La orden ejecutiva de Trump impulsa la inteligencia artificial en la educación de Estados Unidos
Con la firma de la orden ejecutiva “Advancing Artificial Intelligence Education for American Youth” el pasado 23 de abril, el presidente Donald Trump inauguró una nueva etapa en la política educativa de Estados Unidos. El decreto establece un marco federal para incorporar la inteligencia artificial (IA) en todos los niveles de la educación K-12 y plantea la creación de programas de formación laboral en esta tecnología, lo que promete transformar de raíz el sistema educativo del país.
Una apuesta federal ambiciosa
La medida ordena la conformación de un Grupo de Trabajo sobre Educación en IA dentro de la Casa Blanca y exige a diversas agencias federales que prioricen acciones concretas en plazos estipulados. Entre los objetivos figuran la capacitación en IA para docentes, la inclusión de contenidos sobre inteligencia artificial desde los primeros años escolares y el desarrollo de una fuerza laboral adaptada a la nueva era tecnológica.
“El propósito central es capacitar a los jóvenes estadounidenses para que manejen herramientas de IA desde la escuela”, sostuvo Will Scharf, secretario de Personal de la Casa Blanca.
Aunque se presenta como una oportunidad histórica, el plan también despierta interrogantes. Mientras algunos distritos educativos han comenzado a mostrar mejoras en el rendimiento y mayor personalización del aprendizaje, persisten amplias desigualdades en el acceso a tecnologías y formación docente. Los próximos años serán clave para determinar si esta iniciativa contribuye a cerrar brechas o profundiza la desigualdad educativa.
Líderes detrás del proyecto
El arquitecto del plan es Michael Kratsios, presidente del nuevo grupo de trabajo y ex director de Tecnología de EE. UU., quien combina experiencia gubernamental y privada (Scale AI). Kratsios ha destacado la necesidad de estándares científicos sólidos y una política que alinee los objetivos de cada agencia federal con la estrategia general de IA.
Otro actor clave es David Sacks, empresario de Silicon Valley y asesor especial en inteligencia artificial y criptomonedas. Su designación apunta a fortalecer los lazos entre el gobierno y las grandes tecnológicas. Tras la firma del decreto, Sacks celebró públicamente el avance y expresó que la intención de la administración es convertir a Estados Unidos en «la capital mundial de la IA».
La implementación educativa recae en Linda McMahon, secretaria de Educación, quien enfrenta el desafío de llevar adelante estas reformas mientras también coordina el cierre del Departamento de Educación, según las políticas impulsadas por Trump. Su escaso dominio técnico generó críticas, especialmente luego de referirse públicamente a la inteligencia artificial como “A1”, confundiendo el término con una marca de salsa. Aun así, McMahon ha defendido la incorporación de IA desde los primeros niveles escolares.
Primeras acciones y metas
La orden ejecutiva establece un cronograma exigente. En 90 días se debe lanzar un “Desafío Presidencial de IA” con competencias para distintas edades y regiones. Para agosto, se espera que se actualicen los programas de capacitación docente y se emitan nuevas directrices sobre el uso de subvenciones para educación asistida por IA.
También se prevé el impulso de programas específicos en sectores rurales, a través de 4-H y Extensión Cooperativa del Departamento de Agricultura, y la creación de aprendizajes registrados en tecnologías de IA bajo el Departamento de Trabajo.
En paralelo, la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) ya destinó 8 millones de dólares a su iniciativa EducateAI, y otros 500 millones al desarrollo de institutos de investigación en inteligencia artificial. Uno de ellos, el Instituto de IA para Tecnologías Inteligentes e Inclusivas para la Educación (INVITE), ya alcanza a 96.000 estudiantes en ocho estados.
Uso real en las aulas y preocupaciones
Actualmente, uno de cada cuatro docentes ya utiliza herramientas de IA, aunque la capacitación y los recursos siguen siendo desiguales. Las plataformas más extendidas incluyen Google Classroom, IXL y iReady. MagicSchool AI, utilizada por cinco millones de educadores, se posiciona como la favorita, al igual que Khanmigo, el asistente desarrollado por Khan Academy en colaboración con Microsoft.
Los resultados iniciales son prometedores. En Colorado, las Escuelas Públicas de Aurora reportaron un aumento del 28 % en estudiantes que cumplen con los niveles de alfabetización tras adoptar MagicSchool. En Indiana, docentes de química aseguran haber reducido drásticamente el tiempo de planificación.
Pero los desafíos persisten. El 65 % de los maestros identifican el plagio como su principal preocupación, y la disciplina por uso indebido de IA aumentó notablemente. Además, casi el 80 % de los educadores afirma que sus distritos no cuentan con políticas claras sobre IA, y la mitad señala una falta de formación adecuada.
El gran desafío: equidad
A medida que avanza la integración de la IA, se amplía también la brecha entre escuelas urbanas, suburbanas y rurales. Sin una inversión robusta y políticas de inclusión, la revolución tecnológica podría beneficiar solo a una parte del sistema y dejar rezagados a millones de estudiantes.
La iniciativa de Trump promete un cambio estructural, pero su verdadero impacto dependerá de cómo se implemente y de si logra garantizar un acceso justo y equitativo para todos los estudiantes del país.
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