Mundial de rugby: decepcionante debut de Los Pumas, derrotados por Inglaterra 27 a 10

Los Pumas

Los Pumas, ante el peor escenario: una derrota que dejó agujeros por todos lados

Inglaterra fue implacable, pese a tener un jugador menos durante casi todo el partido, y abrió un mar de dudas en el equipo argentino tras un debut decepcionante

Por: Jorge Búsico

MARSELLA, Francia.- Los Pumas podían perder este partido porque Inglaterra, por más bajo que llegara, significaba el rival más difícil del Grupo D. Lo que había que analizar si se daba este resultado era de qué manera perdía. Y fue de la peor. Decepcionante desde todo punto de vista. Los argentinos jugaron un pésimo test individual y colectivamente. Quebrados de la cabeza desde el momento en que Inglaterra se quedó, apenas a los 6 minutos, con uno menos por la expulsión de Curry. Cuando estaba todo dado para ganar, el equipo hizo todo para perder. Nada está dicho en cuanto a la clasificación, claro, porque faltan tres partidos, pero no quedó margen después de lo de esta noche en la caldera del Velodrome de Marsella. Si bien para el próximo encuentro faltan todavía 13 días, con este panorama, Samoa –y no Japón, que supuestamente era el partido definitorio- se convierte en un rival de muchísimo más cuidado de lo que ya era. Y precisamente no por su potencial, sino porque la actuación de los Pumas dejó agujeros por todos lados.

Perder un partido de esta manera con un jugador más es inconcebible a este nivel. Inglaterra, que entró nerviosa y que padeció una roja de esas que son discutibles –Curry chocó su cabeza con la de Mallía- jugó con el orgullo de un equipo grande y con historia. George Ford, a quien se sabía que no había que darle espacios ni regalarle penales, se hizo una fiesta. Jugó como en el patio de su casa, con una libertad pasmosa y se disfrazó de Jonny Wilkinson para lastimar a los argentinos desde todos lados, con drops y con penales. Inglaterra nunca pisó ni cerca el ingoal rival, pero dominó el juego en todos los aspectos, sobre todo en el psicológico. Hasta se dio el gusto de llevarse puesto al scrum argentino en el segundo tiempo.

Lo de este sábado fue un déjà vu de lo que ocurrió en la derrota con Francia cuatro años atrás en el Mundial de Japón. Tanto tiempo preparando un partido, tanto tiempo hablando de él, de la importancia que tenía, y se pierde de la peor manera. Hay, aquí también, una responsabilidad de Michael Cheika, quien asumió la tarea de hacerse cargo del aspecto mental. Nuevamente, como ocurrió tantas veces, el equipo se cayó de la cabeza. No tuvo reacción, no respondieron los líderes y los debutantes –a excepción de Juan Martín González- jugaron un partido de bajísimo nivel.

Fue otro encuentro en el que falló notoriamente la conducción. Las dudas que se planteaban sobre Santiago Carreras de 10 encontraron razones durante el juego. El espejo con Ford aumentó aún más esas impresiones. El cordobés, que además recibió una tarjeta amarilla, falló en todas sus decisiones. Nunca lanzó al equipo, equivocó los caminos y no acertó nada con el pie. Lo mismo pasó con Bertranou, lento e impreciso. Otra vez falló la conducción.

Estaba claro que a Inglaterra nunca hay que quitarle el cartel de favorito. Sin Farrell, su capitán, sin Vunipola, su único octavo natural en el plantel, y sin su 9 titular, jugó este partido como se debía: como una final. Sus forwards se terminaron llevando por delante a los argentinos y ganándoles todos los uno a uno. Lawes e Itoje lideraron la rebelión inglesa.

¿Y ahora qué? Parece más difícil alcanzar los cuartos de final con este panorama. Los Pumas tienen herramientas para ganarles a Samoa y a Japón –se descuenta que lo harán con Chile- pero sólo en la intimidad del plantel se podrá saber hasta dónde golpeó una derrota como ésta. La expresión corporal de los jugadores argentinos en los últimos 30 minutos fue la de un equipo vencido. Aunque se ponga como ejemplo a la selección de fútbol que también perdió el primer partido en Qatar o a los Springboks, que en Japón salieron campeones luego de caer en el debut ante los All Blacks, este caso asoma diferente. Al menos tras lo que pasó aquí, a orillas del Mediterráneo. El equipo tendrá ahora que recomponerse desde abajo. Quizá ese desafío lo haga salir a flote. Tampoco nunca hay que darlos por perdidos a los Pumas.

Todos los argentinos que llegaron en muy buen número a Marsella esperaban la primera victoria con Inglaterra en un Mundial. El silencio con el que permanecieron durante todo el partido –opacados además por los aullidos de los miles de ingleses- refleja lo que fue una noche para el olvido en la historia Puma. Cuando se aguardaba por hacer historia, en la cálida noche de Marsella fue la historia de Inglaterra la que salió airosa.

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