El blanqueo para comprar propiedades alienta la demanda de dólares en negro y ayuda a empinar al blue

El diseño del sistema estimula el pase de pesos a dólares para bajar el costo de adhesión mediante el pago de un tributo

Suele decirse que “el diablo está en los detalles”. Este refrán, de origen anglosajón, expresa la idea de que hasta lo más mínimo o secundario puede ser importante, al punto de alterar una acción o norma hasta cambiarle el sentido.

Parece ser lo que ha ocurrido con el blanqueo de capitales con el que el Gobierno pretende darle mayor impulso a la construcción. En especial ahora que el encarecimiento de los materiales (sobre todo) neutralizó el beneficio que sacaban los que se habían dolarizado en los últimos años y en plena cuarentena modelo 2020 maximizaron el rendimiento de esos billetes, volcándolos a esa actividad tras reconvertirlos a pesos al cambio más conveniente.

Y todo es porque una norma diseñada para impulsar a un sector de amplio impacto en la economía generó un clima de zozobra financiera. Eso se debe a que ayudó al dólar paralelo a reiniciar una escalada, tras varios meses de calma.

Para entender el efecto hay que tener en cuenta en qué consiste el mecanismo de blanqueo que definió la ley 27.613 al disponer beneficios tributarios y las herramientas de alcance sectorial para apuntalar esa actividad, que quedarían habilitados al publicarse en el Boletín Oficial (BO) la Resolución General N°4976 de AFIP.

La iniciativa promueve el desarrollo y la inversión en proyectos inmobiliarios nuevos que se inicien a partir del 12 de marzo de 2021 -fecha en la que entró en vigencia la ley- o que tengan a esa fecha un avance inferior al 50%. Es decir, el dinero “sincerado” puede destinarse solo a esos casos.

Al beneficio pueden adherir los contribuyentes que sinceren de manera voluntaria tenencias de moneda extranjera o nacional que no hubieran sido declaradas a la fecha de entrada en vigencia de la ley y depositen dichos fondos en una “Cuenta especial de Depósito y Cancelación para la Construcción Argentina (Cecon.Ar). Ley 27613”, que fue reglamentada recientemente por el Banco Central (BCRA).

Esos fondos quedarán blanqueados y en condiciones de destinarse a esas inversiones luego de que el contribuyente presente una declaración jurada y abone el impuesto especial dispuesto que fue fijado en el 5% del total declarado si lo hizo entre el 12 de marzo y 10 de mayo de 2021; en el 10% si las acreditaciones se realizaran entre el 11 de mayo y el 9 de junio o del 20% si el dinero se ingresa entre el 10 de junio y el 9 de julio.

Lo que no tuvo en cuenta la norma es que, así diseñada, alienta el pase de pesos a dólares en el mercado negro y con eso da más impulso a la carrera alcista que emprendió en los últimos días el denominado “blue”.

Para entenderlo hay que recurrir a un ejemplo. Supongamos que alguien que cuenta con $10 millones que no tenía declarados opta por blanquearlos con el propósito de comprar una vivienda. Si saca cuentas entenderá que, para adherir al sistema y quedar en condiciones de hacer rendir más su tenencia, lo que le conviene es dolarizarse.

Ocurre que la alícuota de la tasa especial para adherir al sistema (como todo impuesto) se paga en pesos y al cambio oficial. Por lo tanto, quien blanquee $10 millones deberá pagar un peaje de medio millón de pesos si adhiere ahora, de 1 millón de pesos si lo hace del 11/5 al 9/6 o de $2 millones si lo hace en la etapa final.

Pero si cambió sus $10 millones ayer en el mercado pagando, por caso, los $158 (es decir, el precio más alto del día) se habrá asegurado unos US$63.291 para declarar, por lo que le correspondería pagar un impuesto por el equivalente de US$3164,5 ahora, de US$6329,10 en un mes o de US$12.658,2 en el último tramo.

Y como la conversión para establecer el aporte se hace al cambio oficial ($93,28 ayer) eso significa que el adherente pagaría ahora $295.184,56 para adherir al sistema; $590.378,45 en un mes o $1.180.756,8 en algo así como dos meses. Es decir, pagaría un peaje 41% menor en promedio para ingresar si fue a demandar dólares al mercado negro y logró hacerse de ellos. Lo más absurdo es que el aporte real cae cuando más suba el dólar en el mercado paralelo.

Si el billete llegara a $170, aunque se obtienen menos dólares para luego volcar a la inversión (siguiendo el caso mencionado serían US$58.823), también se pagaría menos al fisco para ingresar (unos $291.180), por lo que el sistema, así como está diseñado, puede ayudar a darle un vuelo mayor al billete que -en general-, cuando repunta profundiza por varios días esa tendencia, ya, que su encarecimiento despierta a la demanda.

La contrapartida, que hace pensar que este efecto puede ser transitorio, es que una suba mayor del blue ya pasaría en ese caso a desalentar el blanqueo dado que por más que se pague menos impuesto, cae la cantidad de dólares que se obtienen en el cambio en una proporción que, para mercado de propiedades dolarizado- termina afectando el poder final de compra.

En el mercado, algunos operadores consultados por LA NACION admiten que ese factor puede haber estado en el repunte que mostró la demanda de divisas en el mercado negro en los últimos días, lo que ayudó a que el billete acumule en siete días una suba de $16, es decir, un 11%, con saltos del 4% promedio en las últimas dos ruedas. “Hubo algunas operaciones llamativas que parecen estar ligadas a eso”, se limitó a decir un experimentado operador de ese segmento del mercado.

Es que, de ese modo, el adherente pasa además a acreditar una tenencia de dólares en blanco que, si bien deberá dedicar sí o sí a esas inversiones, le facilitaría la compra de la unidad pretendida, dado que los desarrolladores suelen privilegiar los pagos en divisas, además de evitar las actualizaciones por índices de precios, como los de la construcción, que se vienen disparando y cuya evolución en estas circunstancias se hace difícil de prever.

La paradoja es que esta demanda de dólares en el mercado negro fue alentada por una norma oficial. Esto dejaría al Gobierno sin posibilidad de culpar al mercado, a los especuladores o vaya a saber a quién por la reciente disparada del blue, algo que puede desconcertar a nuestros funcionarios, tan acostumbrados a ver una paja en el ojo ajeno e ignorar una viga en el propio, sólo para terminar esta nota como empezó: con un sabio refrán.

Javier Blanco

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