22 de febrero, Día de la Antártida Argentina

La Ley 20.827 estableció el 22 de febrero como el Día de la Antártida Argentina en conmemoración de la fecha en que se inauguró el Observatorio Meteorológico y Magnético en la Isla Laurie, Orcadas del Sur, en 1904.

 
Desde entonces, hace ya 113 años, la Argentina ha mantenido su presencia permanente e ininterrumpida en la Antártida, lo que constituye todo un símbolo del protagonismo de nuestro país en el Continente Blanco.
 
El establecimiento de la Base Orcadas tiene una importancia particular. Vino a coronar una primera etapa del rol que tendría a la Argentina como protagonista en la Antártida, con los primeros barcos foqueros que partían desde Buenos Aires hacia las Islas Shetland del Sur a comienzos del siglo XIX. Entre 1901 y 1903, el Alférez José María Sobral participó en la expedición polar sueca de Otto Nordenskjöld, que al quedar aislada en la Antártida durante dos años, fue rescatada heroicamente por el entonces Teniente Julián Irízar al mando de la histórica Corbeta Uruguay. A sus intrépidas acciones se suman las de José Manuel Moneta, Pedro F. Margalot, Hernán Pujato, Gustavo Giró Tapper, Jorge E. Leal, Mario L. Olezza y Gustavo A. Marambio, entre otros.
 
 
Es así como el día de la Antártida Argentina conmemora que, por las acciones de estos hombres valientes y visionarios, para mediados del Siglo XX la Argentina ya se hubiera consolidado no sólo como uno de los países más activos en la Antártida, sino también como uno de los que tenían reivindicaciones territoriales: el Sector Antártico Argentino comprendido entre el paralelo 60º Sur como límite Norte y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste.
 
El día de la Antártida Argentina también conmemora el rol de la Argentina al firmarse el Tratado Antártico y el que hoy continúe siendo uno de los principales actores del Sistema regulatorio al que el Tratado ha dado origen. En ese sentido, también conmemora la labor de argentinos que no son mencionados con frecuencia: los diplomáticos. La actividad antártica, desde sus inicios, ha tenido un marcado aspecto de política exterior, ya que entre los antárticos históricos también se encuentran varios diplomáticos argentinos. En particular, cabe reconocer a aquellos que representaron a la Argentina cuando, en 1959, fue invitada a la mesa chica de los 12 países que darían el origen al Tratado Antártico.
 
 
La Argentina es Parte Consultiva del Tratado Antártico desde su entrada en vigor, en 1961. El Tratado tiene hoy 53 Partes, de las cuales 29 son Partes Consultivas (con voz y voto). El haber sido uno de los doce países que negociaron el Tratado Antártico y uno de sus signatarios originarios no es sino un reconocimiento de que la Argentina era –y es- un actor central del Sistema del Tratado Antártico. La Argentina ha mantenido una activa participación en los principales foros antárticos contribuyendo a mantener la vigencia de los principios y objetivos establecidos por el Tratado, y destacando la trascendencia de la Antártida como continente dedicado a la paz y a la cooperación internacional. De alguna manera en reconocimiento de ese relevante rol en la Antártida, desde 2004, la Argentina es sede de la Secretaría del Tratado Antártico, que funciona en Buenos Aires.
 
Ahora, si bien el Día de la Antartida Argentina conmemora todos estos hitos históricos de nuestro pasado antártico, también es una fecha para pensar el futuro de nuestra Antártida, un futuro estrechamente ligado a la ciencia.
 
La investigación científica antártica se multiplicó exponencialmente desde la firma del Tratado Antártico. Nuestro país y nuestros científicos del Instituto Antártico Argentino son plenamente conscientes del rol de la ciencia antártica para comprender fenómenos locales y globales y para defender los derechos e intereses de la Argentina en la Antártida, porque la ciencia subyace a todas las decisiones que se toman en los foros del Sistema del Tratado Antártico. Así, el Día de la Antártida Argentina también conmemora el trabajo dedicado y disciplinado de nuestros científicos del Instituto Antártico Argentino y el de científicos de otras instituciones con las que el Instituto coopera para la realización de sus proyectos.
 
 
La vocación antártica de la Argentina no es más que el reflejo de una verdadera política de Estado que se ha mantenido inalterada a través de más de un siglo, aunque adaptándose a lo requerido en cada momento. Cuando, en los orígenes de la actividad antártica, nuestros intereses demandaron un amplio despliegue físico, la Argentina lo cumplió de manera efectiva gracias a la actividad de las Fuerzas Armadas. Pero hoy la defensa de nuestros derechos e intereses y el cumplimiento de nuestro compromiso con el Sistema del Tratado Antártico requieren un sólido despliegue científico. Se requieren proyectos científicos de alta calidad, investigaciones relevantes, presencia en publicaciones internacionales y participación con fundamento científico en los foros del Sistema del Tratado Antártico. Y en ello, la Argentina sigue demostrando que está a tono con esta demanda.
 
En la ejecución de la política antártica argentina, se da una articulación fluida entre los componentes del Programa Antártico Argentino. La política exterior es nutrida y apuntalada por la ciencia del Instituto Antartico Argentino, en cabeza de la Cancillería, mientras que el Ministerio de Defensa, a través de las Fuerzas Armadas, tiene la responsabilidad de proveer la logística para la ciencia antártica argentina. Todo ello se desarrolla en un estrecho trabajo conjunto. El retorno del Rompehielos Almirante Irízar, que ocurrirá próximamente, significará no sólo la vuelta a la actividad de un buque emblemático del Programa Antártico Argentino, sino también la de un buque con altísimo potencial científico, por sus numerosos laboratorios a bordo.
 
El Día de la Antártida Argentina conmemora, en definitiva, la labor de todos aquellos que, con esfuerzo, han hecho posible que la Argentina fuera uno de los pioneros en la actividad antártica y que hoy estemos presentes ante una verdadera política de Estado, y también la de científicos, diplomáticos y logísticos de hoy, porque los antárticos de ayer y los de hoy estamos unidos por un lazo de continuidad histórica e institucional, por una verdadera Política de Estado, una que tiene como objetivo la reafirmación de nuestros derechos e intereses en la Antártida y nuestro compromiso con el Sistema del Tratado Antártico.

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