Una insólita situación se vivió cuando un hombre, que se encontraba desaparecido, se unió a su propia misión de rescate y se buscó a sí mismo durante horas antes de darse cuenta de que él mismo era el objetivo del grupo de búsqueda.
Pasarse de copas puede originar algunos hechos surrealistas, pero el incidente protagonizado por un hombre turco de 50 años posiblemente sea el más insólito de todos. La extraordinaria situación comenzó cuando un hombre que se encontraba desaparecido se unió accidentalmente a su propia misión de rescate y se buscó a sí mismo durante horas antes de darse cuenta de que él mismo era el objetivo del grupo de búsqueda.
Según informó el medio Milliyet, Beyhan Mutlu, un hombre de 50 años de una región rural de Turquía, estaba bebiendo unas cervezas con sus amigos cuando se adentró en un bosque cercano y no regresó. Preocupados por su ausencia, los amigos alertaron a las autoridades, quienes pusieron en marcha una misión de búsqueda y rescate para encontrarlo.
Al conocerse la noticia del desaparecido en un canal de televisión local, los esfuerzos para encontrarlo se intensificaron en los barrios cercanos, y un grupo de voluntarios se unió a la misión de rescate. Este nuevo equipo de búsqueda estuvo gritando el nombre de Mutlu durante horas cuando, de repente, un hombre del grupo tomó la palabra y dijo: “¿A quién estamos buscando? Porque yo estoy aquí”.
Las autoridades responsables de la misión de rescate no saben con exactitud cómo Mutlu ingresó a su propio grupo de búsqueda o cómo sus amigos no se dieron cuenta que el hombre estuvo todo el tiempo delante de ellos. Finalmente, la policía pudo escoltar a Mutlu sano y salvo hasta su domicilio y el incidente quedó en una insólita anécdota.
Otro caso similar
Esta no es la primera vez que una persona desaparecida se une a su propia misión de rescate. En 2012, una turista asiática desaparecida en Islandia también fue encontrada en su propio grupo de búsqueda después de que, al parecer, no reconociera su descripción.
Según explicaron varios periódicos islandeses en aquel momento, la mujer aparentemente desaparecida, cuyo nombre no se brindó a los medios, viajó en un contingente de turistas hasta un cañón volcánico de 75 kilómetros de longitud situado al sur de la isla. Cuando se hizo la hora de regresar, el conductor del autobús esperó durante un largo tiempo y decidió reemprender la marcha de vuelta a la ciudad.
El hombre no se dio cuenta que la turista ya se encontraba en el interior del vehículo esperando, en realidad, a sí misma. Al parecer, un cambio de ropa inoportuno fue la causa de que el chofer del autobús no reconociera a la pasajera.
Al llegar a la ciudad, el hombre denunció a la policía la desaparición de una mujer de entre 20 y 30 años, de origen asiático, de aproximadamente un 1,60 metros de estatura, que vestía ropa oscura y que hablaba bien inglés.
A pesar de la detallada descripción que facilitó a las autoridades, y de la que todos los participantes en la búsqueda la conocían, ninguno de los turistas que viajaban en el autobús consiguió identificar a la supuesta desaparecida entre los pasajeros. Ni siquiera ella misma.
La situación duró más de un día, en el queun nutrido grupo de turistas y agentes participaron en el rastrillaje. Incluso la Guardia Nacional Costera realizó un operativo de búsqueda del cuerpo en el mar, que fue cancelado por las condiciones climatológicas.
De esta manera, las tareas de rescate y búsqueda continuaron al día siguiente, pero esta vez con un equipo de 50 socorristas que buscaron a la mujer hasta la madrugada. En ese momento, la turista reparó en que el perfil de la persona que buscaban era sospechosamente similar al suyo. Y al final, la propia desaparecida acabo encontrándose a sí misma, razón por la cual, la búsqueda fue cancelada.
