La tarde-noche en Arroyito parecía sombría para Rosario Central. Antes del debut en la Copa Libertadores contra Peñarol de Uruguay, un grupo de aficionados Canallas arrojó vallas desde la tribuna superior hacia los seguidores del Carbonero.
Durante el calentamiento, el delantero charrúa Abel Hernández, quien iba a ser titular frente a su exequipo, sintió una molestia muscular y fue retirado de la alineación. Fue reemplazado por Tobías Cervera. Sin embargo, el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo superó los contratiempos y ganó 1-0 gracias a un tanto de sus centrales.
Sobre el final de la primera mitad, tras un córner, el uruguayo Facundo Mallo estrelló el balón en el travesaño. Carlos Quintana aprovechó el rebote con una acrobacia y definió con la zurda fuera del alcance de Guillermo De Amores. Con este gol, el exjugador de Argentinos Juniors se convirtió en el goleador más veterano del equipo rosarino en la máxima competición continental, con 36 años, superando en esta estadística a una leyenda del club como Juan Antonio Pizzi, quien había marcado contra Cruz Azul de México en las semifinales de la edición 2001.
Además de anotar el gol de su equipo, Quintana se destacó como la figura del partido al evitar el empate del rival, cuando a los 28 minutos del segundo tiempo, Maximiliano Silvera controló un gran pase de Gastón Ramírez y se encontró solo frente a Jorge Broun. Quintana pudo despejar el balón cuando este se dirigía hacia el arco rosarino. En un partido cerrado y disputado, con algunos roces con el árbitro colombiano Wilmar Roldán, Quintana fue determinante, mostrándose sólido en la defensa, anticipándose en las jugadas y liderando la última línea del equipo de Rosario.
Aunque no fue el mejor partido de Rosario Central, que busca recuperar su identidad de juego vertical y sólido que le permitió ganar la última Copa de la Liga Profesional, jugadores como Quintana y Tomás O’Connor se destacaron frente a Peñarol. El equipo tuvo tres oportunidades en la primera mitad, todas generadas por la banda izquierda, donde Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz intentaron asociarse para crear peligro. A pesar de ello, el equipo de Russo logró imponerse con su solidez defensiva y efectividad en la jugada de pelota parada, dejando a Peñarol con pocas opciones de peligro real.
El encuentro estuvo marcado por la intensidad y la lucha, reflejando la mentalidad combativa de ambos equipos en un torneo de alta exigencia como la Copa Libertadores. Aunque Rosario Central mostró carencias en su juego ofensivo, su fortaleza defensiva y la efectividad en momentos clave le permitieron sumar tres puntos importantes en su camino en el torneo continental.
