El silencio y la quietud de las calles aledañas del Radisson Blu y la calma del distinguido barrio Savassi de Belo Horizonte se vieron sacudidas por una serie de bombas de estruendo que es escucharon no nitidez desde tres cuadras e iluminaron la noche.
Pero lo más sorpresivo, para llamarlo de alguna manera, llegó a las 6.30 de la mañana. Ahí, el teléfono de varias de las habitaciones de los jugadores sonó a la misma hora y de ninguna manera fue una decisión del cuerpo técnico para algún tipo de entrenamiento temprano o charla motivacional. Fue idea de algún pícaro que ya están buscando.
Esos teléfonos sólo suenan, a esas horas, si un huésped solicita en recepción ser llamado para arrancar el día. Y ningún jugador de la Selección ni miembro del cuerpo técnico solicitó algo semejante.
El lunes por la tarde, en la conferencia de prensa, Tite habló de que este partido no resuelve problemas sociales en ambos países, pero aseguró que puede dejar un mensaje a los niños sobre jugar con firmeza y lealtad.