Libertadores: Rácing y una victoria con más corazón que fútbol

Y Racing fue. Y el Príncipe también. Sin una noche en la que el equipo desbordara fútbol, sino más bien imprecisiones, Racing llegó al gol a través del mismisimo Reniero. Y con un ánimo renovado, empuje y carácter en la parte final, convirtió el definitivo a través de Matías Zaracho, el hombre que había desperdiciado varias opciones seductoras. Desde su pie izquierdo nació una victoria que la Academia debe valorar mucho. Porque dio vuelta un partido en el que la pasó mal durante varios momentos y hasta fue superado.

La aventura de Racing en esta Libertadores arrancó con una imagen que no resplandeció ante un rival de menor jerarquía. La falta de contundencia para cristalizar las chances fabricadas y falencias defensivas que hasta hace unos partidos no se veían. encendían preocupaciones.

Racing padecía en las dos áreas. Y si no recibió alguna estocada más fue por la también impericia de Estudiantes de Mérida en la terminación de las acciones ofensivas, iniciadas con velocidad de mitad hacia adelante y espacios a merced.

Ningun debut es sencillo en las copas, mucho menos en condición de visitante. Dicho esto, a Racing le faltó elaboración. Sufrió sin la posesión de pelota que tanto pregona Beccacece por un vendaval de imprecisiones, sobre todo en la etapa inicial. Pero asi y todo, el partido le hizo guiños que lo dejaron de cara a cuatro situaciones claras, tres de ellas desperdiciadas por Matías Zaracho, el volante que más llegada al área. Precisamente, el mediocampoista que habitualmente más se nubla en esa zona del campo… Hasta Licha, que tuvo una nítida, seguía peleado con el gol.

Una mejor segunda parte de Racing
En un 4-1-4-1, Reniero comenzó por la derecha del medio campo y desde allí, en la faz ofensiva, se lanzaba como extremo, con el desgaste que eso significa. Rojas, muy lejos del área, debió tener más participación. Lisandro, rebotando bien un par de pelotas, pero sin luces las pocas veces que quedó de frente al arco (no más de dos). Díaz metido entre los centrales, un mediocampo en el que los venezolanos se imponían, con los rebotes en su poder. Y grietas entre la línea media y la del fondo prendían las alarmas. Algunas sonaban por errores individuales en la salida.

Pero Estudiantes de Mérida se fue apagando hasta quedarse sin energías para lastimar de contra. El ímpetu de Mena para ir por la izquierda, en el segundo período, contagió al equipo, que empezó a buscar con más determinación, hombres en ataque y algo más de soltura con el balón. Racing, con corazón, presionó más adelante, se subió al mejor estado anímico que le elevó el tanto del 1-1 parcial y se fue con un triunfo fundamental para empezar la Copa con una sonrisa.

De todos modos, en cuanto al juego, deberá ajustar varias cuestiones. Hizo dos goles, aunque de nuevo careció de puntería allá arriba. Y eso se paga en algún momento, como las desatenciones atrás o el poco quite en el medio por falta de inensidad coordinada en bloques en la recuperación.

 Nicolás Montalá

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