La sonda india Chandrayaan-3 llegó a la Luna y se posó sobre la superficie sin sufrir daños

El país asiático se convirtió así en el cuarto en arribar al satélite natural planetario y el primero en hacerlo sobre su parte más meridional, donde los expertos sospechan que pueden encontrar hielo

La misión espacial Chandrayaan-3 de la India llegó a la Luna este miércoles y el país asiático se convirtió así en el cuarto en posarse sobre el satélite natural planetario y el primero en hacerlo sobre su parte más meridional, donde los expertos sospechan que puedan encontrar hielo.

Esta sonda, compuesta por un módulo de aterrizaje y un explorador, tiene prácticamente los mismos objetivos que la misión previa, aunque su estructura se ha visto ampliamente reforzada para corregir los errores que propiciaron que Chandrayaan-2 acabase estrellada contra la superficie lunar en 2019 mientras intentaba alunizar.

Cuarenta han sido los días que su sucesora ha pasado en el espacio desde que despegara de la India el 14 de julio, impulsada por el cohete más potente y pesado del que dispone la India, pero no lo suficiente como para evitar que la sonda tuviese que completar varias órbitas a la Tierra para ganar la velocidad suficiente con la que alcanzar la órbita lunar, a la que ingresó la primera semana de agosto.

Hito espacial
La India es el cuarto país en posarse sobre la Luna y el primero en hacerlo sobre su parte más meridional, donde los expertos sospechan que puedan encontrar reservas de agua en forma de hielo, principalmente en cráteres que nunca reciben la luz del Sol.

Esa es una de las metas principales de la misión, que también prevé realizar varios experimentos científicos sobre el terreno y analizar la superficie lunar durante los 14 días terrestres, equivalentes a medio día en el satélite, que permanezca en funcionamiento.

Así cerraría un capítulo que la propia India abrió en 2008, cuando su primera misión espacial a la Luna, Chandrayaan-1, fue pionera en el descubrimiento de evidencia directa de agua en el satélite.

Con su llegada, la sonda india también abrirá una nueva etapa de exploración de la Luna, que está marcada por el reciente aumento del interés de varios países por retomar sus programas lunares para mandar misiones tripuladas o establecer bases en la Luna, como es el caso de Estados Unidos, Rusia o China, como un punto intermedio para alcanzar otras cotas del espacio.

Un grupo reducido al que también quiere sumarse este año Japón, con otra breve misión que despegará el 26 de agosto de la Tierra, meses después del fracaso de la firma aeroespacial nipona Ispace, que intentó sin éxito el pasado abril convertirse en la primera misión privada en posarse sobre la accidentada superficie lunar.

La NASA, a través de su director, felicitó a India “por ser el cuarto país en lograr el aterrizaje suave de una nave espacial en la Luna”. “Nos complace ser su socio en esta misión”, escribió Bill Nelson en su cuenta de Twitter.

Veinte minutos de terror
Para hacer historia, los científicos indios atravesaron un periodo de “veinte minutos del terror”, según los medios locales, durante el último tramo del alunizaje, cuando Chandrayaan-3 adoptó una posición vertical y disminuyó progresivamente su velocidad hasta posarse sobre el polo sur del satélite.

Misma etapa donde la misión fracasó hace cuatro años, por lo que los expertos de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) han implementado modificaciones a la sonda, como refuerzos en sus patas para soportar velocidades mayores en el alunizaje, o un sistema basado en el error que, según el jefe de la agencia espacial, Sreedhara Somanath, permite a la misión alunizar con éxito aún en el peor de los casos.

Además, la sonda también cuenta con una mayor carga de combustible para tener margen de maniobra, se le agregaron paneles solares adicionales para garantizar que genere energía sin importar cómo aterrice y se corrigieron fallos de software.

Un coste inferior a “Interstellar”
El desarrollo de Chandrayaan-3 siguió el mismo camino de otras misiones previas del programa espacial indio, que se ha labrado una reputación gracias a sus económicos lanzamientos de decenas de satélites.

Esta misión contó con un coste estimado de unos 75 millones de dólares, un dato que muchos usuarios indios de redes sociales han venido destacando en los últimos días, por ser inferior al presupuesto de la película “Interstellar”, ganadora de un premio Óscar en 2015, y que se estima en unos 160 millones de dólares, según el portal especializado IMDb.

El precio de la última misión india es incluso inferior al de Chandrayaan-2, que superó los 100 millones de dólares, ya que a diferencia de esta no cuenta con un orbitador.

(Con información de EFE)

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