En Estoril, el argentino Sebastián Báez logró su primer título de la ATP

Sebastián Báez, campeón de ATP por primera vez: del “¿Por qué yo no?” al “¡Sí, soy yo!

El argentino de 21 años se consagró en Estoril al vencer al estadounidense Tiafoe
El tenis argentino está de fiesta. Uno de los mejores frutos de su nueva generación, Sebastián Báez, se consagró campeón del Estoril Open (de categoría 250) y se sumó al extenso y rico listado de ganadores nacionales en el ATP Tour (33 jugadores, 226 títulos). El jugador de 21 años (llegó al torneo siendo 59°; será 40° cuando se actualice el ranking) cerró una semana mágica sobre el polvo de ladrillo portugués al vencer a Frances Tiafoe (29°; EE.UU.) por 6-3 y 6-2, en 1h14m.

Báez, nacido en Billinghurst, San Martín, e hijo de un excombatiente de Malvinas, mostró determinación y madurez para competir en cada desafío. Es más, en su camino a la final derrotó a tres excampeones de Estoril: al referente local Joao Sousa, a la leyenda francesa Richard Gasquet y al español Albert Ramos Viñolas. Y también se dio el gusto de vencer por primera vez a un campeón de Grand Slam y de Copa Davis como al croata Marin Cilic (en la segunda rueda). Número 1 junior en 2018, desde este domingo se encumbra como el octavo argentino en actividad con un título ATP (Juan Martín del Potro, 22; Diego Schwartzman, 4; Federico Delbonis, 2; Juan Manuel Cerúndolo, Juan Ignacio Londero, Guido Pella y Horacio Zeballos, 1).

Tras un 2021 de lanzamiento profesional, en el que se convirtió en el tenista más joven en ganar seis trofeos del Challenger Tour en un mismo año e ingresó en el Top 100, se preparó para tratar de consolidarse en el circuito. Y, desde entonces, no dejó de evolucionar. En febrero, en Santiago de Chile, el jugador entrenado por Sebastián Gutiérrez y preparado físicamente por el equipo que lidera Martiniano Orazi (actual PF de Schwartzman, ex de Del Potro), alcanzó su primera final de ATP (cayó con el español Pedro Martínez). En marzo debutó, con autoridad, en el equipo de Copa Davis (éxito 4-0 ante la República Checa, en el BALTC). El mes pasado superó la clasificación del Masters 1000 de Montecarlo y jugó por primera vez en el cuadro principal. Y, esta vez, en Portugal, volvió a subir la vara, logrando el primer título ATP para un argentino en la temporada (además de Báez en Chile, el Peque Schwartzman había caído en los partidos decisivos en Buenos Aires y en Río de Janeiro).

Fue la séptima edición del Estoril Open. El certamen fue creado en 2015 para sustituir el histórico Portugal Open, que se jugó en Oeiras desde los 90, donde fueron campeones, entre otros, Juan Martín del Potro, David Nalbandian, Gastón Gaudio, Carlos Berlocq y Juan Ignacio Chela.

Envalentonado y con el ánimo en un punto muy alto, Báez se plantó en la final portuguesa ante un rival poderoso pero que había perdido combustible en el camino. Es que Tiafoe llegó a la definición luego de jugar 2h55m en las semifinales (frente a Sebastian Korda) y 2h59m en los cuartos de final (ante Alejandro Davidovich Fokina). El estadounidense, entrenado por el sudafricano Wayne Ferreira (6° del mundo en 1995), salió a pegarle fuerte a cada pelota sin especulaciones y le rompió el saque a Báez en el primer game del match.

Pero muy lejos de amedrentarse por el fuego rival, el argentino se enfocó rápidamente en su estrategia, se calmó, gestionó bien sus emociones sabiendo que tenía margen físco para imponerse y empezó a hacerle daño a Tiafoe con sus mejores recursos: drives profundos y exquisitos drops. El argentino le rompió el servicio dos veces al norteamericano en el primer parcial y repitió la misma cantidad en el segundo, cerrando su obra con superioridad. Logró cuatro aces, no cometió doble faltas, logró el 64% de primeros servicios, el 66% de puntos con el primer saque y el 61% con el segundo.

A Báez nunca nada le resultó sencillo. Ni su desarrollo como juvenil en el tenis ni tampoco su progreso en el profesionalismo. El año pasado, por citar un ejemplo, no recibió invitaciones de los torneos ATP, pero pese a ello logró superar sus objetivos. El tenista y su entrenador hacen foco en el aspecto emocional, intentando que el jugador supere obstáculos internos, logre el salto de calidad, se anime a más y crea en sus condiciones. Esta semana, desde su primera victoria en Estoril, Báez dejó un mensaje en la tradicional “firma” de la cámara. “Why not me? (Por qué yo no?)”. La frase se la habían visto en una pulsera que utiliza, precisamente Tiafoe, la adoptaron y la tuvieron como incentivo. Este domingo, con el sueño cumplido, Báez sonrió y se desahogó, firmando: “Yes it’s me! (Sí soy yo!)”.

Báez es uno de los tenistas de mayor progreso en el tour. Este lunes aparecerá en el ranking por encima de Roger Federer. Si bien el suizo no compite desde julio de 2021, simbólicamente tendrá mucho valor para el argentino. Es un premio más tras una semana estupenda que, sin dudas, actuará como incentivo para lo que viene. Porque si hay algo que demostró Báez es que tiene hambre y sueños. Y en el Día del Trabajador tiene bien merecido su logro.

Sebastián Torok

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