En qué consiste el entrenamiento en cuarentena de la influencer Agustina Gandolfo.
Con más de 600 mil seguidores Instagram, la novia del futbolista Lautaro Martínez cuenta cuál es la rutina y su plan de alimentación, a la vez que acerca consejos a quienes buscan evitar el sedentarismo en sus casas.
Nacida en Mendoza, cuando terminó el secundario decidió estudiar Gestión de Empresas. Todo parecía encaminado para Agustina Gandolfo, marchando según lo previsto, hasta que llegó el amor a su vida. Y los planes cambiaron por completo. Hace dos años fue al cumpleaños de una conocida en Buenos Aires y conoció al futbolista Lautaro Martínez. Nada sabía de quien por entonces era el delantero estrella del fútbol argentino, militando en Racing. Lo que sí supieron Agustina y Lautaro es que eran el uno para el otro. Ahí comenzó su historia de amor.
Al tiempo de iniciar la relación ella decidió mudarse a Italia para acompañarlo en su carrera, una vez transferido al Inter. Lejos de su familia y pasando mucho tiempo en soledad, Gandolfo pensó en ocupar su tiempo entrenando. Lo que primero fue algo para pasar el rato, luego se convirtió en su pasión. Los resultados no tardaron en llegar, y al compartirlos en Instagram se invirtió el porcentaje de sus seguidores: las mujeres se convirtieron en mayoría, buscando seguir sus rutinas.
Al mismo tiempo, Agustina retomó sus estudios a distancia y trabaja para una empresa de marketing argentina que en este 2020 desembarcó en Milán. En estos días, además, podría definirse la transferencia de Lautaro al Barcelona.
—¿Cuantos días a la semana entrenás?
—Siempre entrené entre tres y cuatro veces a la semana, pero ahora con la cuarentena sumé un día, porque no tenía mucho para hacer. Así que ahora estoy entrenando cinco, y descansando dos.
—¿Qué tipo de entrenamiento hacés?
—Ahora estoy haciendo cuatro días de fuerza y uno de cardio. Voy mezclando. Me gusta mucho más hacer entrenamientos de fuerza pero como entreno en vivo dos veces a la semana, justo hay un día que toca aeróbico y lo hago ahí. Aunque lo sufro… jaja.
—¿Cómo es tu cuidado con las comidas?
—Trato de mantener el equilibrio porque disfruto mucho de comer. Tengo días donde no como tan “sano“, ya que me parece fundamental para mi salud mental. En general, en la semana me cuido en todas las comidas y me voy dando gustitos controlando la porción, como por ejemplo un chocolatito, una porción de torta hecha por mí o lo que se tenga ganas en el momento, generalmente después de cenar. Durante el fin de semana elijo dos comidas “libres“, pero no días enteros: por ejemplo, la cena del sábado y el almuerzo del domingo. Nunca pude seguir dietas y no estoy de acuerdo con ellas. Me parece fundamental aprender a comer saludable, adquiriendo bueno hábitos que se puedan mantener el tiempo. Pienso que la información es poder, e informándome sobre algunos aspectos básicos de nutrición aprendí muchas cosas que aplico día a día. Hago mucho hincapié en que mi comida sea de calidad y variada, siempre dándome los gustitos que quiero de manera controlada ya que tengo en cuenta el placer, algo que tiene que ir de la mano con la alimentación. Creo que es muy importante que se asesoren con profesionales que tengan esta mentalidad de “no dieta”.
—¿Cuándo empezaste a entrenar y por qué?
—Hago deporte desde chica, jugué al vóley desde los ocho hasta los 20 años porque no me daban los horarios con los de cursado en la facultad. Simultáneamente al estudio, hace cuatro años empecé a hacer entrenamiento funcional en Fitbox, en Mendoza, y ahí empezó mi cambio.
—¿En cuánto tiempo viste los resultados del entrenamiento?
—Los vi rápido: ya al mes se notan. Pero mi cambio rotundo lo vi cuando cambié mi alimentación. Yo siempre digo que la alimentación es un 60, 70%, y el ejercicio, 30, 40%.
—¿Qué sentís al entrenar? ¿Qué te motiva hacerlo?
—Aunque piensen lo contrario, no me considero una fanática de entrenar porque sinceramente me cuesta muchísimo arrancar. Pero cuando termino el entrenamiento pienso: “¡Qué bien que hice en hacerlo!”. Te cambia el humor. Pienso que el ejercicio es salud y eso me motiva mucho a entrenar, aunque no voy a negar que es muy satisfactorio ver los cambios en el espejo, y no te dan ganas de dejar de hacerlo cuando te sentís bien con vos misma.
—¿Qué lograste entrenando?
—En esta cuarentena me di cuenta que entrenando logro ayudar a mucha gente. Me llegan un montón de mensajes diciendo que se motivan cuando me ven entrenar y eso me llena, me pone contenta saber que estoy influenciando y ayudando, desde donde puedo, a que la gente que se anima a empezar no baje los brazos, y mejore.
—¿Cómo haces para entrenar en cuarentena y adaptar tus hábitos?
—¡Todo un desafío! Acostumbrada a entrenar en un gimnasio, con todos los elementos que necesitaba y un profesor motivándome, corrigiéndome, de un momento al otro me encuentro teniendo que entrenar sola, sin elementos, básicamente. “¡¿Qué hago?!», dije. Por suerte siempre esta presente mi entrenador de Mendoza, Agustín Antequera, y armamos un plan de entrenamiento. Dos días a la semana donde los hacemos en vivo para ayudar a la gente a que siga entrenando desde casa. Lo único malo de esto, es que me acostumbre a entrenar desde casa. No tengo que salir, prepararme bolso para bañarme ni nada; es súper cómodo. Vamos a ver qué pasa cuando abran los gimnasios.
—¿Qué le dirías a alguien que no se anima o dice que no puede entrenar?
—Le diría que deje de lado las excusas como “no tengo tiempo”, “no tengo ganas”, “no tengo fuerza de voluntad”, porque si no tenemos tiempo o voluntad para cuidar al lugar donde vas a vivir toda tu vida, que es tu cuerpo, a largo plazo no es bueno. Que den ese primer paso que es el más importante, porque una vez que ves cómo mejora tu salud, tu estética corporal y tu cabeza, entrenar se vuelve una actividad imprescindible. También recalcar que una vez que ya tenemos el hábito, es importantísimo escuchar nuestro cuerpo. Y si hay días en los que nos sentimos sin ganas, sin fuerzas, no tenemos por qué hacerlo.
