Caruso Lombardi: “¿Sabés la cantidad de jugadores que me acercaron para hacer negocios? ¿Sabés la mugre que hay?”

Ricardo Carusso Lombardi

Mientras se recupera de la operación por un tumor cerebral, el técnico avisa: “Grondona era la Madre Teresa al lado de Tapia”; por qué no lo contratan los clubes y quién maneja el VAR en las sombras

Ocurrió de casualidad, y desde entonces nada fue igual. Ricardo Caruso Lombardi sintió que debía realizarse una tomografía porque su padre había sufrido una aneurisma al cumplir los 60 años. La edad que Ricardo había cruzado. “Cuando me enteré, me la pasé llorando. Venía de contagiarme dos veces de Covid, de una pancreatitis y de golpe, te dicen tumor… Parece que dejé de dirigir y perdí las fuerzas, me agarré de todo. De 2007 a 2018 estuve peleando once descensos, me salvé en diez y no pasó nada, pero las consecuencias parece que se pagan en algún momento”. Hace silencio Caruso Lombardi, sí, hace silencio. Un tumor cerebral, una vena obstruida, la vista del ojo izquierdo muy comprometida y una operación de emergencia en enero en el Mater Dei.

“Tomaba ocho pastillas al principio, después seis y ahora me indicaron cuatro. Estoy entre estudios y chequeos médicos. Ahora uso anteojos, en ocasiones veo nuboso y al menos una vez por día siento embotamientos, como si me atenazaran en las orejas. Cuando me lo detectaron, me asusté. Estuve y todavía estoy preocupado. Yo tengo mucha familia alrededor, hay mucha gente que me quiere también… no todo el mundo está en contra de Caruso”, se relaja un instante. Y retoma una lucha que no culminó: “La medicación es para evitar que tengan que colocarme una válvula de irrigación, porque debido al achatamiento de la vena principal, por el tumor, si hay pérdida de líquido cefalorraquídeo se lastima el nervio óptico y todavía puedo quedar ciego de ese ojo”.

Habla muy en serio Caruso Lombardi. Era el destino, estaba escrito o ¿el éxito como ‘bombero’ traería un impacto en su salud? “No es lo mismo pelear por un título que pelear por no descender, no, no, no hay ni punto de comparación”, murmura… “La gente te para por las calles y te dice que se les va la vida si desciende… Tenés que convivir con los miedos de los jugadores, los miedos de los dirigentes y con tus miedos, porque si te vas al descenso te van a echar la culpa a vos, la foto es tuya, no van a evaluar si antes tuvieron tres años malos”.

-¿Rechazaste alguna propuesta de un club que buscaba salvarse del descenso?

-No, a todos les dije que sí. A mí me das un descenso y me encanta. Miento: en su momento Unión me quedó pendiente porque tenía que viajar a Santa Fe y yo tenía un inconveniente familiar que me impedía irme. Ni la plata llegué a charlar. Aunque con la plata nunca tuve problemas. Bueno, nunca tuve problemas para arreglar, después casi siempre tuve problemas para cobrar. Me falta cobrar en dos lugares todavía, y siempre con juicios de por medio. Antes de salvarlos, te ofrecen todo; cuando los salvás, pasás a ser uno más y quieren que te vayas ya. Ya hiciste lo que ellos necesitaban y no te dejan desarrollar un proyecto a partir de ahí. No te valoran.

-¿Por qué creés que te fue bien?

-No soy mago, soy sensato. Y he tenido la cuota de suerte necesaria. Sé cómo manejar las emociones, sé cómo trabajar a un equipo, sé cómo tratar a los jugadores. Sé, sé, entiendo el palo.

-Tus equipos fueron duros, rocosos. Si hubieses dirigido a planteles con muchas figuras, ¿hubieras jugado diferente?

-Pero tuve buenos equipos…, ¿eh? En algunos lugares de la cancha te hago equipos rocosos, duros e intensos, y en otros, pongo a jugadores que te hacen la diferencia. Si hubiese tenido planteles llenos de jerarquía en todos los puestos, hubiese armado los mismos equipos que todo el mundo me ha visto. ¿Sabés por qué? Porque a los equipos lindos que vos decís, les hacen goles de la nada: de pelota parada y de segunda jugada. Dejan libres los rebotes, retroceden mal, hacen todo lo que está mal. Yo veo a equipos que juegan muy bien, pero que también hacen muchas cosas mal en distintas facetas del juego. Pero atacan muchos y resuelven por volumen o la jerarquía individual los saca de problemas. Pero yo a esos equipos le podría sumar esas cosas que le faltan.

-Si el personaje Caruso fuese más serio, ¿tendrías mejores trabajos? Es decir, ¿te has autoboicoteado?

-Primero, no le envidio nada a ningún técnico. Y segundo, ¿qué es el personaje? Las peleas, las discusiones mediáticas nunca fueron empezadas por mí. Yo me he defendido. Si me buscan, tengo que reaccionar. Si yo no hubiese sido el que soy, no hubiera dirigido en 25 equipos durante 30 años. Yo no jugué la Champions League, no jugué en la selección… El presidente que no me llevó a su club fue por cagón. Muchos son cagones, otros no saben nada y a otros no los dejarán contratarme. Por el tema de los descensos, hoy, tendría cada diez minutos a dirigentes tocándome el timbre de casa, pero no se le animan a Tapia. Porque a Tapia le tienen todos miedo y son todos lamebotas de Tapia. Si me llevan, se tienen que enfrentar con él y tienen miedo que los mande directamente al descenso. Mi último equipo fue Belgrano de Córdoba, y me fui por un partido con Barracas Central, el único que perdimos en un año y medio, el que perdimos a los 97 minutos con nueve jugadores. Les pegaron a mis jugadores, nos cortaron la luz y el agua y el árbitro hizo todo el informe falso. Yo no me voy a dejar basurear a los 60 años, y no dirigí más. Pero el presidente de la AFA me quiere de enemigo… Me bajó de los canales deportivos porque bajan la plata a los canales deportivos, pero de TN no me pudieron bajar. Y en TN digo lo que quiero. Y me tuve que comer dos juicios de Pablo Toviggino y quedé sobreseído; otro juicio de Tapia y quedé sobreseído, y otro juicio de Victorio Cocco y quedé sobreseído. Como no le tengo miedo a nada, que me sigan haciendo juicio.

-¿Dijiste plata a los canales deportivos?

-Sí, y a TN no, porque no es una señal deportiva. En TyC no me sacan nunca, por ejemplo.

-¿Cómo nace la ‘guerra’ con Tapia?

-No lo sé… En febrero de 2018, en el Balneario 12, le conté que quería cambiar el gremio de los técnicos. “Yo te voy a ayudar. Andá a caminar el interior”, me dijo. Y fui a Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y ahí descubrí que los técnicos están abandonados, hechos mierda. Yo le mandaba a ‘Chiqui’ las fotos de los lugares y toda la gente que reunía. Me respondía, todo bien, teníamos un contacto fluido. Nos habíamos puesto de acuerdo: Oscar Garré iría como N° 1 y yo como N° 2 en la lista. Empezamos a hacer gestiones con abogados para parar las elecciones porque querían llevarlas adelante en términos inadecuados, y me de golpe me entero que ‘Chiqui’ le dice a Garré y a su gente “alejate de Caruso”. Me pareció raro. Lo cierto fue que se me empezaron a abrir todos y Tapia no me habló más. Nunca más. En mayo de 2018 fui a la AFA a sacar entradas para que mi hijo fuera al Mundial de Rusia y no me quisieron vender. Entonces fui a verlo a Tapia a su oficina en Viamonte: entro, me hacen subir, y cuando llego, me dice su secretaria que acababa de irse. Se escapó por la puerta de emergencia… Llega el Mundial: yo sin saberlo, graban a escondidas en un local de sushi el video en el que cuento la pelea entre Mascherano y Pavón… Y a Tapia le vino justo: Tapia tenía un compromiso con Mascherano, porque fueron Mascherano y Messi los que le abrieron las puertas de la selección… Yo sabía que Tapia me estaba buscado para liquidarme y ahí dijo “yo me voy a encargar de éste”. Vino el partido de Belgrano en la cancha de Barracas, el juez de línea Bustos me pegaba con el codo para que yo reaccionase, y Nelson Sosa, el referí, me cargaba y me buscaba: ‘Soy daltónico, por eso te cobro todo en contra…’, me decía. Entonces dejé de dirigir, no me iba a dejar seguir forreando. Pero me molesta que Tapia nunca dio la cara, ni en la audiencia del juicio. A él solo le importa la selección y mostrar la copita…

-¿Decís que Qatar lo blindó?

-Qatar le dio impunidad. Por eso ves todo lo que pasa con los árbitros en Primera… Saca descensos cuando dijo que no podía haber más de 20 o 22 equipos en Primera… El Federal A es un desastre total, están haciendo otro desastre en la B Nacional…, el VAR es otro desastre y encima, a todo eso, agregale las casas de apuesta que entraron. Peligrosísimas. Podes apostar que vas a dar, o vas a hacer cinco córners, por ejemplo… y es facilísimo hacer o conceder eso. Peligrosísimo.

-Hace tiempo que sos muy crítico del arbitraje.

-Pero está todo a la vista. Muchos árbitros jóvenes, de ahora, nunca jugaron al fútbol. Y los que van promocionado del ascenso no suben por sus condiciones, suben porque hacen los deberes y cumplen las cosas que les piden. Entonces, cuando les toca dirigir un partido normal no saben cómo hacerlo porque están acostumbrados a dirigir pensando en una camiseta sola. Tiene que subir tal equipo del Federal porque tiene este gobernador, este intendente, este diputado…, o mejor ayudemos a este porque es el dueño de tal banco… ¿Por qué no ponen a gente capaz, mejor? Beligoy, si no hace lo que le dicen, no dura ni dos minutos ahí. A los árbitros los maneja el señor Pablo Toviggino, por supuesto, con la venia de Tapia.

-Y el VAR es…

-Un ‘engaña pichanga’ para seguir manipulando la situación. El VAR lo maneja el community manager, que le toca el hombro al encargado de la cabina para que llame o no llame al árbitro de campo. Y las líneas las hacen como les conviene. Y el VAR de acá es tecnológicamente el peor de todos, el de Bélgica, y algunas trampitas se pueden hacer. ¿Por qué creés que a veces tardan cuatro cinco minutos para definir una jugada? Porque están esperado el llamado telefónico. Ya saben que fue penal o que no fue gol, pero esperan el llamado telefónico para definir qué hacer. La AFA tiene todo: todos responden a la AFA, los gremios de los jugadores, los técnicos y los árbitros. La gente de la AFA me ha hecho la vida imposible, simplemente por pelear por los técnicos.

-¿Qué relación tenés con los técnicos consagrados o de renombre? ¿Los buscaste, te atendieron, se interesan?

-A medias, a medias. Te pueden decir “estoy con vos, metele, para adelante…”, pero en realidad, los técnicos de nombre no le dan bola al gremio porque no les importa, no necesitan la obra social. Sí, he notado de parte de ellos mucha subestimación hacia mí, me miraban de costado porque venía del ascenso. ‘¿Y éste quién es?’ Creo que les daba bronca… Yo no cagué nunca a nadie, pero mi persona despierta cierto rechazo, lo sé, no soy boludo, la tengo clara. Siempre sentí rechazo. ¿Por qué? Salir en todos lados, creo que molesta. Que se diga ‘el equipo de Caruso’, les molestaba a muchos jugadores, a muchos dirigentes y a muchos entrenadores… Y ahora, la mayoría le tiene pánico a una foto conmigo porque si se entera Tapia, los borra.

-¿Por qué no se alzan otras voces, por qué te quedas solo en las denuncias?

-Por miedo a quedarse sin trabajo. Todos los técnicos me dicen los mismo: “Ricardo, no me puedo quejar porque no laburo más”. Pregunto: ¿a cuántos clubes cagan por fecha? A un montón. ¿Y a cuántos presidentes escuchás públicamente quejarse? A Ninguno. Ya sabés: si te toca perder, callate. Habló el de Estudiantes de Buenos Aires y no ganó más. El de Atlético Tucumán… y guarda que no lo manden al descenso. El de Talleres es fuerte [Andrés Fassi], pero no vino a levantar la mano para los descensos y fijate lo rápido que actuaron: el gol que le hizo Lanús el otro día no dudaron y ni la fueron a ver. Todo eso te demuestra la realidad. Nos quieren tomar de tarados, pero no somos tarados. No tengo por qué agachar la cabeza.

-¿Nunca tenés miedo?

-¿Miedo? Salvo a la muerte, a nada. A nada. No necesito ir a comer afuera con tres patovicas. A mí la gente me adora por la calle. Tapia entró en la cancha de Newell´s, en la despedida de Maxi Rodríguez, y lo silbaron de todos lados; yo voy a Newell´s y me ovacionan. Hay una diferencia muy grande.

-¿Qué relación tuviste con Grondona?

-Un monstruo. Y ahora lo quieren cagar a Arsenal. Tapia no tendría que olvidarse de quién le dio de comer, y tendría que respetarle su equipo y no cagarlo. Grondona era la Madre Teresa de Calcuta al lado de Tapia.

-Si estuviese vivo, quizás, estaría procesado.

-No me interesa, yo digo como fue conmigo. Yo las tres veces que lo necesité, fui a verlo y me ayudó.

-¿Y tu familia? Tenés un hijo pequeño, pero otros dos grandes, de 34 y 28 años. ¿Ellos qué opinan, y tu mujer?

-No, no. Y no le permito a nadie que se meta con mi familia. Yo no voy a cambiar. Nunca, jamás, nunca, voy a ser lamebotas de nadie. Me hacés un reportaje hoy, y buscás otro que me hayan hecho hace 20 años y digo lo mismo. No voy cambiando lo que digo, no miento, a mí no me condenan los archivos, y no todos pueden decir lo mismo.

-¿No te duelen las críticas que recibís?

-Nada.

-Que le pediste dinero a jugadores, ¿tampoco?

-Tampoco, porque no lo van a poder demostrar nunca. El día que venga un jugador y me lo diga a mí, directamente, no aparezco nunca más por ningún lado. Estoy muy tranquilo. Cuando me plantaron lo del jugador colombiano en Tigre [Juan Angulo, en 2010, dijo que Caruso le había pedido dinero a su representante para dejarlo jugar], había muchas cosas delicadas de por medio. Me llamaron amigos y me dijeron “salí de ahí porque podés pasarla mal con tus hijos. Ya está, te pegaron ese carpetazo, cométela”. Obvio que no fue cierto, y supe por dónde venía… Pero dejala ahí. Tantas cosas me propusieron en mi carrera. Una vez, de un equipo de Primera, para no irse al descenso, me vinieron a ver a mi casa con una valija de cuatro metros para que yo me fuera al descenso con mi equipo. Que fuera para atrás. La que había era para salvarse de por vida, y los mandé por donde vinieron. ¿Sabés la cantidad de jugadores que me acercaron para hacer negocios? ¿Sabés la mugre que hay? Jamás le di bola a nadie. Nunca necesité nada, y sabés la tranquilidad que tengo. Jamás, jamás vas a encontrar en un café, en un asado, en una charla privada, a un jugador te diga que le pedí plata. Yo nunca cagué, defraudé ni traicioné.

-La frase dice que lo más sano del fútbol es el jugador…

-Sanata, sanata… Hay buenos y hay malos. Como en todos los ramos. A mí me traicionaron exjugadores, me traicionaron políticos y me traicionaron técnicos.

-Por ejemplo…

-Estoy dolido, muy dolido con una persona a la que le tenía confianza y aprecio. Estoy dolido con Martín Galmarini, que de repente apareció como el apoderado del gremio de los técnicos. Lo escuché en la radio y dijo que yo estuve mal, que yo debí llamarlo por teléfono. ¿Yo a él? Si él apareció como apoderado de una lista que arruinó a todos los técnicos del país. Yo no traiciono. ¿Quién lo puso ahí? Pensalo…, pensalo. A buen entendedor.

-Compartiste varios años en Tigre con Massa. ¿Quién es Massa?

-… No opino. No opino. Porque si opino, puedo…, cómo lo puedo decir, puedo decir algo que frente a una votación le puede servir o no. ¿Entendés? Entonces, prefiero no opinar de él. No voy a opinar ni hoy, ni mañana ni nunca más. ¿No sé si te quedó claro?

-Infiero que, si opinaras, ¿podrías complicarlo?

-No voy a opinar de él. Yo creo que él, a mí, me debe mucho. Cuando ascendió con Tigre él se iba y yo le dije “quedate, que con 30 lucas que vos me conseguís, yo te armo el equipo”. Y lo saqué bicampeón y reventamos la cancha. Fue mutuo, él también me ayudó y no me faltó nada. Con el campeonato ganó la intendencia de Tigre. Lo que yo digo es que hay que tener memoria.

-Tus triunfos, los de Tigre, ¿lo posicionaron políticamente?

-¿Hacé la cuenta? Empieza a hacer campaña ahí, desde 2004, no es desde antes. A mí me debe mucho, a mí me debe mucho, pero cada uno sabe lo que hace en la vida.

-¿Es cierto que un día lo fuiste a ver Alberto Fernández?

-Sí, lo fui a ver a Olivos, en octubre del año pasado. De la nada fui. Me hicieron pasar, me llevaron en el carrito, lo saludé a Dylan… Iba a pedirle que ayudara para que hubiese una elección libre en la asociación de técnicos, para que los 30 mil técnicos pudiesen votar y no que 700 resolvieran todo para quedarse con el gremio, como sucedió. Y Alberto me iba a atender, pero de golpe la ama de llaves me dijo que no me iba a poder recibir. Mientras yo esperaba, alguien lo llamo y le dijo “no lo atiendas, no lo atiendas”. Después me escribió Alberto, tengo todo guardado en el celular. “Como vas a venir así a mi intimidad…”, me puso. Pero yo no salté el paredón, si pasé quiere decir que me iban a recibir, sino, ni me dejaban cruzar el portón.

-¿Y quién lo llamó?

-Y… quien tenía interés en que yo no ganara con los técnicos.

-¿Tapia?

-… Mmm, no sé si fue del lado de la AFA. Dejalo ahí.

-¿Massa, entonces?

-Dejalo ahí.

-¿Sabés que partidos políticos te han medido en intención de votos?

-Sí, pero la política nunca enseña lo bueno, siempre muestra lo malo. Muchos partidos políticos me han buscado, me quieren, pero si me meto en política ya sé qué va a pasar: me van a dar plata para hacer 10 calles y a la tercera me van a decir “basta, no hagás más nada”. No, y me voy a pelear. Los políticos enseñan lo malo, como a los árbitros les enseñan lo malo. Lo que prometen y lo que hacen los políticos me parece aberrante. Y ya lo dije: yo nunca cagué, defraudé ni traicioné a nadie.

Cristian Grosso

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