Nafta y gasoil: los precios de los combustibles suben 7,5%

Los precios en los surtidores se han duplicado en los últimos tres meses, a través de cuatro incrementos desde el inicio de la nueva gestión.
Naftas

Este sábado, como se anticipaba, los precios de la gasolina y el diésel aumentaron en un promedio del 7,5%, luego de que entrara en vigencia el aumento del impuesto a los combustibles líquidos, según lo establecido por la AFIP a solicitud del Ministerio de Economía.

Además de trasladar el aumento del impuesto al surtidor, las empresas refinadoras también han incrementado los precios para compensar el impacto de la devaluación mensual del 2% en enero y febrero, dado que los principales costos del sector están denominados en dólares.

En consecuencia, en la ciudad de Buenos Aires, el litro de nafta súper de YPF ahora tiene un costo de $800 (US$0,95), mientras que la premium alcanza los $987 (US$1,17).

Desde que asumió Javier Milei, los precios de los combustibles han aumentado un 100%, distribuido en cuatro incrementos del 38%, 27%, 6,5% y 7,5%. Este aumento tan pronunciado en un corto período se explica por el incremento de las dos principales variables que inciden en los costos de las empresas refinadoras: el tipo de cambio y el valor del barril de petróleo.

En diciembre, el Gobierno no solo aplicó una devaluación del 56% a la moneda que se encontraba rezagada, sino que también dejó de intervenir en el precio interno del barril de petróleo que se comercializa en el país y que era más bajo que el internacional. Como resultado, el sector comenzó a ajustar los costos internos al nuevo contexto de liberalización del mercado.

El año pasado, mientras las productoras de petróleo vendían sus barriles a las refinerías en el mercado interno a un precio promedio de US$61, el precio de exportación era de US$72, de acuerdo con la cotización promedio del Brent, que se toma como referencia en el país. Esta diferencia del 18% entre los precios internos y de exportación es algo que las dos partes del sector privado (downstream y upstream) buscarán reducir este año.

Según la meta establecida por el sector refinador, el litro de nafta súper debería costar alrededor de US$1,23 y el de diésel, US$1,20, para estar en línea con los precios de paridad de importación. Sin embargo, la caída de las ventas en aproximadamente un 15% en los últimos dos meses limita el margen de aumento que pueden aplicar.

Además, en febrero, el Gobierno «descongeló» el impuesto que grava los combustibles, el cual no había sido ajustado desde julio de 2021, a pesar de que debía actualizarse cada tres meses según la variación de la inflación acumulada en ese período. La administración libertaria aplicó un aumento debido al rezago de 2021 y 2022, y aplazó para los meses siguientes los aumentos correspondientes a la inflación de 2023.

Por lo tanto, desde el viernes pasado, el impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono (ICL e IDC) ha aumentado un 51%.

«En el caso de las naftas, esto se traduce en un aumento promedio de $26 por litro», explicó la economista Patricia Charvay, de la consultora Economía y Energía.

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