Las cuatro claves de las críticas al régimen industrial de Tierra del Fuego

Tierra del Fuego, regimen industrial

El Gobierno apunta contra el esquema impositivo vigente en el sur del país, al que considera ineficiente, costoso y de bajo impacto productivo.

La decisión del Ejecutivo nacional de eliminar aranceles para la importación de celulares y reducir impuestos internos sobre móviles, televisores y aires acondicionados reactivó el debate sobre el régimen promocional de Tierra del Fuego, vigente desde hace más de cinco décadas. En el centro de las críticas se encuentran el alto costo fiscal, la escasa competencia, el débil aporte al empleo y el bajo nivel de valor agregado que genera la industria electrónica radicada en la isla.

A continuación, las cuatro claves que explican los cuestionamientos al modelo fueguino:

  1. Un régimen con alto costo fiscal
    Según un informe de la Fundación Fundar, el régimen implica un gasto para el Estado de aproximadamente USD 1.070 millones anuales, lo que equivale al 0,22% del PBI. Esta cifra supera, por ejemplo, más del doble del presupuesto del Conicet en 2021 y representa el 39,3% del gasto total en las asignaciones AUH y AUE.

Para el economista Juan Carlos Hallak, coautor del informe e investigador del Conicet, el esquema no devuelve beneficios equivalentes. “Cada vez le cuesta más competir con la industria electrónica global. En vez de generar una actividad sustentable, se han ido incorporando nuevos productos solo para sostener el modelo, como los celulares en 2009”, advirtió.

  1. Beneficios impositivos con poca competencia
    El régimen otorga exenciones fiscales millonarias a las empresas radicadas en la isla, como:

Exención del IVA sobre la facturación total, no solo sobre el valor agregado: USD 630 millones al año.

Eliminación de aranceles de importación: USD 436 millones anuales.

Diferencial de Impuestos Internos: USD 20 millones.

Exenciones en Ganancias y el impuesto al cheque, aunque sin datos detallados sobre su impacto.

Este esquema incentiva la importación de kits de ensamblado, en detrimento del desarrollo industrial local. “Es hora de que las empresas compitan en serio. Lo que hacen es ensamblar productos importados aprovechando enormes ventajas fiscales”, criticó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.

El reciente anuncio sobre la quita gradual de aranceles puso en duda la rentabilidad del modelo y empujó a varias empresas a revisar su estrategia de producción.

  1. Débil impacto en el empleo
    El régimen fueguino también es cuestionado por su bajo aporte al empleo nacional. El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, estimó que su eliminación tendría un efecto neto positivo, a pesar de una eventual caída de puestos en la isla.

Según sus cálculos, el mantenimiento del esquema significaba una pérdida neta de 60.000 empleos a nivel nacional, debido al bajo requerimiento de mano de obra que caracteriza a la industria local. Hallak fue más contundente: “Es un chupadero de plata terrible. Se gasta mucho para sostener apenas a 10.000 trabajadores en un sistema ineficiente”.

Actualmente, los principales productos que se fabrican en la isla son celulares, televisores, aires acondicionados y microondas. Excepto en el caso de los aires, donde hay cierta actividad metalúrgica, el proceso productivo se limita al ensamblaje de partes importadas.

  1. Promesa incumplida: no bajaron los precios
    Uno de los argumentos históricos a favor del régimen fue que permitiría ofrecer productos electrónicos más accesibles para los consumidores. Sin embargo, la evidencia no lo respalda. Durante los períodos de mayor protección comercial, como los gobiernos kirchneristas, los precios en el mercado local no bajaron. Por el contrario, las empresas aumentaron márgenes sin trasladar los beneficios fiscales al público.

Las frecuentes compras de artículos electrónicos en el exterior o en países limítrofes —como el caso de mendocinos que cruzan a Chile para hacer «tours de compras»— son una muestra clara de esa desconexión entre producción local y precios competitivos.

El Gobierno asegura que, con la apertura de importaciones y la baja de impuestos internos, se generará un entorno más competitivo que podría presionar a la baja los precios en el mercado local. Para sobrevivir, las empresas fueguinas deberán ajustar sus márgenes y replantear su modelo de negocio.

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