Mencionan a Jujuy como posible sede para la vuelta al fútbol en un torneo de cuatro meses

Las autoridades de la nueva Liga Profesional de Fútbol ya trazan bocetos sobre cómo volverá la competencia. Igual, en plena pandemia de coronavirus, todo es incertidumbre.

La Liga Profesional de Fútbol (LPF) funcionaba mucho tiempo antes de su oficialización. Exactamente, desde el 18 de marzo, la última vez que los dirigentes se vieron cara a cara y sin barbijos. Fue dos días después del último partido de fútbol en el país, Central 1-Colón 3, de la extinta Copa Superliga. Después, llegó el decreto del aislamiento preventivo, social y obligatorio. La pelota se detuvo, pero la rosca siguió girando.

Definido formalmente que Claudio Tapia continuará al frente de la AFA hasta 2025 –algo que se había acordado previamente entre gallos, Zoom y medianoches- y que Marcelo Tinelli será el mandamás de la LPF, la mirada está puesta en la reanudación de la actividad.

“Se jugará en los últimos tres o cuatro meses del año”, reconoció el showman y presidente de San Lorenzo. Septiembre es la fecha optimista. También, la más realista. Entonces, suponen los dirigentes y de acuerdo a las estimaciones del Ministerio de Salud, habrá pasado el peor momento de la pandemia en el país. ¿Será posible hacerlo más pronto que tarde en el interior?

“Me llamó el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, para considerar si yo lo veía factible

Es una decisión que tienen que tomar cada una de las federaciones. Ante la pregunta de un periodista que me dijo: ‘¿Es una locura?’, yo digo que una locura no es porque en otras partes del mundo y otros deportes, di el ejemplo del básquet en España, se está haciendo algo similar. Se eligió una sede y en esa sede van a terminar los equipos”, dijo Matías Lammens, ministro de Turismo y Deportes, en Radio Rivadavia.

El funcionario, que además es vicepresidente de San Lorenzo, aclaró: “El Gobierno no evalúa ni deja de evaluar o descarta ni deja de descartar porque no es una potestad del gobierno nacional, es una decisión que tiene que tomar cada federación”. ¿Hay serias chances de trasladar este campeonato al interior? La moción de la MLS de mudar a los 26 clubes a Orlando, donde golpeó menos el coronavirus, fue inspiradora. Y aunque en Jujuy –donde no hay casos hace 47 días- se mostró feliz de poder alojar al fútbol de Primera, no todos los clubes están convencidos. Sobre todo, aquellos que participan de los torneos internacionales.

Claro que hay que poner en marcha la industria. ¿Qué campeonato veremos, independientemente de la sede, a partir de la primavera? Todavía no se definición quiénes estarán a cargo de la Comisión de Competencias de la LPF, pero ya andan dando vueltas algunas ideas.

La que más seduce, en principio, es aquella que tiene un formato estilo Mundial, con los 24 equipos divididos en zonas y playoffs en las instancias decisivas. Un formato atractivo para la televisión, que no cesó los pagos de 500 millones mensuales, muy a pesar de que no recibió una contraprestación.

Si se puede jugar en el noveno mes de 2020, habrá 16 semanas antes de Navidad. Para disputar un torneo de 23 fechas, todos contra todos, habría que jugar entre semana.

Eso no sólo podría generar una superposición en el calendario con las Copas Libertadores, Sudamericana y Argentina, que también tienen prevista su reanudación para septiembre; además, pondría en peligro el físico de los futbolistas.

“Después de tanta inactividad, ¿vale la pena hacerlos jugar cada tres o cuatro días? Se van a romper todos”, le dijo un dirigente que todavía se maneja entre las sombras a Clarín. Sólo basta mirar hacia Alemania, el ejemplo a seguir por las federaciones de todo el mundo: el fin de semana hubo 12 lesionados en los nueve partidos de Bundesliga.

Muchos se preguntan por qué no se terminó de jugar la Copa Superliga, de la cual quedaban 10 fechas, semifinales y final. La respuesta es económica: los dirigentes aprovecharon para romper el mercado, achatar la masa salarial y reestructurar el fútbol. Los que se clasificaron a las copas internacionales quedaron conformes. Los que zafaron del descenso, también. El resto sabe que podrá aspirar a un cupo en la Libertadores a través del nuevo torneo. No había mucho margen para el pataleo.

En definitiva, todos querían licuar los contratos. ¿Y la competitividad? Más allá de que no continuarán los promedios, habrá relajación, inexorablemente. Para muchos, la prioridad será la Copa Argentina y los certámenes internacionales.

Hay tres alternativas

1) 4 grupos de 6 equipos cada uno, con ida y vuelta, lo que le garantizaría 10 partidos a cada club y podría jugarse entre el 5 de septiembre y el 20 de diciembre.

2) 6 grupos de 4 equipos.

3) 3 grupos de 8 equipos.

El primero es el que más entusiasma, ya que se clasificarían los 4 líderes de cada zona. De ahí, semifinales y final. Todo sin público, claro.

¿Cómo se elegirían las cabezas de serie? No hay una conclusión al respecto. Se podría utilizar la tabla de la Superliga más la fecha que se jugó de la Copa Superliga, a fin de cuentas el criterio que se utilizó para definir los pasajes a los torneos internacionales. Otra posibilidad es una tabla histórica o la de los promedios. Todo está en el aire, tan verde como la idea de que se juegue todo en una misma provincia.

Daniel Avellaneda

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