Federer y Djokovic, semifinal de lujo en el Abierto de Australia

El primer Grand Slam de la temporada ha sido dominado en la última década por dos jugadores. De las últimas diez ediciones, Novak Djokovic y Roger Federer se llevaron nueve. La única que no quedó en manos de ninguno de los dos fue la de 2014, que fue para Stan Wawrinka.

El serbio sumó seis títulos en ese período, incluido el del año pasado, y el suizo festejó tres veces, la última en 2018, cuando conquistó su -hasta ahora- último Grand Slam. Protagonistas indiscutidos de los últimos años, este jueves -a la madrugada argentina, noche australiana- chocarán en una semifinal de lujo en el Abierto de Australia​, que además marcará el 50° capítulo de una de las rivalidades más grandes y emocionantes de la historia del tenis.

Djokovic -que venció en cuartos de final en Melbourne por 6-4, 6-3 y 7-6 (7-1) al canadiense Milos Raonic- y Federer -que tras salvar siete match points le ganó 6-3, 2-6 2-6, 7-6 (10-8) y 6-3 al estadounidense Tennys Sandgren- llevan casi 14 temporadas cruzándose dentro de las canchas de todo el mundo.

Su primer enfrentamiento fue en la primera ronda del Masters 1000 de Montecarlo en 2006, cuando el suizo ya era número uno del mundo y el serbio se ubicaba en el 67° escalón del ranking. Sobre el polvo de ladrillo monegasco y con un triunfo de Roger se inauguró un historial en el que hoy manda Nole con tres victorias más que su rival: 26 a 23.

En los primeros años, sin embargo, fue Federer quien estuvo adelante en las estadísticas. El suizo se impuso en los primeros cuatro partidos que disputaron, entre ellos el primero en un Grand Slam. Fue justamente en 2007 en Australia. Djokovic había trepado hasta el 15° lugar del ranking y Roger seguía como líder. Se vieron las caras en los octavos de final y el helvético se impuso sin muchos problemas en tres sets.

Al año siguiente, Nole se tomó revancha, le ganó en semifinales también sin ceder parciales y terminó levantando días más tarde su primer título «grande». Hoy, el serbio suma siete trofeos en Melbourne y es el más ganador de la historia del torneo. Y Federer, con seis, es uno de sus escoltas en esa lista.

También en Melbourne se produjo el cambio de mando en el historial, después de diez años con Federer adelante. El suizo llegó a tener una ventaja de siete triunfos a fines de 2010, cuando estaba 13-6 arriba tras imponerse en las semifinales del Masters de Londres. Sin embargo, a partir de 2011 Djokovic fue acortando distancias y en enero de 2016 lo superó, con una victoria en cuatro sets en las semis del Grand Slam oceánico.

Ese fue el último de los cuatro duelos que disputaron sobre las canchas celestes del Melbourne Park. Y fue el tercero que terminó con festejo del serbio, que también se quedó con el que disputaron en las semis de 2011.

Djokovic ganó además tres de los cuatro que jugaron en Wimbledon. En los otros dos grandes están empatados: 1-1 en Roland Garros y 3-3 en el Abierto de Estados Unidos. Llevan 16 encuentros en Grand Slams, de los que diez fueron en semifinales y cinco en finales. Una decena terminaron con festejos de Nole y seis, de Roger.

Aunque lo más emocionante de la historia del «Djokovic vs. Federer» no está en los números, sino en lo que ocurre dentro de las canchas, lo que dos de los más grandes jugadores de la historia regalaron y siguen regalando cuando están cara a cara con sus raquetas en mano.

Hubo, como es lógico en una rivalidad de tantos años y tantos partidos, choques en los que la superioridad de uno o de otro fue muy clara. Como la semifinal del Masters de Londres de 2010 en la que Federer ganó por 6-1 y 6-4. O el duelo por el título del Abierto de Dubai, que Djokovic se llevó por un doble 6-3.

Pero hubo también muchos duelos épicos que quedarán para siempre en la memoria colectiva. Y no hay que mirar demasiado hacia el pasado para encontrar el mejor ejemplo de esas batallas que deleitaron hasta a los fanáticos del tenis más exigentes.

El año pasado, Djokovic y Federer disputaron en Wimbledon la final más larga de la historia del torneo. Durante cuatro horas y 57 minutos no se dieron tregua. Los dos jugaron en un nivel superlativo y el serbio se terminó llevando el título tras levantar dos match points e imponerse en el tie-break de un quinto set especial, el primero de un duelo decisivo en llegar al 12-12 antes de ir al desempate, para sellar el triunfo por 7-6 (7-5), 1-6, 7-6 (7-4), 4-6 y 13-12 (7-3).

Tan extraordinaria fue esa definición, que algunos se animaron a decir que había destronado como «el mejor partido de tenis de todos los tiempos» a la inolvidable final que habían jugado en 2008 en el All England un Federer y un Nadal en plenitud física y tenística.

Más allá de las estadísticas y los resultados y de esos choques cargados de intensidad y buen tenis, lo que hace especial a la rivalidad entre Djokovic y Federer son ellos mismos. Tan parecidos en cuanto a su profesionalismo para trabajar y a su pasión por este deporte. Cada uno es grande a su manera.

Roger -que se impuso en el último duelo que disputaron, en el round robin del Masters de Londres del año pasado, para cortar una racha de cuatro caídas al hilo ante el serbio- ya era ídolo cuando Nole recién comenzaba a dar que hablar.

El suizo, sinónimo de tenis elegante y talento innato, dominó el circuito durante largo tiempo casi sin rivales -en su mejor momento, solo Rafael Nadal supo hacerle sombra- y con 38 años sigue desafiando el paso del tiempo. El serbio, seis años menor, tuvo que trabajar más para ganarse su lugar entre los mejores, pero cuando encontró la fórmula para explotar al máximo su físico y su juego, comenzó a dejar su marca.

De personalidades muy diferentes -Federer es más reservado y de perfil más bajo; Djokovic es todo un personaje, un verdadero «showman»-, chocaron algunas veces por sus opiniones opuestas sobre ciertos temas relacionados al circuito y la ATP. Sin embargo, siempre se respetaron y tienen una relación muy buena.

Después de todo, Federer no sería Federer sin Djokovic. Ni Nole habría llegado adonde llegó sin Roger. Ellos lo saben y por eso, disfrutan cada vez que tienen la oportunidad de enfrentarse, más allá del resultado final.

«Tengo un tremendo respeto por Roger y por todo lo que consiguió en este deporte. Los partidos que jugué ante Roger y Rafa son las razones por las que soy el jugador que soy. Estoy agradecido por haber tenido tantos enfrentamientos con ellos», comentó Djokovic, número dos del mundo, tras asegurarse su lugar en semifinales.

Federer, tercero del ranking, afirmó: «Novak es un campeón, en especial acá en Australia. Las condiciones de este torneo le sientan muy bien. Hemos tenido partidos épicos en el pasado, algunos en estas mismas canchas».

Se viene otro Djokovic-Federer en Australia. Se viene otro capítulo de una de las rivalidades más importantes de la historia del tenis. Se viene otro choque de titanes. A disfrutarlo.

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