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“Mentiroso”, “estafador”: el cruce entre Domingo Cavallo y De Mendiguren, a 20 años de la crisis del 2001

Domingo Cavallo y José Ignacio de Mendiguren protagonizaron este miércoles una intensa y muy acalorada discusión en un programa de televisión que recordaba el inminente vigésimo aniversario de la renuncia de Fernando de La Rúa a la presidencia.

Se acusaron por la responsabilidad de la crisis del 2001. Ambos sacaron viejos trapitos al sol como si fueran de hoy y alternaron descalificaciones variadas, desde «mentiroso» a «estafador».

El exministro de Economía de la Alianza hablaba de las razones que, según su visión, derivaron en aquella crisis política, económica e institucional. “Muchos de los que empujaban la desestabilización en ese momento, lo que querían era el abandono total de la convertibilidad y pesificar compulsivamente los depósitos y los préstamos. Esa gente no estaba conforme con (Adolfo) Rodríguez Saá”, recordó.

«Estafador», lo cruzó De Mendiguren.

Los caldeados días de 2001 parecieron volver al presente. El ahora presidente del BICE, que abreva en el armado político de Sergio Massa, le reprochaba a «Mingo» -como lo llamó- por polémicas medidas como el megacanje y el corralito, que impidió el acceso de los ahorristas a sus cuentas bancarias.

El padre de la convertibilidad le endilgaba a su interlocutor la responsabilidad de la pesificación asimétrica, durante el gobierno de Eduardo Duhalde.

Cavallo disparó la chispa necesaria para que se encendiera la batahola dialéctica, uno por videollamada y otro en el estudio, en el programa A Dos Voces, de TN.

“Los que empujaban todo eso iban a hablar con Alfonsín y con Duhalde porque sabían lo que querían. Pero Alfonsín y Duhalde no entendían bien y creían que, con el abandono de la convertibilidad, iban a aumentar los salarios e iba a disminuir la desocupación y la pobreza», explicó.

Y puntualizó: «El plan era otro, a mí me lo habían contado y yo los saqué vendiendo almanaques de mi despacho».

«El plan era pesificar, porque de esa forma, todos los que estaban endeudados en dólares, las grandes empresas que representaba De Mendiguren, iban a licuar sus pasivos”, acusó el economista.

El ex titular de la Unión Industrial Argentina también en tiempos de Carlos Menem tomó rápidamente recibo y retrucó: “Cavallo, ¿está hablando en serio o cree que somos bobos? Me parece que tiene fiebre, Cavallo, a usted lo traiciona el subconsciente. Cavallo. Usted es un mentiroso y está mal de la cabeza”.

Y agregó, en relación al informe que se presentó en el programa sobre los episodios de diciembre de 2001: “¿No se conmueve al ver los muertos que provocó?».

«Por favor, Cavallo, tenga un poco de piedad con lo que le hizo a los argentinos. El descalabro lo armó usted, que ni el Fondo nos pudo dar 12.200 millones de dólares porque se había rifado todo”, apuntó De Mendiguren.

Luego, contragolpeó: “El que dio un seguro de cambio a todos sus amigos empresarios de la Mediterránea en el ’82, y le perdonó las deudas, y el Estado se hizo cargo, fue Felipe Domingo Cavallo (sic)”.

«Sos un mentiroso, un lobbysta», le gritó Cavallo, sin corregir su nombre. «No te cree nadie, Mingo, pero mirá lo que provocaste, dejá de mentir», le contestó su rival.

«Estudiá y no digas estupideces como las que escribiste en ese libro que acabás de publicar», redobló el exministro de Economía, con una promoción editorial no intencionada en su enojo. «Vos leés lo que yo he escrito», se envalentonó el ex ministro de Producción de Duhalde.

Paradójicamente, Cavallo recalcaba su negativa a debatir con De Mendiguren por «mentiroso», mientras lo hacía en vivo por TV.

«El que dijo que había que pesificar uno a uno las deudas fue tu discípulo Mario Blejer», arremetió el industrial contra el economista, al mencionar al ex presidente del Banco Central en un semestre de 2002.

La efervescencia fue en aumento. El resto de los invitados al estudio (entre ellos los ex presidentes Rodríguez Saá y Ramón Puerta) eran meros espectadores de una disputa salpicada con viejos rencores.

«Vos tendrías que estar preso, porque pusiste un sistema bimonetario de curso legal, sin prestamistas de última instancia. Sabías que cuando había una corrida no podías pararla. Por eso paraste los bancos. Caradura. Calmate, Domingo, contestá lo que te estoy diciendo. No podés», desafió De Mendiguren.

Cavallo, en gran parte porque sus palabras chocaban con las de su interlocutor, llevó la conversación a un terreno en el que intentó exponer algunas credenciales.

«Me metieron preso y me liberaron porque 60 personalidades del mundo, incluyendo 4 premios Nobel, firmaron una solicitada en mi defensa, y por eso se asustaron y me dejaron en libertad», sacó a relucir el economista cordobés.

Ante esta situación, De Mendiguren expresó, con una sonrisa incrédula en el rostro: «Parece un programa cómico esto por lo que estábamos escuchando».

«Con vos ahí no puede no ser cómico. Te has pasado la vida diciendo mentiras en la televisión para defender las barbaridades que le hiciste hacer a Duhalde y a Alfonsín», le volvió a tirar Cavallo.

Tan caldeado fue el encontronazo que, desde el programa A dos Voces, mandaron a un corte comercial para calmar a los dos contrincantes dialécticos que discutían como si no hubiesen pasado 20 años de la crisis más grave que vivió el país.

Segundo round y lexotanil

Al volver de la pausa, la conversación giró hacia otros invitados y Cavallo intercambió opiniones con el radical Ángel Rozas, también en el estudio.

Luego volvieron a cruzarlo con De Mendiguren. «El amigo Cavallo no es que no hizo nada, se comió un blindaje, un megacanje, le sacó el 13% a los jubilados. Hizo todo para ajustar y reventó el país «, volvió a la carga el ahora massista que entonces estaba en el directorio Banco Nación.

Arrancaron de nuevo. «Ha destrozado… lo que hizo…», intentó continuar.

-Sos un mentiroso, interrumpió Cavallo.

-Pero callate la boca. No, vos no… Yo no soy ningún mentiroso, contestó De Mendiguren.

«Vos venías a pedir que te resolviéramos el problema de tus amigos», azuzó el ex ministro de Economía. «Nunca pedí un peso, mi empresa funciona», le respondió, nuevamente embravecido su interlocutor.

Y de nuevo, superpuestos se acusaron. «Lobbysta», «vos te llevaste pesos de comisiones que no tenías que llevarte».

Los conductores del programa, faltos de tiempo, ofrecieron que ambos volvieran en una próxima oportunidad. «Cómo no -dijo el De Mendiguren-, con un lexotanil». Cavallo finalmente relajó y lanzó su tan típica risa.

Pero el debate -y el recuerdo histórico- distó mucho de ser gracioso.

DS

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