Los desastres climáticos repetitivos generan un impacto psicológico que empeora con el tiempo

Un reciente estudio concluye que la salud mental de las personas se deteriora tras la desagradable experiencia de atravesar repetidos desastres climáticos.

Por: Marina Fernández

En un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista científica líder en el ámbito de la salud, Lancet Public Health, descubren que experimentar desastres climáticos repetidos conduce a efectos más graves y sostenidos en la salud mental en comparación con experimentar un episodio aislado.

Recordemos que los mal llamados desastres naturales, no son inherentemente «naturales», sino que son el resultado de la interacción entre un fenómeno natural y factores sociales, económicos y de desarrollo humano. Por ejemplo, un fenómeno totalmente natural, como puede ser un huracán, genera un desastre solo cuando ese fenómeno impacta a comunidades vulnerables debido a factores como la pobreza, la falta de planificación urbana y la inadecuada gestión del riesgo.

Se estima que los niños nacidos hoy experimentarán hasta siete veces más fenómenos meteorológicos extremos a lo largo de su vida que alguien nacido en 1960.
Los fenómenos naturales como: incendios forestales, lluvias abundantes y poderosos ciclones, etc., azotan con mayor frecuencia e intensidad, por ejemplo sobre Australia, que es particularmente donde se realizó este trabajo de investigación.

Inundaciones en Australia

En 4 días de julio de 2022 llovieron 800 milímetros en Sídney, y varias ciudades de Nueva Gales del Sur, mucho más de lo que llueve en un año (foto Jenny Evans).
Además, como ya hemos visto en innumerable cantidad de trabajos científicos consistentes, se prevé que esta tendencia empeore de manera acelerada debido al cambio climático. Se estima que los niños nacidos hoy experimentarán hasta siete veces más fenómenos meteorológicos extremos a lo largo de su vida que alguien nacido en 1960.

Y es una realidad que los servicios de emergencia, que se centra en cada desastre a la vez, ya no funciona. A medida que el clima continúa cambiando, necesitamos considerar urgentemente los efectos de múltiples desastres en la salud pública, el bienestar y los servicios de desastre.
A medida que se vuelve más común enfrentar condiciones de tiempo extremo, la salud mental y el bienestar de las personas se ve afectado, y es esto lo que analizaron. El estudio analizó 10 años de datos australianos (2009-2019) de la encuesta Dinámica de los hogares, los ingresos y el trabajo en Australia, representativa a nivel nacional.

El estudio incluyó datos de 1511 personas que experimentaron al menos un episodio extremo o desastre. Les hicimos seguimiento desde el año anterior al primer desastre, durante el primero que atravesaron, también cuando correspondía, en cada desastre posterior, y algunos años después de cada evento de tiempo extremo vivido.

Más de 400 mil personas se vieron severamnete afectadas por las inundaciones en Europa en 2024.
También incluyeron a 3880 personas que no experimentaron desastres durante este tiempo pero que compartían características demográficas, socioeconómicas, de salud y de lugar similares para la comparación.

Los científicos midieron la exposición a estos eventos en función de si los encuestados informaron que un desastre relacionado con el clima (por ejemplo, una inundación, un incendio forestal o un ciclón) dañó o destruyó su hogar durante el año anterior.

Los resultados de salud mental se midieron utilizando dos cuestionarios administrados comúnmente para evaluar la depresión y los trastornos de ansiedad (el inventario de salud mental de 5 ítems) y la angustia psicológica (la Escala de angustia psicológica de Kessler).

Consecuencias por efectos acumulativos

Los resultados muestran que el deterioro de la salud mental se agravó con los desastres repetidos. Se muestra que haber experimentado un desastre condujo a un deterioro de la salud mental durante el año del evento, seguido de una recuperación a los niveles previos al desastre en el período posterior. Sin embargo, con los desastres repetidos, las trayectorias de salud mental empeoraron aún más y tomó más tiempo recuperarse a los niveles previos al evento.

La salud mental de las personas suele recuperarse a los niveles previos al desastre después de vivir un solo desastre, pero la repetición de eventos puede retrasar o detener esta recuperación.
También descubrieron que experimentar un desastre adicional cerca de un desastre anterior (por ejemplo, con uno o dos años de diferencia) estaba vinculado a mayores deterioros en la salud mental que los desastres que ocurrieron más espaciados.

Factores de riesgo

Se encontró como ciertos factores influyeron consistentemente en los resultados de salud mental. Por ejemplo, contar con apoyo social fue un factor protector constante, mientras que padecer una enfermedad crónica aumentó consistentemente el riesgo de una salud mental más deficiente. Esto se mantuvo independientemente del número de desastres que experimentara una persona.

Por otro lado, algunos factores de riesgo se intensificaron con cada desastre. En particular, los hogares con menores ingresos, los de zonas rurales y los jóvenes parecieron sufrir mayores efectos de los desastres acumulativos.

El deterioro de la salud mental tras sufrir desastres climático

Gráfico sobre el deterioro de la salud mental tras sufrir desastres climáticos. Los resultados de salud mental se midieron con el inventario de salud mental de 5 ítems, donde las puntuaciones más altas (en una escala de 0 a 100) indican una mejor salud mental. Créditos: PhD. Ang Li, et al.
La investigación presentó algunas limitaciones. Por ejemplo, los datos no detallaban el tipo ni la gravedad de cada desastre. También eran limitados en cuanto a su información sobre los efectos en la salud mental cuando de tres a más desastres.

Los hogares con menores ingresos, los de zonas rurales y los jóvenes parecieron sufrir mayores efectos de los desastres acumulativos.
Sin embargo, este estudio aporta nuevas perspectivas sobre las consecuencias para la salud mental de múltiples desastres climáticos. Esto pone de relieve la necesidad de un mayor apoyo a las comunidades que se enfrentan a un número cada vez mayor de emergencias. Los hallazgos también coinciden con otros estudios que han observado un riesgo creciente para la salud mental ante múltiples eventos.

Los desastres climáticos y salud mental

A medida que el clima continúa cambiando, necesitamos considerar urgentemente los efectos de múltiples desastres en la salud pública, el bienestar y los servicios de desastre.
La salud mental de las personas suele recuperarse a los niveles previos al desastre después de vivir un solo desastre, pero la repetición de eventos puede retrasar o detener esta recuperación.

¿Por qué los desastres repetidos pueden conducir a un empeoramiento de la salud mental?

Cuando los desastres ocurren en una sucesión cercana, pueden generar estrés acumulativo impulsado por el trauma y la incertidumbre. Esto puede crear un ciclo que se refuerza. Las personas que ya enfrentan desventajas sociales, como mala salud y bajos ingresos, tienen mayor probabilidad de estar expuestas a desastres. A su vez, estos eventos afectan desproporcionadamente a quienes enfrentan desventajas preexistentes.

Un efecto multiplicador que puede contribuir al empeoramiento de los resultados en materia de salud mental y a una recuperación más lenta tras múltiples desastres. Esto significa que los desastres son un problema de equidad social.
El resultado es un efecto multiplicador que puede contribuir al empeoramiento de los resultados en materia de salud mental y a una recuperación más lenta tras múltiples desastres. Esto significa que los desastres son un problema de equidad social, y deben considerarse en los esfuerzos por reducir la pobreza y mejorar los resultados sociales, así como los de salud.

Los desastres recurrentes, en particular, pueden agotar los recursos financieros, sociales y comunitarios. Pueden exacerbar la presión existente sobre los ahorros de los hogares, la ruptura de vínculos sociales debido al desplazamiento y la reducción del acceso a los servicios después de los desastres, especialmente en las zonas rurales.

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