la que cada uno tuvo un rol, con una planificación previa que buscaba quitarle la vida a la mujer para quedarse con la propiedad.

Entre las curiosidades del caso la fiscalía detalló que junto a la propiedad de Uriburu al 500 funciona una bicicletería que tiene instaladas cámaras de seguridad. “Pepa”, la mujer detenida, se encargó en los últimos días de consultar en el comercio si funcionaban. Quizás para asegurarse de que no habían quedado registrados cuando retiraron el cuerpo desmembrado en bolsas. En el local le explicaron que funcionaban, pero que no grababan.

“Pepa” aseguró haber realizado el 15 de febrero una denuncia por la desaparición de la mujer, lo que para la fiscalía no está acreditado. Utilizó como excusa que no la hicieron antes porque pensaban que la víctima estaba visitando a sus familiares en Santa Fe Capital y que ya volvería.

Al verse acorralados por los llamados de los familiares de Ruglio y por las preguntas de los vecinos se presentaron en una comisaría, el 21 de febrero pasado. Allí dejaron constancia de que la jubilada estaba desaparecida. Fue un movimiento para intentar cubrirse del homicidio.

Existe constancia de que una vez desaparecida Ruglio los sospechosos atendían el teléfono fijo, en un sector de la casa que no estaban autorizados a utilizar. Ese dato permite suponer que ya habían matado a la mujer y que comenzaron a utilizar la propiedad como si fuesen los nuevos dueños.

Mauro Aguilar

Clarín.com.

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