Si bien la fortuna no acompañó a la Selección de fútbol de argentina en su periplo por el Mundial de Rusia, los fabricantes de electrónica del sur del país sí pudieron festejar, al menos durante la primera mitad del año.
A fuerza de promos, las marcas que operan en el polo de Tierra del Fuego culminaron los primeros cinco meses del año con una producción de 2,2 millones de televisores, lo que implicó un salto de casi 100% frente al mismo lapso de 2017.
En tanto, se produjeron 4 millones de celulares y 300.000 equipos de aire acondicionado, lo que les permitió generar a estas compañías una facturación global de u$s1.500 millones.
Sin embargo, así como la Selección del ahora ex técnico Jorge Sampaoli quedó muy rápido fuera de carrera, los festejos también quedaron atrás para la industria electrónica.
La devaluación y el cambio de humor entre los consumidores operaron como una suerte de ráfaga de goles en contra, que terminaron por modificar completamente las perspectivas para los cinco meses que quedan por delante.
Desde la isla aseguran que no se trata de simples proyecciones o planteos teóricos: la demanda por parte de los retailers se desplomó en julio y esto está dejando a algunas plantas fueguinas con un alto nivel de capacidad ociosa.
Frente a este cuadro y a un escenario de creciente malestar social y gremial en Tierra del fuego, las compañías debieron activar un plan de emergencia para tratar de calmar las aguas.
Básicamente, las empresas acordaron con la Unión Obrera Metalúrgica poner a disposición de los empleados adelantos de haberes y préstamos a tasa cero para paliar la pérdida de poder adquisitivo ocasionada por la inflación.
Cabe destacar que el deterioro del poder de fuego de los bolsillos de los empleados que trabajan en la isla se vio agravado por el hecho de que a fines de 2017 firmaron un acuerdo de competitividad por el cual se les congeló el salario por el término de 24 meses, contando desde junio pasado.
En diálogo con iProfesional, el directivo de una de las principales compañías que opera en el sur del país, detalló que «ese acuerdo se firmó con una expectativa de inflación del 17% para este año y del 15% para 2019. Pero ahora el índice se disparó y pasamos a manejar una variación de precios del 30% anual».
«La idea entonces, fue descomprimir el humor social, trasladándole un poco de plata a la gente, dando adelantos o préstamos sin interés, pero siempre dentro del acuerdo», afirmó el empresario, en referencia al pacto que establece no incrementar los salarios por dos años a cambio de no avanzar con despidos.
A propósito de esto, el problema con el que se encontraron en algunas plantas es que quedaron con un nivel fijo de empleados demasiado elevado frente a una demanda que se está desplomando, en algunos casos con derrumbes del orden del 50% interanual.
Sin embargo, estas mismas firmas están limitadas y no pueden echar personal, dado que esta fue una de las condiciones fijadas en dicho plan de competitividad.
¿Cómo están capeando el temporal las marcas de electrónica? La fuente consultada afirmó que «si bien la clave del acuerdo es mantener las dotaciones, hay casos en los que no hubo más remedio que suspender personal».
En total, hay unos 500 empleados suspendidos de manera temporal, sobre una plantilla total de 7.000 trabajadores que están encuadrados bajo el paraguas del plan convalidad por el Gobierno y que no permite despidos.
Frente a este cuadro, «algunas empresas, en lugar de seguir afectando a tanta gente, están abriendo una etapa de retiros voluntarios para aquellos empleados que, por decisión propia, quieran finalizar el vínculo laboral».
«No es algo masivo, apunta únicamente a la gente que se quiera ir», se encargó de aclarar el directivo.
Sin embargo, como el pacto firmado con el gremio y con el Gobierno obliga a que en marzo de 2019 las empresas cuenten con el mismo número de operarios que tenían al firmar el acuerdo, entonces esas bajas sí o sí serán temporales. De modo que en el sector no se están planeando despidos.
«Es una suerte de waiver, un poco de oxígeno que estamos recibiendo para no seguir suspendiendo y no tener la obligación de cubrir hasta marzo del año próximo el puesto que haya quedado vacante con el retiro voluntario. Es decir que es un pequeño plazo de gracia que va a ayudar al sector a transitar mejor este momento de caída del consumo», amplió la fuente.
La expectativa del Gobierno es que justamente en marzo comience a traccionar más la economía y que, por ende, levante un poco más el consumo y mejore el ritmo de actividad.
Preocupación por las ventas
Si bien en el sector cerraron el primer semestre con volúmenes de fabricación en terreno muy positivo, la realidad es que en julio, consumada la devaluación, el panorama cambió drásticamente.
«Cuando se analiza el nivel de ventas, hay que tomar en cuenta dos cifras: por un lado está lo que llamamos el sell out, que son las compras que realiza el consumidor y, por otro lado, está el sell in, que son las adquisiciones que hacen las cadenas comerciales a los fabricantes e importadores», planteó la fuente consultada.
«Las compras de celulares y televisores a nivel minorista cayeron entre un 25% y un 30% en julio, pero lo que también preocupa, y mucho, es que los retailers están reduciendo inventario, porque nadie quiere tener stock parados, y por eso las órdenes de producción se desplomaron casi 50%», agregó.
«Estamos en un contexto en el que la tasa de interés es altísima y por eso ninguna cadena comercial, con el valor del capital de trabajo actual, puede permitirse tener en inventario algo más que lo mínimo indispensable», recalcó el empresario.
Esto se da en un contexto sumamente complejo para las empresas dedicadas a la comercialización de artículos del hogar y electrónica.
Como muestra de la crisis, basta recordar que en junio pasado la dueña del 50% de Musimundo, Carsa, pidió concurso de acreedores por una deuda cercana a los $900 millones, al tiempo que tuvo que informar a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que no podía cumplir con el pago de $116 millones en concepto de obligaciones negociables.
Desde una de las firmas de Tierra del Fuego reconocieron que «la cadena de pagos está muy afectada; hay empresas complicadas y otras que frenan órdenes de compra para no seguir acumulando stock; estamos atravesando un momento realmente complejo».
«Por lo que sabemos, el Ministerio de Producción incluso está analizando distintas vías para ayudar a sostener algunos fideicomisos destinados al consumo», amplió.
Se achica la rentabilidad
El salto del dólar, que acumuló un avance de más del 50% en lo que va del año, estuvo lejos de beneficiar a los fabricantes de artículos electrónicos, en un contexto en el que las marcas debieron salir a competir con una agresiva estrategia a nivel precios.
Los empresarios afirman que sólo fue posible lograr buenas ventas a fuerza de una mayor pérdida de rentabilidad.
“Estamos con bronca porque veníamos con una tendencia muy clara y previsible hasta abril. Había una leve inflación y una microdevaluación con cifras nominalmente bajas. Pero a partir de mayo cambió todo y esto trastocó nuestros planes”, afirmó el directivo.
“Si miramos hacia comienzos de año, acumulamos una devaluación del 50% pero, en celulares por ejemplo, pudimos incrementar los precios únicamente un 14% y en televisores, por la alta competencia que hubo, incluso por debajo de esa cifra”, recalcó.
Frente a este cuadro que complica al “Made in Argentina”, las proyecciones de esta rama de actividad dejaron de ser tan promisorias como antes de que se moviera el balón en Rusia.
Al día de hoy, ninguna empresa se atreve a trazar un escenario con metas de producción, dado que son múltiples las variables que amenazan con complicar al sector, empezando por la inflación, el tipo de cambio y el nivel de confianza de los consumidores.
La caída del consumo afecta fuertemente a las empresas instaladas en la isla, dado que el grueso de los productos electrónicos que se comercializan en el país llevan adherido el logo “Fabricado en Tierra del Fuego”.
En concreto, según datos del sector, 9,3 de cada 10 bienes de consumo que se venden en la Argentina provienen del polo austral.
De modo que el más mínimo cimbronazo siempre tiene una importante repercusión en los niveles de actividad de la isla, tal como está sucediendo hoy día.
Fuente: IProfesional