La reciente victoria de Gimnasia y Esgrima de Jujuy ante Central Norte de Salta dejó algo más que un resultado positivo. Dejó huella. El director técnico Matías Módolo lo resumió en una palabra clave: pertenencia.
Y es que varios de los protagonistas del épico desenlace en “La Linda” son hijos futbolísticos del club, jóvenes que crecieron con la camiseta albiceleste en la piel y hoy se abren camino en la Primera Nacional.
En el once inicial y entre los relevos, el “Lobo” alineó a seis jugadores formados en las inferiores: Francisco “Panchito” Maidana, Diego López, Rodrigo Velázquez, Daniel Juárez y Emiliano Zambrano —quien tuvo su esperado debut profesional—, además de Juan Pablo Córdoba, presente entre las opciones del banco.
“Zambrano es un ejemplo: un pibe de barrio, humilde, responsable”, señaló Módolo con orgullo, y agregó: “En un fútbol tan mecanizado, me gusta apostar por jugadores con potrero, con creatividad”.
El entrenador también destacó el compromiso del debutante: “Es el primero en llegar, aprovecha cada minuto para aprender. Su personalidad y el orgullo por vestir la camiseta de Gimnasia, que representa a toda la provincia, fueron clave para que integrara la lista en un partido tan exigente”.
Consciente de la responsabilidad que implica formar nuevos talentos, Módolo remarcó su respeto por los procesos: “No apuramos tiempos ni debutan por una foto o una medalla. Ingreso a un juvenil cuando sé que está preparado o cuando el contexto lo acompaña”.
Y dejó una reflexión para todo el entorno futbolístico: “Debemos extremar los cuidados con los chicos. El trabajo serio es la raíz del éxito”.
Con un plantel cada vez más nutrido de jugadores surgidos del semillero, Gimnasia refuerza no solo su juego, sino también su identidad. La ilusión del “Lobo” no solo se alimenta de resultados, sino también del orgullo de ver a sus propios changuitos dejarlo todo por la camiseta.