Mitos del cine, fantasía de la pantalla grande

Mitos del cine que creíamos ciertos pero que son parte de la fantasía de la pantalla grande.

 
Por José Heinz.- El cine es un universo que se rige con reglas propias, a eso lo sabemos todos. Sin embargo, a veces justificamos una idea y como argumento usamos un latiguillo clásico: “Lo vi en una película”. Las posibilidades de la pantalla son muy diferentes a las de la vida real y nosotros, al menos de momento, no conocemos a nadie con súper poderes como para andar diciendo a la ligera que tirar rayos por los ojos es algo perfectamente posible.
 
Basta con tener un poco de sentido común para aceptar que un hombre solo, sin ayuda de nadie, no puede terminar una guerra o echar a perder un secuestro complejo, aunque muchos filmes nos hayan hecho creer que tal proeza humana no sólo parece posible, sino que nos hace lagrimear un poco y al final quedamos fascinados con la aventura. Hasta aquí, lo que sabemos todos, pero también hay acciones típicas de la pantalla grande que creemos que son verosímiles y no, no lo son en absoluto.
 
Algunos días atrás, el sitio Bright Side publicó un artículo titulado 12 mitos que las películas nos hicieron creer y, como indica el título, se encarga de refutar una docena de actitudes típicamente cinematográficas que muchos imaginábamos como ciertas.
 
Un ejemplo: ¿cuántas veces hemos visto en el cine que para desmayar a la fuerza a una persona se le aplica un trapo con cloroformo? Varias, ¿no? Podrá quedar muy bien dentro de la historia que nos está contando el director, pero la realidad es otra: según la medicina, al cerebro le lleva unos cinco minutos sentir los efectos químicos del cloroformo y, aun así, el efecto dura pocos minutos.
 
Otro ejemplo, esta vez aplicado a las películas de acción. Como un arma nunca parece suficiente para bajar a todos los villanos, muchos protagonistas de esta clase de filmes suelen llevar una pistola en cada mano y disparar en dos direcciones. Pero no hay adrenalina, venganza ni bíceps que soporten la dura realidad: apuntar a dos lugares a las vez es prácticamente imposible. ¿Y esas granadas de mano que los hombres duros del cine muerden con fuerza para quitarles el seguro y recién después lanzan a territorio enemigo? Quien lo intente probablemente se quede sin dentadura y la granada seguiría segura, porque se necesita una fuerza superior a la de los dientes.
 
Un ejemplo más, esta vez de la ciencia ficción. Todos hemos quedado fascinados con las batallas espaciales y, aunque tenemos en claro que es fantasía, eso no impide que nos podamos situar imaginariamente en alguna nave espacial con destino intergaláctico. De llegar a vivir esa situación algún día, podemos quedarnos tranquilos de al menos uno de los peligros clásicos del cine: la lluvia de asteroides. A diferencia de lo que nos mostraron las sagas cinematográficas, hay mucha distancia entre ellos, así que lluvia, lo que se dice lluvia, no habrá.
 
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