Esperan que el dólar soja ayude a frenar el goteo de retiros

Dólar

Tras el anuncio del canje compulsivo y pesificador de deuda en poder de entes oficiales se fueron de los bancos US$339 millones.

Por Javier Blanco

El decreto que obliga a distintas reparticiones oficiales a proceder a la venta, subasta o canje de sus tenencias de bonos en dólares por otros a emitirse en pesos, en su momento acompañado de rumores sobre la posibilidad que se avance además en pedirles que aporten los billetes verdes que tuvieran en cuenta, pulverizó la calma que había vuelto a ganar a los ahorristas locales en esa moneda en los últimos ocho meses y medio.

Desde el ‘día después’ de ese anuncio, el pasado martes 21 de marzo, retiraron de los bancos depósitos por unos US$339 millones, lo que hizo retroceder el stock total de esta colocaciones de origen privado desde entonces de US$16.380 millones a US$16.041 millones (2,1%) en apenas ocho ruedas.

Se trata de un drenaje promedio de US$42,3 millones por jornada que, mensualizado, les significaría una pérdida de recursos bajo administración promedio de US$850 millones, muy similar a la “fuga” (por US$867 millones) que debieron en soportar en julio del año pasado, cuando funcionó la “puerta giratoria” (Guzmán/Batakis/Massa) en el Ministerio de Economía.

Sin embargo en los bancos, y entre las autoridades, creen que lo peor de este goteo en los retiros está a punto de quedar atrás en la medida se compruebe en los próximos días que el nuevo dólar soja (por regir desde el lunes) le permite al Banco Central (BCRA) comenzar a recomponer progresivamente su tenencia de reservas, que viene de caer a niveles dramáticos otra vez, como sucediera en septiembre y diciembre del año pasado.

Ocurre que nadie desconoce que el impacto que tuvo ese anuncio en la activación de un nuevo goteo de retiros se potenció por la sostenida y persistente pérdida que sufrió el ente monetario y los fallos judiciales adversos registrados en Nueva York (YPF) y Londres (cupón PBI) al dejar a la vista que la mala praxis registrada en la segunda administración de Cristina Kirchner no se correspondía con su “relato” de desendeudamiento sino que había hecho, por el contrario, un muy generado aporte a la deuda externa del país.

“Fue una batería de datos y rumores que, sin duda, llenaron de inquietud a muchos ahorristas que prefirieron pasar sus dólares de cuentas a la vista a cajas de seguridad o llevárselos u optaron por no volver renovar el plazo fijo que tenían en esa moneda (aunque son muy pocos) para ganar tranquilidad”, explicó a LA NACION un ejecutivo de un banco privado líder.

“Sucedió lo que era esperable suceda: con el anuncio y los rumores que lo circundaron se reabrió una salida que se mantuvo pero no se potenció luego. Y cuando eso pasa, si el contexto ayuda como esperamos, con el correr de los días vuelve la calma. Porque si algo entendió la gente con las últimas corridas es que los billetes están y si se los quiere llevar se los lleva: a lo sumo les diremos pase mañana (por cuestiones de caja) pero se los lleva”, dijo enfático otro gerente del sector.

Ese ejecutivo aludía a que el sistema bancario local enfrentó durante la gestión de Alberto Fernández ya dos oleadas de retiros. Se le fueron unos US$2500 millones entre septiembre y octubre el 2020 (cuando persistían las restricciones a la actividad por la cuarentena decretada ante la pandemia de Covid) porque se temía que el Gobierno no lograra un acuerdo para reestructurar su deuda en dólares con bonistas privados y que luego repudiara la deuda con el FMI.

Esa desconfianza se repitió en junio del año pasado, cuando hubo retiros por US$842 millones ante la crisis que activó la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía y que se sellara un mes y medio después, con el arribo de Sergio Massa a esa cartera.

En ambas oportunidades los bancos, que mantuvieron un grado de cobertura de esas colocaciones muy elevado, hicieron gala de su solvencia y grado de liquidez, respondiendo adecuadamente a los pedidos. Y eso ayudó a que lo que había comenzado como una sangría, con la salida de unos US$100/120 millones por día, se reconvierta con el paso de los días en un goteo cada vez menor y, posteriormente, en nuevos ingresos, una vez retornaba la calma.

Consecuencia de ello, por caso, es que el total de depósitos privados en dólares bajo administración de los bancos locales había crecido de los US$14.500 millones a los US$16.400 millones desde fines de agosto y hasta mediados de marzo, es decir, antes de reactivarse los retiros por los motivos antes mencionados.

El retiro de depósitos en dólares suele ocurrir en los años electorales por lo que no tomó desprevenidos a los bancos, aunque se anticipó a partir de las medidas oficiales. Por eso, ya había entidades importando billetes que tienen depositados en el exterior para enfrentar un eventual aumento de la demanda en los próximos meses, algunos de los cuales usaron para responder a estos retiros.

El fin de este drenaje incluso sería una buena noticia para el BCRA, que vio en marzo ceder en US$718 millones sus reservas, por el desarme de encajes de depósitos en dólares. Fue el segundo esmeril más importante que sufrió esa tenencia en el mes, sólo detrás de los US$1920 millones que la entidad perdió en intervenciones sobre el mercado.
Javier Blanco


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