Julieta Mackintach, la jueza investigada Julieta Mackintach, la jueza investigada por la Justicia
El juicio por la muerte de Diego Maradona atraviesa su momento más delicado y podría incluso suspenderse. Este martes se reanuda el debate oral ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro, en una audiencia clave marcada por la posible recusación de la jueza Julieta Mackintach, acusada de haber autorizado la grabación de un documental sin consentimiento de las partes.
La denuncia, impulsada por los abogados Fernando Burlando y Mario Baudry —representantes de Dalma, Gianinna y Dieguito Fernando Maradona—, sostiene que dos personas habrían filmado audiencias del juicio con la supuesta aprobación de la magistrada, algo expresamente prohibido. La investigación sobre el presunto vínculo de Mackintach con una productora audiovisual avanza, y su continuidad en el proceso pende de un hilo.
La jueza niega categóricamente las acusaciones: asegura que no hay documental, contrato ni nada que ocultar. Sin embargo, testigos de la causa confirmaron que una pareja, autorizada por Mackintach, grabó imágenes dentro de la sala, lo que desató el escándalo que hoy pone en riesgo la validez del proceso.
Este hecho podría derivar en pedidos de recusación o, en el peor de los casos, en la nulidad del juicio, lo que implicaría comenzar el debate desde cero. Ante este escenario, las partes involucradas mantuvieron intensas comunicaciones durante el fin de semana, evaluando los pasos a seguir.
A pesar del clima tenso, hay un punto de acuerdo: nadie quiere que el juicio se suspenda. La mayoría coincide en buscar una salida que permita continuar el proceso, aunque eso implique apartar a la jueza.
El abogado de Leopoldo Luque, Julio Rivas, volvió a presentar un pedido de recusación alegando parcialidad por parte de Mackintach. Ya lo había hecho la semana pasada, pero fue rechazado por los otros jueces del tribunal. Si ahora prospera la recusación, Rivas propone suspender el juicio por 10 días para que un nuevo magistrado escuche las audiencias grabadas y se interiorice del caso, evitando así convocar nuevamente a los 47 testigos, incluidas las hijas del Diez.
El objetivo es claro: evitar la revictimización y sostener la continuidad del debate sin vulnerar derechos procesales.
El panorama sigue siendo incierto. Este martes, el juez Maximiliano Savarino retomará su rol como presidente del tribunal, luego de haber intentado cederle la conducción a Mackintach sin previo aviso, bajo una supuesta «cuestión administrativa» que fue duramente cuestionada por las partes.
Ese cambio repentino en la conducción del juicio fue el disparador del conflicto que derivó en la denuncia contra la jueza y en la apertura de un expediente que podría marcar un antes y un después en esta causa tan sensible para la opinión pública.