El economista dijo que «la montaña de emisión» hizo creer a parte del equipo económico cosas que han pensado heterodoxamente toda la vida».
Según sostuvo, la Argentina cayó en la trampa de su propia historia y cuando él estuvo a cargo de la entidad bancaria, propuso «el uso de una corona moneda», que tenía como objetivo para un país «sin nada», financiar parte del gasto público sin hacer una rebaja, la cual si se deprecia que sea compensada con el peso.
«Han descubierto una nueva teoría que consiste en que la Argentina, como en el resto del mundo, se pueden emitir billetes sin que haya ningún problema. Hoy, autoengañados por la cuarentena y la recesión de dos dígitos, convivimos con un trimestre de uno y pico de inflación. Venían con ese descubrimiento de que podíamos emitir y no pasaba nada y así fue corriendo el año», señaló.
«Ahora hay un tema de carácter político, de modelo intervencionista, de profundización y falta de credibilidad. Se tiene que pensar que en una pandemia normal en el mundo, la caída es de uno o dos dígitos y la Argentina se quedó sin el pan y sin la torta. Es normal que la gente esté con aversión a gastar por el horizonte y que no puede salir. Este es un país golpeado por la falta de crédito, cuando se tira agua emitiendo para apagar el incendio no sabés si se está tirando kerosene o agua», agregó.
Para el economista, hay «un complejo desorden político» que afecta a la economía. «Esto había empezado malparido de entrada; la Argentina es un país presidencialista y el peronismo es un partido político verticalista. Y acá, esta formula nace con el número dos designando al número uno. Antes de la pandemia eso era una incógnita y con la pandemia se profundizó», describió.
Además, observó que el Gobierno está «en un blanqueo del desorden». «Hay que tener un consultor para gobernar porque la Argentina se está poniendo muy compleja para hacer un cambio en serio, civilizado e imitar a otros países que progresan en el mundo», aseguró. Por otro lado sostuvo que la Argentina en términos del PBI per cápita, ha retrocedido a niveles de 1990.
Según Melconian, «hay una alta probabilidad» de que las decisiones que está tomando el Gobierno respecto de la ley de telecomunicaciones terminen en desinversiones. «Es altísimamente probable que todas estas decisiones terminen en la más absoluta desinversión, lo que conlleva a más pobreza», narró.
Señaló que la tasa de inversión derrumbada y una expulsión de 4.000.000 de trabajadores formales, complica la economía local. Por otra parte, aseveró que «no hay una relación entre el gasto indiscriminado decente del gasto social y la disminución de la pobreza» y que este mensaje no es específicamente para este Gobierno, sino para todos los gobernantes del país que pasaron y que van a pasar.
